El Forjista

Biografía de Juan Domingo Perón

Capítulo 53 - El gobierno de Frondizi

Con el apoyo del peronismo el 23 de febrero de 1958 la fórmula Frondizi- Gomez se alza con una cómoda victoria llegando a los 3.989.478 votos contra la fórmula de la UCRP que alcanzó las 2.526.611 adhesiones, hubo unos 800.000 votos en blanco producto que algunos peronistas se negaron rotundamente a votar por Frondizi. 

El diario La Nación defensor de los intereses oligárquicos lanza la denuncia de la existencia de un pacto entre Perón y Frondizi con la intencionalidad que los militares impidieran el acceso de Frondizi al gobierno, Rojas y la Marina pretenden actuar para impedir que el presidente electo asuma, sin embargo, Aramburu y el Ejército optan por otro camino, se lo dejará asumir, pero con la firme decisión de limitar su poder de decisión, los militares se quedaron con el poder de veto.

A pedido de Frigerio, Perón ordena a los peronistas cesar con cualquier acto de confrontación hasta el 1° de mayo oportunidad en que asumiría el nuevo presidente, acto al que concurre el vicepresidente de los Estados Unidos, Richard Nixon.

En tanto que en la República Dominicana Perón continuaba su exilio plagado de dificultades financieras por lo que opta por trasladarse a un hotel de menor categoría, el dictador Trujillo le ofreció reiteradamente dinero para paliar su situación, lo que el general argentino indefectiblemente rechazaba, los derechos de autor de sus libros comenzaron a llegar y daban cierto alivio a la situación.

Otra medida que colaboró para mejorar la situación financiera del líder exiliado fue que Frondizi descongeló algunos sueldos atrasados que no había podido cobrar en su oportunidad, también se le pagó por algunos bienes que le habían sido expropiados, con esos aportes más lo que cada tanto Jorge Antonio le hacía llegar, la situación financiera fue mejorando.

A raíz de la aparición de su libro “Los vendepatrias” a comienzos de 1958 en donde incluye varias citas de artículos de Scalabrini Ortiz, le envía el libro con la dedicatoria: “Al amigo Raúl Scalabrini Ortiz, con todo mi afecto y en homenaje a su lucha denodada contra el colonialismo”.

El libro iba acompañado de una carta donde le decía: “A usted le cabe el honor de ser el precursor, el formador de una promoción que alimentó la Revolución Nacional. Por otra parte, el mérito de la popularización y realización de los principios de la independencia económica y soberanía política es obra exclusiva del justicialismo que las vinculó estrechamente con el problema nacional. Hoy, mi amigo, comprobamos con alegría que su popularidad es inmensa, porque su lenguaje y sus conceptos están en el pueblo y usted puede dialogar cómodamente con él…”. (1)

Scalabrini le contesta: “He dejado para el final el testimonio de mi agradecimiento por las generosas palabras con que premia mi tarea. Imposible me resulta describir la hondura de mi emoción. Me pide usted que me encargue de la organización y dirección de los intelectuales. Su ofrecimiento es la mayor muestra de simpatía que he recibido en mi vida, pero temo que la tarea se exceda de la órbita de mis aptitudes. He sido siempre un trabajador solitario y obstinado, y me parece un poco tarde para cambiar y reeducarme. Le ruego que reconsidere su pedido y lo adecue a mis cualidades y defectos. Tengo cierta agudeza para planificar los aspectos generales de los asuntos, para verlos, digamos, desde un punto de vista estratégico. Pero los detalles políticos se me escapan. La minucia de la táctica escapa del ámbito de mis condiciones. Sería un buen oficial de Estado Mayor y un mal conductor de tropas en el terreno. ¿Para qué cambiar? Agradezco asimismo las transcripciones que usted hace de mis trabajos en su último libro Los vendepatrias. Usted me hace entrar en la historia a empujones. ¡Tan Don Nadie he querido ser siempre!”. (2)

También esa misiva tiene respuesta, Perón expresa en la oportunidad: “No soy yo, con una carta, quien lo hace entrar en la Historia sino su obra incansable, su vocación patriótica y su sacrificada trayectoria. Nosotros siempre lo consideramos de los nuestros y cada una de sus líneas es un aporte al movimiento peronista que valoramos debidamente y apreciamos como parte de nuestro acervo”. (3)

Con el tiempo el pacto Perón-Frondizi se hará conocido por todos los argentinos quedando en la historia como un acuerdo de conveniencia en que fue roto al poco tiempo, pero hubo paralelamente otro pacto según algunos historiadores y dirigentes de la época, el que Frondizi acordó con Aramburu, que le permitía al líder radical asumir la presidencia contrariando la voluntad de la Marina, pero lo hizo condicionado e incumpliendo todos los acuerdos.

Frondizi no cumplió con nadie, hizo exactamente lo contrario a lo que había anunciado y significó una dura desilusión para amplios sectores de clase media que no simpatizaban con el peronismo pero que tenían en sus mentes el desarrollo de un tibio programa progresista.

Frondizi había sido un activo enemigo de los acuerdos petroleros que intentó Perón con compañías norteamericanas, ni bien llegó al gobierno intentó algo similar borrando con el codo lo que había escrito en su libro “Petróleo y Liberación”.

El gobierno le solicitó a Cooke, delegado de Perón, una tregua de 60 días y envió a un emisario a hablar con Perón para convencerlo de las bondades del proyecto privatizador del petróleo que intentaba el gobierno.

Perón le escribe a Cooke el 7 de junio de 1958 lo siguiente: “Creo que tenemos que comenzar a tomar providencias para el caso en que Frondizi nos deje en la estacada, como también para obligarlo a cumplir utilizando el mismo sistema que él usa para dilatar las cosas. Mientras él retarda, nosotros debemos acelerar, es la única manera de mantener el ritmo. Debe saber que si el 1° de agosto o ha cumplido bien todas las cosas prometidas, nosotros le descargaremos un golpe mortal y, en consecuencia, debemos prepararnos para dar ese golpe mortal, cuyo primer acto puede ser el de paralizar el país, disminuir el ritmo de todo, especialmente de la producción, iniciar la resistencia pasiva sin violencias y basada en la desobediencia civil, poner en ejecución la oposición violenta en lo político, iniciar una campaña de desprestigio del gobierno, etc, etc.” (4)

La política económica del gobierno va adquiriendo un claro tinte liberal con las clásicas medidas de ajuste y privatizaciones, el 21 de diciembre de 1958 el gobierno acuerda con los Fondo Monetario Internacional por un denominado eufemísticamente plan de estabilización y desarrollo, que incluyen una reducción del 15 % de los empleados públicos, parálisis de la obra pública, aumento de las tarifas de los servicios públicos y restricción del crédito.

Un conflicto que sacude al estudiantado y que deriva en la toma de colegios y universidades es la que se conoció como la opción de “laica o libre” por la cual el gobierno de Frondizi autorizó a la creación de universidades privadas, decisión que contaba con el apoyo de la Iglesia Católica que podía iniciar el desarrollo de sus propias instituciones terciarias y universitarias.

El gobierno sufrirá un continuo desgaste a los seis meses, renuncia el vicepresidente Alejandro Gómez por discrepancias con Frondizi, también se ve obligado a renunciar el más estrecho colaborador del presidente Rogelio Frigerio por presiones militares.

En enero de 1959 se sanciona la Ley de Inversiones Extranjeras que le otorga a las multinacionales el mismo derecho que a las empresas nacionales y se dispone la privatización el Frigorífico Lisandro de la Torre.

Esta privatización pone en funcionamiento una heroica resistencia de los trabajadores del frigorífico liderados por el histórico dirigente Sebastián Borro, el gobierno militariza el conflicto poniendo en movimiento a 15.000 efectivos de las fuerzas armadas y cuatro tanques de guerra, el conflicto se agrava, se decreta la huelga general, los trabajadores del frigorífico reciben el apoyo de los vecinos del barrio de Mataderos.

Los trabajadores toman el frigorífico, las fuerzas represivas utilizan un tanque estadounidense Sherman de la Segunda Guerra Mundial para derribar las puertas del frigorífico y tomar el establecimiento, la represión del gobierno produce un muerto y varios heridos.

Sebastián Borro, el metalúrgico Augusto Vandor y otros dirigentes son detenidos, el Consejo Superior Peronista se desentiende del conflicto desautorizando a Cooke que había apoyado a los trabajadores.

Cooke combina estadías en Montevideo con visitas clandestinas a Buenos Aires, en esta época comienza el distanciamiento de Cooke con gran parte de la dirigencia peronista e incluso con Perón que mantiene su tradicional posición de respetar la amplitud movimientista sin definirse por ninguno de los sectores en pugna a menos que considere que la desviación ideológica o política es de tal gravedad que amerite su intervención.

En el caso de las diferencias por la resistencia de los trabajadores del Frigorífico, Perón no cuestiona ni al Consejo Superior, ni a Cooke.

Como certeramente señala Galasso el alejamiento de Cooke coincide con la presencia en la conducción peronista de dirigentes más afectos a pactar con el régimen, en vez de enfrentarlo como pretendía Cooke.

El rumbo del gobierno estaba claramente dirigiéndose en la dirección contraria a la que se había acordado con Perón, razón por la cual el dirigente exiliado decide dar a conocer el pacto firmado en su oportunidad, esta decisión provoca una conmoción política en el país e incrementa la crispación de los militares, hacia fines del año 59 los planteos militares al gobierno eran cotidianos.

El gobierno a su vez decide profundizar el rumbo neoliberal designando a un representante del capital extranjero en el Ministerio de Economía y Trabajo, al político sin votos Álvaro Alsogaray.

El 27 de marzo de 1960 se realizan elecciones legislativas, en la oportunidad Perón hace un llamamiento a votar en blanco dejando al desnudo a la UCRI que sin el apoyo peronista no hubiese podido ganar una elección, una vez más el voto en blanco es la opción más votada con 2.155.532 seguido por la UCRP con 2.091.703 y relegando a la UCRI con 1.792.497.

El 27 de marzo de 1960 Perón comenzó su viaje a España que será su nuevo lugar de exilio, si bien ni Franco ni los militares españoles tenían simpatía por Perón por su tendencia a reivindicar lo social lo que levantaba sospechas de ser un rojo, tal es así que en trece años de exilio Perón y Franco sólo se vieron una vez, pero lo que era indudable era el cariño del gran parte del pueblo español hacia Perón que había hecho llegar su ayuda cuando el mundo entero le dio la espalda a España.

Para evitar cualquier inconveniente con el gobierno argentino Perón fue recibido en Sevilla por funcionarios menores y sin ceremonia alguna, al día siguiente fue trasladado a un hotel en Torremolinos.

Al poco tiempo Perón se muda a un pequeño chalet en Málaga, su rutina no cambia en cualquier lugar en que se encuentre, se levanta temprano y realiza largas caminatas, dedicando gran parte de su tiempo a responder la cuantiosa correspondencia que recibe, en tanto casi simultáneamente que Perón viaja a España, Cooke se traslada a Cuba para colaborar con el gobierno revolucionario.

Las medidas impopulares del gobierno de Frondizi producen la reacción de los trabajadores sindicalizados, el gobierno responde con el denominado Plan de Conmoción Interna del Estado (Plan CONINTES) que significaba responder a las protestas con represión.

En abril de 1961 los fracasos económicos llevan a la renuncia de Alsogaray pero es reemplazado por otro representante del capital extranjero Roberto Alemann, para completar el panorama de entreguismo se nombra asesor a un viejo oligarca al servicio de los intereses foráneos, Federico Pinedo.

Por esos días se realiza en Punta del Este una reunión del Consejo Interamericano y Social, en representación del gobierno cubano concurre el Che Guevara, unos días después el dirigente revolucionario ingresa de incógnito a la Argentina y se entrevista con Frondizi que intenta incursionar como mediador por el conflictiva situación entre los Estados Unidos y Cuba, al trascender la realización de la reunión los mandos militares vuelven a mostrar su profundo disgusto, desde 1955 los militares estaban siendo adoctrinados para encolumnarse tras los designios del imperialismo norteamericano.

Tal vez uno de los escasos logros del gobierno de Frondizi sea que se llegó a la normalización de la CGT, la central fue entregada a los trabajadores el 16 de marzo de 1961 al conformarse una comisión integrada por 20 gremios, 10 que respondían a las 62 Organizaciones Peronistas y otros 10 que se consideraban independientes, surgían nombres que tendrían una larga actividad en el sindicalismo de los años venideros como Vandor, Alonso, Framini, por el peronismo y Riego Rivas, Pérez Leirós, Armando March, Salvador Marcovecchio por el sector antiperonista y que con el tiempo irán perdiendo su influencia.

También surge una tendencia que responde a un sindicalismo combativo que tenía su representación en nombres como Sebastián Borro, Jorge di Pasquale y Avelino Fernández que por un tiempo formarán parte del nuevo Consejo Coordinador y Supervisor del Peronismo.

Amado Olmos un representante de ese sindicalismo expondrá su visión el 13 de julio de 1961: “Nosotros no pretendemos un partido de clase, que sería, en última instancia, la negación del justicialismo, pero sí exigimos la hegemonía en la dirección táctica del partido. No pueden sobrevivir en la dirección los mariscales de la derrota. Es necesario aniquilar a los viejos exponentes de sectores sociales que no han alcanzado aun a comprender que dos Argentinas antagónicas se hallan enfrentadas y sus posibilidades de coexistencia se encuentran agotadas. El peronismo es el vehículo revolucionario de esa Argentina que se nutre en las grandes masas laboriosas y en los cabezas negras: esa es su grandeza y su vigencia. Quienes pretenden desdibujarnos, quienes quieren complicarnos con el régimen y convertirnos en otro apéndice del mismo, esos no pueden estar a nuestro lado, no pueden llamarse peronistas…” (5)

Perón se traslada a mediados de 1961 a un departamento en Madrid cuyo alquiler pagará Jorge Antonio, mientras tanto sigue promoviendo la unificación del peronismo para lo cual decide olvidarse de las deslealtades de ciertos dirigentes enrolados en el neoperonismo que promovían “el peronismo sin Perón”, ni Cooke, ni el sindicalismo combativo simpatizaban con esa idea de borrón y cuenta nueva.

Se hacía muy difícil conducir al peronismo desde el exilio, en razón de las diversas corrientes internas, que incluía una tendencia conciliadora que había ingresado en componendas con el gobierno a pesar de los incumplimientos reiterados de Frondizi.

Como un intento desesperado para frenar las conspiraciones militares contra su gobierno Frondizi viaja a los Estados Unidos con la idea que, si contaba con el apoyo del gobierno de ese país, difícilmente los militares se atrevieran a dar el golpe de Estado.

En noviembre de 1961 la CGT convoca a un paro de 72 horas para protestar contra las políticas de ajuste neoliberal que significaba una pérdida del nivel de vida de los trabajadores y la entrega del patrimonio nacional mediante el formato de las privatizaciones.

El 15 de noviembre de 1961 Perón se casa con María Estela Martínez en Madrid con ceremonia religiosa incluida, un sacerdote autoriza la boda a pesar de que había dudas si en 1955 Perón había sido excomulgado por la Iglesia, a pedido del líder argentino el Papa recién se expide el 13 de febrero de 1963 en el sentido que nunca había sido excomulgado.

En enero de 1962 la Organización de Estados Americanos, institución que se constituyó en un apéndice de la política exterior de los Estados Unidos dispone en una decisión vergonzosa la expulsión de Cuba, Argentina se abstuvo, pero el 9 de febrero presionado por los militares el gobierno argentino rompió relaciones con Cuba.

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(1) Norberto Galasso, Perón. Exilio , resistencia, retorno y muerte. Tomo II Colihue 2011 Pag. 863

(2) Idem pag. 863 y 864

(3) Idem. Pag 864

(4) Correspondencia Perón- Cooke tomo II pag. 58

(5) Norberto Galasso Tomo II pad. 896

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