El Forjista

Biografía de Juan Domingo Perón

Capítulo 32 - La marcha de la economía

Entre 1945 y 1949 los salarios recibieron un incremento real del 30% y se produjo un aumento significativo de los mismos en el producto nacional pasando del 45 al 55%.

Los trabajadores lograron otros importantes beneficios que abarcaban a estatales, bancarios, judiciales y trabajadores de seguros que dejaron de trabajar los sábados, descanso que también se expandió a alumnos y profesores.

Sin duda hubo un crecimiento económico excepcional durante los gobiernos peronistas no obstante lo cual, los historiadores liberales se esmeraron en retacear las cifras lo más que pudieron.

El radical Félix Luna señala que la producción petrolera “fue languideciendo”, a pesar que reconoce un incremento del 700.000 metros cúbicos entre 1946 y 1952, y que YPF detectó y comenzó a explotar nuevos yacimientos, por cierto que la importación debió duplicarse y eso significó una falta de divisas que llevaron al gobierno en los últimos años a intentar un acuerdo con una petrolera estadounidense, esta situación fue precisamente producto de un crecimiento acelerado de la industria y del incremento del consumo popular.

Galasso nos aporta cifras más fehacientes porque su comparación llega hasta 1954 y muestra que YPF tuvo un espectacular incremento de la producción del 70 %, y que la empresa procedió a renovar la flota de buques tanques, con la compra de 18 buques, a pesar de esto la producción quedó retrasada por el gran crecimiento de la industria, pero la situación se agravó porque las grandes potencias implementaron un boicot de la Argentina impidiéndole un normal abastecimiento de material para perforación y otro equipo necesario. Más adelante veremos las negociaciones con la Standard Oil.

Luna a su vez habla de un “moderado éxito” en la explotación carbonífera de Rio Turbio, este yacimiento había sido descubierto en 1887, pero no era explotado porque en el país existía una mentalidad colonialista que prefería comprarle el carbón a los ingleses, en 1943 un departamento de YPF comenzó a realizar la exploración de la zona y en 1947 empezó la explotación con la creación de la empresa Yacimientos Carboníferos Fiscales.

Una de las medidas más trascendentales fue la creación del IAPI que nacionalizaba el comercio exterior de la principal producción del país, es decir la agrícola, y que limitaba el negocio de las grandes multinacionales como Dreyffus y Bunge y Born, no puede sorprender que ese instituto recibiera los ataques de los sectores reaccionarios y liberales.

Aunque traten de disimularlo es indudable que estaban defendiendo los intereses de las multinacionales, apenas disfrazando los argumentos, Félix Luna señala sin mostrar ninguna prueba fehaciente que en el IAPI había corrupción, cabe destacar que después del golpe del 1955 todos los funcionarios fueron detenidos primero e investigados después, sin que se pudieran encontrar pruebas de corrupción prácticamente en ninguna de esas investigaciones. Pero aún así, suponiendo que el IAPI hubiese corrupción no quería decir que el instituto fuera perjudicial para el país, porque fue el que permitió que el Estado se hiciera de recursos para fomentar la industria.

Por su parte Joseph Page nos informa que las críticas al IAPI no sólo fueron internas también llegaron desde los Estados Unidos, por elevar el precio de los granos, precisamente porque el organismo se encargaba de defender la producción nacional y obtener mejores precios.

La economía, aún dependiente de la producción agrícola ganadera, sufrió un duro golpe producto de la sequía de los años de 1951 y 1952, a la que Luna prácticamente ignora para poder echarle la culpa al IAPI, también el Plan Marshall para ayudar a Europa, perjudicó sustancialmente a la Argentina.

A raíz de la sequía y la caída de la producción agrícola se establecieron restricciones al consumo interno, en vez de pan blanco se debió consumir pan negro, lo que fue utilizado por la oposición como una muestra de la incapacidad del gobierno.

En 1949 Miguel Miranda se retira del gobierno, tanto por cuestiones políticas como también por razones de salud, porque ya había sufrido dos infartos, murió el 1953 de una afección al corazón, hasta ese momento había sido una figura central de la política económica del gobierno.

En 1952 en el segundo mandato de Perón es designado en el Ministerio de Economía Alfredo Gómez Morales que le dará a la economía un tinte mucho más austero, que coincide con las dificultades que comienza a padecer el gobierno.

Pero estas dificultades que el gobierno debió enfrentar, no le hacen perder de vista la dirección en la que había que avanzar, tal vez el crecimiento tiende a desacelerarse pero de ninguna manera se detiene y sigue el rumbo fijado desde el inicio.

Parte de los obstáculos que se veía necesario enfrentar estaban relacionados a que las grandes potencias nunca se la hacían fácil, querían en todo momento hacerles pagar su ínfulas de soberanía, el 20 de agosto de 1947 Inglaterra declaró la inconvertibilidad de la libra esterlina, hasta ese momento, el país compraba maquinaria y equipos en los Estados Unidos y los pagaba con esas libras acumuladas en Gran Bretaña durante la Guerra y con las nuevas exportaciones dirigidas hacia Inglaterra, pero la decisión del país europeo produjo serias dificultades para abastecerse de insumos imprescindibles para la industria.

Producto de esta situación, Argentina quedó con una deuda con los Estados Unidos que pensaba cubrir con la exportación de productos con el Plan Marshall pero como fue excluida, el gobierno decide enviar una misión al país del norte encabezada por el Ministro de Hacienda Ramón Cereijo, que viajó el 14 de marzo de 1950 llegando a un acuerdo para saldar las deudas comerciales por 125 millones de dólares.

En general, estas dificultades son ignoradas por los historiadores antiperonistas en su afán de mostrar un gobierno que cometía error tras error.

El 23 de septiembre de 1951 Perón expone ante oficiales superiores, su decisión en cuanto a continuar protegiendo la industria nacional, incluso al precio de padecer la falta de divisas: “Cuando terminó la guerra, más de catorce mil industrias nuevas se habían hecho prósperas durante los cinco años de la contienda, pues no venía ninguna mercadería del extranjero. Si cuando yo me hice cargo del gobierno, hubiera abierto la importación, siete mil hubieran quebrado porque eran industrias antieconómicas, antieconómicas en los precios o en los costos de producción, pero eminentemente económicas en el aporte del trabajo personal. Pero ¿cómo podríamos hacer para proteger esas industrias? Había dos maneras: creando barreras aduaneras – cosa antipática y que este mundo librecambista y teórico combate en todas partes- y, no disponiendo divisas, creando los permisos de importación, para mantener el nivel de saldos. Entre los dos sistemas elegimos el de no tener dólares, porque cuando dijeron los importadores ‘Vamos a traer 5 mil heladeras eléctricas’, nosotros contestamos ‘no tenemos dólares’, y las fabricó Siam-Di Tella con material y trabajo argentinos. Con el agregado de que los precios nuestros son ahora más baratos que los de importación…primero queremos que se satisfaga nuestro pueblo y exportamos sólo el remanente. Si no conseguimos dólares, paciencia, haremos en el país lo que no podemos traer con los dólares que nacen de la miseria, del hambre y del dolo de nuestro pueblo”.(1)

Aún antiperonistas como Luna se vieron obligados a reconocer ciertos logros del gobierno por ejemplo que existió un extraordinario crecimiento de la construcción de viviendas populares, mientras que el turismo social convierte a Mar del Plata en una atracción que antes estaba vedado para los sectores populares.

Se redujeron de manera impresionante la mortalidad infantil y las enfermedades infecciosas producto de la labor incansable del ministro de Salud Pública Ramón Carrillo. Igual destacada labor cumplió el Director General de Paludismo y Enfermedades Tropicales del Ministerio de Salud Pública, Carlos Alberto Alvarado, que posibilitó reducir radicalmente los casos de paludismo que pasaron de 300.000 casos en 1946 a 137 en 1949.

También fue muy eficaz el combate contra un flagelo para las cosechas como eran las langostas.

Y hasta el historiador radical se vio forzado a reconocer: “Lo que sea: el hecho es que el paludismo desapareció y la langosta fue eliminada. Con poco más, un gobierno entero hubiera justificado su paso por el poder”. (2)

El segundo plan quinquenal había conseguido estabilizar los precios, el control de precios ejercido por el gobierno estaba mostrando resultados, los salarios también se congelaron, pero tenían un buen colchón producto del incremento del salario real muy por encima de la inflación.

Félix Luna también se vio obligado a reconocer que la economía estaba mejorando luego de un par de años difíciles: “Los mejores saldos de este ajuste se evidenciaron en los años siguientes y hasta 1955 con una tasa de inflación muy pequeña y una paulatina recuperación del salario real, y siempre con una alta participación obrera en la distribución del Producto Bruto Nacional”.(3)

Antonio Cafiero señalaba lo siguiente al referirse a los últimos años del gobierno peronista: “El optimismo general se tonificaba con los síntomas de recuperación general que comenzaron a percibirse en el último trimestre del año 1952. Las perspectivas de las cosechas para 1952-53 eran excelentes. La recuperación de la ganadería se presentaba promisoriamente. Los índices de la actividad industrial denotaban un paulatino incremento de esas actividades. La balanza comercial que había venido arrojando fuertes déficits comenzó a equilibrarse ya para fines de 1952, y aún a dar saldos positivos tan pronto como surtieron efecto diversas medidas que se adoptaron respecto del comercio exterior. Después de largos años de incesante crecimiento de precios, el costo del nivel de vida- su principal índice- se había estabilizado”.(4)

La política económica beneficiaba a la inmensa mayoría del pueblo argentino, sin embargo, había sectores que se consideraban afectados, el principal fue la oligarquía terrateniente y también sectores de clase media propietarias de inmuebles en alquiler que tenían las locaciones congeladas.

La política que favorecía el desarrollo industrial provocaba un fenómeno en que los empresarios beneficiados no consideraban que eso fuera producto de la política estatal sino de su habilidad para los negocios, pero además se sentían molestos por los reclamos sindicales. Gracias al peronismo surgieron nuevos empresarios que sin embargo adquirían prontamente una mentalidad oligárquica soñando con comprarse un campo para ingresar a la Sociedad Rural, como acertadamente señala Norberto Galasso y antes Arturo Jauretche.

El 28 de febrero de 1952 Perón exponía sobre la situación económica resaltando algunos aspectos fundamentales: “La intensa utilización de divisas, la baja de los precios internacionales para colocar nuestros productos en el exterior y otros factores internacionales monetarios y comerciales – entre ellos, la declaración unilateral y violatoria de tratados, inconvertibilidad de la libra esterlina- provocaron, en 1949, dificultades en materia de divisas. Otro factor decisivo de esa injusta situación fue la aplicación discriminatoria del Plan Marshall, del cual nuestro país fue excluido, no obstante, los compromisos existentes y la circunstancia de ser un importante productor de alimentos y materias primas”. (5)

Explicaba que esas dificultades serían sorteadas recurriendo a acuerdos bilaterales con todos aquellos países con predisposición a hacerlo, y que además se instrumentarían medidas contra el agio y la especulación, pero uno de  los condimentos más importantes era la de no caer en el endeudamiento externo que había provocado una sangría constante de divisas y una dependencia externa: “preferimos afrontar el problema con nuestros propios medios sin recurrir a empréstitos que hipotecan el futuro y comprometen la independencia y la soberanía. No tenemos deudas, poseemos un país rico y orgulloso, tenemos medios y hombres para trabajar…Durante cinco años no hemos pedido al pueblo ningún esfuerzo extraordinario y menos aún el menor sacrificio para realizar su felicidad y la grandeza de la Patria”.(6)

El 5 de marzo de 1952 en un mensaje radial el presidente convoca a la consigna “producir, producir y producir”, había que producir más y consumir menos, era una forma de combatir la inflación y derrotar la especulación, responsabilidad de problemas económicos, pero también de comerciantes y empresarios que deliberadamente especulaban no sólo para ganar más sino para crear un clima desestabilizador. La falta de algunos productos era mostrada por la oposición como el fracaso de una política y no como la consecuencia de factores internos y externos pero también era una forma de mostrar una crisis ahí donde no la había.

El desabastecimiento se ha convertido en un fuerte factor utilizado por sectores empresarios para desgastar, desestabilizar y por último derrotar a gobiernos populares, Perón lo expresó con claridad el 1° de abril de 1953: “Algunos dicen que la carne falta – y son de la contra- porque la estamos mandando a los ingleses. ¡qué va a faltar carne aquí! ¡Aquí lo que falta es vergüenza! Tenemos 45 millones de vacunos. ¡Cómo puede faltar carne!... Le hemos pedido a los ganaderos que traigan su hacienda, pero pedirle a esa gente es como pedirle a la pared. Como no han obedecido al primer pedido, veremos si obedecen a la segunda intimación; a la tercera, los voy a traer a ellos junto con las vacas… Vamos a alcanzar una solución justa y rápida. Y de los sectores que incidan en el no abastecimiento, de esos me encargo yo, porque ya he dicho que, aunque sea voy a carnear en la Gral. Paz y voy a repartir carne gratis, si es necesario. La pagarán los que no han sabido cumplir con su deber de abastecedores…”.(7)

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(1) Norberto Galasso. Perón. Formación. Ascenso y Caída 1893 1955. Tomo I Colihue 2011 pag. 585 y 586

(2) Félix Luna. Perón y su tiempo. Tomo I. La Argentina era una fiesta. Ed. Sudamericana 1984. Pag. 404

(3) Félix Luna. Perón y su tiempo Tomo II. La comunidad organizada 1950-1952 Edit. Sudamericana pag. 282

(4) Idem pag. 284

(5) Norberto Galasso Tomo I pag 591 y 592

(6) Idem pag. 592

(7) Idem pag. 630

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