El Forjista

Biografía de Juan Domingo Perón

Capítulo 25 - Diferencias irreconciliables

Los enfrentamientos entre el oficialismo y la oposición fueron entrando en una espiral ascendente de chicanas, recriminaciones y agresiones que convertían el clima político en una caldera que parecía a punto de explotar.
Félix Luna se esfuerza por mostrar una oposición inocente y perseguida por un oficialismo artero que tenía por finalidad acosar a los heroicos diputados radicales, la verdad es bastante diferente.

El 5 de agosto de 1948 se expidió la comisión que tenía por finalidad investigar la actitud del diputado Sanmartino por su expresión injuriosa “aluvión zoológico”. Al asumir su defensa el diputado radical volvió a lanzar insultos contra el oficialismo: “Esta no es una boite de moda, ni un club social. Esta es la Cámara Libre de un pueblo libre. Y el presidente de la República no puede hablar como el jefe de una tribu al compás de tambores de guerra, para despertar el odio o la adhesión de las turbas ululantes…” (1) Balbín asume la defensa del diputado y acusa al gobierno de dividir a los argentinos.

Luna le echa toda la culpa al oficialismo “Pero no hay duda de que era un proceso sin retorno: cuanto más agredía a la oposición más encono provocaba, y por consiguiente más difícil se hacía la posibilidad de crear territorios para una convivencia. Entonces todo se fue haciendo más absoluto, drástico y primitivo, y en consecuencia menos solucionable en términos de política racional”. (2)

En 1949 se produce la expulsión de dos diputados radicales uno de ellos era Agustín Rodriguez Araya que había comparado al gobierno con “Alí Babá y los cuarenta ladrones” y el teniente coronel retirado Atilio Cattáneo que se había ofrecido a comprarle la quinta de San Vicente al presidente porque la cifra en la declaración de bienes la consideraba muy baja.

Al hablar en el congreso Balbín hace referencia al asesinato de un dirigente socialista en épocas de Mussolini y compara aquel accionar criminal con la expulsión de Rodríguez Araya, luego en un acto en Rosario, Balbín acusa a Perón de dictador y lo compara con Mussolini y Hitler.

A fines de 1949 el dirigente radical Ricardo Balbín fue desaforado a pedido de un juez de Rosario, cinco meses después fue detenido, el 12 de marzo de 1950 después de votar Balbín fue detenido por la policía, fue trasladado a Rosario a declarar ante un juez y luego a San Nicolás, terminó alojado en la cárcel de Olmos, en noviembre de 1950 fue condenado por un juez a cinco años de prisión por desacato reiterado, el 2 de enero de 1951 fue indultado por el presidente.

Varios opositores partieron al exilio el primero de ellos fue el conservador Vicente Solano Lima, que paradójicamente en 1973 asumiera la vicepresidencia del país en alianza con el peronismo.

Luego de la aprobación de la reforma constitucional un grupo de mujeres de la alta sociedad sale a manifestar y son detenidas, una de ellas, Adela Grondona declaraba después: “Ahora sabemos que clase de gente es eso que llaman pueblo, que sale a la calle en ciertas ocaciones y comete desmanes… Accedimos al pedido de la Madre Superiora y fuimos a comer con las otras presas del patio… Eran feas y negras. Después del almuerzo se apretujaron para mirarnos de cerca. Con mucho respeto, algunas nos tocaron los brazos como para contagiarse de nuestro destino…Algunas de nuestras compañeras estableció la costumbre de abrazarnos: eso es espantoso, un verdadero sacrificio, por el olor que despiden…”. (3)

Reynaldo Pastor un dirigente conservador expresó años después sus sentimientos sobre la ebullición popular que invadía cada rincón del país y que resultaba insoportable para quienes se consideraban como los únicos con derecho a acceder a un buen nivel de vida: “El turismo oficializado, para jolgorio de unos cuantos privilegiados, fue como un azote descargado sobre el rostro de los pueblos del interior… Hombres y mujeres de todas las edades, de la más variada gama de siluetas y tipos, y con abundante superávit de oscura pigmentación, fisgoneadores e impertinentes, llegaban a los modestos pueblitos del interior, se instalaban durante días en los lugares de mayor tránsito, en las márgenes de arroyuelos cristalinos y rumorosos, haciendo alarde de sus desnudeses y excrecencias adánicas, que para peor de todos los males, eran la contrapartida de la estética, la belleza y el sentido del pudor con que la naturaleza suele adornar a la criatura humana… A la muchedumbre no le importa si el gobierno es bueno y malo, sólo quiere divertirse y alimentarse gratis, sin realizar ningún esfuerzo, ningún trabajo y sin tener que pensar en obligaciones. Y por eso se siente satisfecha y contenta, halagada y feliz, con el pan dulce y la sidra, con el juguete y la diversión que le vienen desde lo alto… premio de su holganza y de su obsecuente fanatismo”.(4)

Otra frase de antología de este dirigente conservador que llegó a escribir un libro que tituló “Frente al totalitarismo peronista”, decía con su odio de clase: “En el bajo fondo del peronismo, la soberbia, la grosería y el desparpajo se expandieron como el reguero de aceite sobre la placa de mármol. Una ola de guaranguería y brutalidad cubrió hasta el más remoto rincón del país, sin respetar nada y sin que nada la contuviese. El personal de campo, la sirvienta de la casa, el repartidor de comercio, el taxista, el guarda del tranvía o del tren, la telefonista, el empleado público del comercio o la industria, se conducían con altanería e insolencia inusitadas: su lenguaje era soez y sus gestos torpes, inamistosos y soberbios”. (5)

El socialismo actuaba con particular virulencia contra el oficialismo en el periódico La Vanguardia aparecían caricaturas que mostraban a los peronistas como personas sin cabeza, dibujos que eran reproducidos luego por revistas estadounidenses como Time y Newsweek, en tanto uno de los máximos líderes Américo Ghioldi que por sus contactos con la embajada de los Estados Unidos fue bautizado por los peronistas como “Norteamérico”, participó activamente en el golpe de estado comandado por el General Menéndez.

Otro dirigente conservador Emilio Hardoy, que en la década del 70 actuó en el partido de Alvaro Alsogaray, creía ver hasta algo diabólico en el símbolo peronista del bombo por eso dirá: “El símbolo del peronismo es el bombo que anuncia la venganza… El bombo ha sido utilizado desde 1943 como medio de propaganda, como anuncio de presencia multitudinaria, como prolegómeno de tumulto y desorden. Cuando encabeza una manifestación y aparece en una concentración de público tiene siempre un sentido ominoso. Es decir, azaroso, de mal agüero, abominable, gritón. A su lúgubre compás se quemaron iglesias, bibliotecas, sedes sociales…”. (5)

Martínez Estrada uno de los intelectuales que sacó a relucir el mayor odio de clase hacia los trabajadores expuso lo siguiente: “…creó un cuerpo domiciliario de haraganes estafadores. Un changador, un taximetrista, un mecánico de radios o de báculas que no entiende su oficio, un plomero, un lustrador, de pisos que hasta ayer fueron repartidores de almacén y que cobran su trabajo a razón de 4,30 la hora. Y están tan infatuados que nos humillan con su arrogancia de analfabetos cuando le preguntamos por sus honorarios…lumpem proletariat…pigmeos de los mismos políticos a quienes desprecian… No hay otra salida que llamarlos, pagarles y sufrir la estafa porque el caño se desuelda, el mosaico se salta, la radio no funciona”.(7)

También se produjeron huelgas promovidas por sectores sindicales vinculados a los partidos Socialistas y Comunistas, en algunos casos respondían a cuestiones estrictamente gremiales pero también hubo conflictos con el claro objetivo de desestabilizar al gobierno.

El 19 de noviembre de 1950 comenzó un paro de ferroviarios, conflicto que no contó con el aval de la Unión Ferroviaria, se llegó a un acuerdo que no fue cumplido y los trabajadores retornaron al paro el 16 de diciembre, se produjeron despidos y detenciones por lo que los gremialistas decidieron un paro por tiempo indeterminado el 7 de enero de 1951, el gobierno lo declaró ilegal

Eva quién había asumido la función de la relación del gobierno con el sindicalismo decidió concurrir a los talleres ferroviarios Eva les lanzó la siguiente afirmación a los trabajadores en huelga: “Ustedes les están haciendo el juego a los ´contreras´. Vuelvan al trabajo”.  Los trabajadores se quejaron de la intervención del gremio y el cierre de sus locales.

Ella gestionó y logró la reapertura de los locales y luego volvió a los talleres de Constitución, a viva voz les recordó los beneficios que los trabajadores obtuvieron de parte del gobierno y los acusó de ingratos, unos días después el Ministerio de Trabajo decretó la movilización militar de los trabajadores ferroviarios.

Eva acompañada del secretario General de la CGT anunció beneficios para la cooperativa de los ferroviarios, pero la huelga continuó, años después dirigentes socialistas reconocieron la intencionalidad política del paro con el objetivo de debilitar al gobierno.

Este enfrentamiento fue doloroso para Eva, así lo relató en “La razón de mi vida”: “También el papel de Evita es a veces amargo. Toda esta semana pasada, por ejemplo, me ha resultado amarga. Ha habido una huelga y ésta tuvo que ser declarada ilegal por injusta… Sé que la mayor parte del gremio, y que todo el pueblo ha repudiado el proceder de estos ingratos, indignos de vivir en esta Nueva Argentina de Perón. Sé todo esto y sin embargo toda la semana he vivido amargada. Solamente me consolé cuando decidí salir a recorrer los lugares de trabajo y conversar con los mismos obreros en huelga. Me acompañaron dos obreros de la Confederación General del Trabajo. Quise hacer esta salida sin guardias ni escoltas que nunca uso y menos en esta ocasión en que iba a ver qué ocurría con los obreros en huelga…. En cada lugar hablé con los obreros. Ellos nunca se imaginaron por supuesto verme llegar, y menos a la hora que llegué: el recorrido duró desde las 12 de la noche hasta las 4 y media de la mañana”.

El conflicto provocó la renuncia del ministro de Transporte, Perón se ocupó personalmente del conflicto habilitando personal militar para manejar las locomotoras, las tareas comenzaron a normalizarse el 27 de enero de 1951.

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(1) Norberto Galasso. Perón. Formación. Ascenso y Caída 1893 1955. Tomo I Colihue 2011 pag. 523

(2) Perón y su tiempo Tomo II. La comunidad organizada 1950-1952 Félix Luna Edit. Sudamericana pag.19

(3) Norberto Galasso. Tomo I pag. 544 y 545

(4) Idem pag. 545

(5) Idem pag. 488

(6) Idem pag. 368

(7) Idem pag. 482

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