El Forjista
Mayo de 2009
Los mayores empresarios agroganaderos se agrupan
en la Sociedad Rural Argentina (SRA), institución de trágico
pasado, al que sus integrantes intentan cuidadosamente mantener en
las sombras.
La SRA ayudó a crear las condiciones y luego procedió
a apoyar y a lucrar durante las dictaduras que asolaron al país.
Los grandes terratenientes apoyaron el golpe de estado contra Hipólito
Yrigoyen y sus hombres fueron colocados en puestos de importancia
en el gobierno del general Justo junto a los representantes de las
empresas inglesas que convirtieron al país en una virtual colonia
de Inglaterra.
También confabularon contra el gobierno popular del Gral. Perón
al cual nunca le perdonaron, entre otras medidas, el Estatuto del
Peón Rural, ley que llevó por vez primera cierto grado
de justicia social al campo, donde los terratenientes imponían
a sus trabajadores condiciones propias del feudalismo.
En el predio de la Sociedad Rural, hoy en propiedad de una sociedad
integrada por el millonario candidato De Narváez, pasearon
en una carroza tirada por caballos al dictador Onganía premiado
por el aplauso de los concurrentes a la exposición anual de
agroganadería.
En ese mismo lugar se aplaudió a otro tirano, el general Videla
y cada aniversario del 24 de marzo, la SRA publicaba una solicitada
felicitando a los dictadores.
Eso sí repudiaron a un presidente democrático como Alfonsín
al que intentaron impedirle que hablara, es muy fácil de imaginar
que pasaría si la presidente Cristina Fernández intentara
concurrir a la famosa muestra anual.
Durante los años de la última dictadura y luego durante
la Década Infame Menemista a esa oligarquía, cuyo vocero
era el diario La Nación, se le incorporaron otros sectores,
muchos de ellos provenientes de lo que se conoció en su momento
como “la patria contratista”, para conformar una nueva
minoría de poder, tan rapáz como la anterior.
Asi se incorporaron a la nueva clase dirigente los grupos Macri, Clarín,
Perez Companc, Roggio, y otros más, para conformar un conglomerado
de intereses que continuó con esa costumbre de imponer los
gobernantes y la política económica.
En los últimos años gran parte de la oligarquía
agro exportadora se volcó a la soja, principalmente desde 1996
cuando se autorizó el ingreso de la soja transgénica,
la cual fue aprobada por el Secretario de Agricultura del menemismo,
Felipe Solá, en un trámite en tiempo récord y
donde gran parte del expediente fue integrado por el material de la
principal interesada, la multinacional Monsanto.
El agroquímico conocido con el nombre glifosato está
estrechamente vinculado a la soja transgénica por ser resistente
a ese producto, recientemente un investigador del CONICET que denunció
el carácter criminal del efecto del glifosato sobre los seres
humanos recibió amenazas y hubo intentos de difamar su informe.
Ni Clarín ni La Nación informaron sobre el trabajo de
este investigador confirmando su complicidad con el conglomerado sojero.
Bastó que un gobierno constitucional intentara una tímida
medida como fue la movilidad de las retenciones al sector rural en
un momento de grandes ingresos para el sector, para que esa clase
social saltara a la yugular en un intento de debilitar y hasta deponer
de ser necesario al gobierno votado por la mayoría.
La Federación Agraria, que agrupa a sectores de ruralistas
más pequeños que los de la SRA, echó por la borda
la tradición de un gran dirigente como Humberto Volando, adversario
de las políticas liberales, para asociarse a la oligarquía
agrupada en la SRA de la mano de Buzzi y De Angelis.
Los grandes medios de comunicación, los partidos opositores
y una porción importante de la clase media conformaron una
comparsa que acompañó a las exigencias de la SRA.
La izquierda cipaya también contribuyó con el colorido
de sus banderas rojas al festejo de los ruralistas, en tanto que hubo
otros izquierdistas que se declararon neutrales.
Bandas de neto corte fascistas cumplieron funciones de amedrentar
a legisladores y sus familiares, y hasta llegaron a amenazar a artistas
populares que sólo se atrevieron a dar su opinión sobre
un conflicto en el que opinó todo el mundo, el voto del temeroso
Cobos mucho tuvo que ver con esa campaña de intimidación.
Ya que mencionamos al vice presidente, su continuidad en el gobierno
no puede tener otra razón que la especulación de ser
un posible reemplazante de la presidente de acuerdo a las intenciones
reconocidas por Biolcati, también miembro de la SRA y el eterno
defensor de las dictaduras militares y enérgico cuestionador
de los gobiernos democráticos, el dr. Mariano Grondona.
Varios políticos privilegiaron sus compromisos con el sector
rural, Felipe Solá no fue el único, el ex corredor del
Fórmula 1 y discípulo menemista, Carlos Reuteman también
prefirió apoyar a sus colegas campestres. De igual forma procedió
el discípulo y funcionario de Domingo Cavallo, el gobernador
de Córdoba.
Con miras a las elecciones de junio la mayoría de los partidos
opositores han abierto sus listas a los principales protagonistas
del paro agropecuario.
Carrió se sintió ofendida porque los dirigentes rurales
no respondieron de la manera que ella esperaba, sin embargo el partido
radical llenó sus listas de hombres del campo,
en tanto que Miguens ex presidente de la SRA se incorporó al
PRO.
Esto ha producido algunas paradojas como que el vicepresidente de
las Confederaciones Rurales Argentinas, Ricardo Buryaile, que durante
el conflicto propuso cerrar el Congreso ahora es candidato a diputado.
Es indudable que si estos sectores que responden al conglomerado oligárquico
que tiene el liderazgo del SRA lograra vencer en las elecciones harán
prevalecer, una vez más, sus mezquinos intereses y concluirán
imponiendo sus condiciones, situación que implica inexorablemente
volver a los ajustes que desencadenaron la crisis del 2001.
Nunca llegaremos a consolidar la democracia mientras las minorías
adineradas impongan su voluntad a las mayorías y a los gobiernos
elegidos por esas mayorías.
Si queremos llegar a la adultez democrática es indispensable
no dejarnos atropellar por la soberbia de los barones de la soja,
tenemos una nueva oportunidad que sería interesante no dejar
pasar.