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El Forjista

Lo que aprendimos de Jauretche

 

Argentina país semicolonial

 

En su libro de memorias “Pantalones cortos” nos cuenta que cuando era niño la mentalidad predominante promovía que los argentinos, los uruguayos y algunos chilenos consideraban que no formaban parte de Hispanoamérica, ellos se sentían predeterminados a seguir el mismo destino que los Estados Unidos, sólo era cuestión de tiempo, nadie se percataba del racismo que implicaba esa posición, ni de las diferencias existentes entre el Norte y el Sur del Continente.

Nadie alzaba su voz para denunciar las tropelías imperiales en América Latina, Asia y Africa, las agresiones de las potencias eran apenas correctivos necesarios para educarlos y que entraran en razón. Esos argentinos y uruguayos que se excluían de América Latina se consideraban blancos y europeos.

En esa atmósfera surgieron las ideas sociales, políticas y económicas que dominaron las mentes de varias generaciones; el mismo Jauretche estuvo afectado en su juventud de esa enfermedad colonial que solía afectar a los más leídos: “En definitiva era patriota –como creo haberlo sido toda mi vida- pero de un patriotismo inflado y declamatorio que no atinaba a comprender la naturaleza de la patria entre la puerilidad escolar del encono contra el godo y toda la historia que se nos enseñaba, y un medio ambiente como el que acabo de señalar en que el patriotismo se identificaba con civilización, y civilización con la imagen de un país bárbaro y primitivo que debía realizarse, llevado de la mano y siguiendo los ideales propuestos a la periferia desde el centro, que lo irradiaba envueltos en palabras bellas y en imágenes de prosperidad material. Se practicaba el desprecio de la realidad presente en función del futuro y la extirpación de todas las características propias para adoptar las prestigiadas desde afuera”.

El Ferrocarril Oeste fue el primero en el país, llegaba hasta Bragado, luego fue vendido a los ingleses  en 1890 ,”ya entonces se desnacionalizaba sistemáticamente”, después se creó la leyenda de la promoción que desarrollaba el capital extranjero.

 De esa manera el capital extranjero diseñó un sistema de transporte creando una geografía económica adecuada a sus intereses, la red se dirigía al puerto para que saliera esa mercadería primaria, y se construyó un ferrocarril a imagen y semejanza, que se hizo fundamentalmente con el esfuerzo nacional pero que quedó en manos extranjeras.

Esos ferrocarriles en manos inglesas utilizaron unas tarifas diferenciadas que imposibilitaba el surgimiento de un transporte nacional colocando en manos foráneas la posibilidad de alentar o hundir determinadas industrias. Este sistema era completado porque casi todos los servicios públicos también eran predominantemente ingleses colocando al país en una situación de humillante dependencia.

Esta política tuvo un resultado catastrófico para las artesanías e industrias del Interior, citando a Ramos mencionaba que en el país había en 1869 unos 90000 tejedores sobre una población de 1.769.000 en 1895 sólo quedaban 30.300 sobre 3.857.000 habitantes.

El sector agropecuario jugó un factor clave en el desarrollo económico del país durante la etapa de economía primaria exportadora, la concentración de la propiedad territorial en pocas manos provocó que este sector adquiera una preponderancia política, este grupo delineó una política que sólo contemplaba sus intereses y los de sus compradores británicos mediante el libre comercio opuesto a la integración nacional y el desarrollo de sectores industriales, esto se desarrolló hasta 1930 cuando las nuevas condiciones exigieron una transformación económica.

“Pero la riqueza territorial era aquí un regalo de los dioses y no el producto del esfuerzo y la aptitud capitalista de esa clase.” “El aprovechamiento comercial – en el nivel internacional- de la producción agropecuaria, era por completo ajeno a esa clase, y así la estancia moderna fue más que nada una prolongación del frigorífico que demandaba esa transformación de las razas, y el frigorífico una prolongación del único mercado posible y estimable: el británico”.

“Del dominio económico surge el dominio cultural. La gran prensa es el instrumento más efectivo para sembrar entre la “gente culta” el ideario conveniente que es facilitado por las comprobaciones del éxito inmediato, que parece evidente, de la teoría del progreso ilimitado a lograr por esos carriles; sólo se necesita mantener como dogma indiscutible los enunciados liberales impuestos después de Caseros, y que constituyen el fondo común del pensamiento ilustrado de la Universidad, la escuela y el libro. Ya veremos cómo la falsificación de la historia es una complementación útil al mantenimiento de esa dogmática”.

FORJA jugó un papel fundamental denunciando la función de la banca extranjera que nunca aportó capital para el desarrollo nacional, contrariamente se convirtió en intermediario entre el Estado y los productores a los que explotaba obteniendo una ganancia abusiva.

El hijo del general Roca, vicepresidente de la Nación, declaró que Argentina desde el punto de vista económico era parte del Imperio Británico, las leyes votadas en 1935 conformaban el estatuto legal del coloniaje, el objetivo era detener cualquier progreso que no significara el desarrollo de la producción agro-ganadera.

Mitre arengó a los soldados que marchaban a la Guerra del Paraguay a destruir ese país hermano porque no se sometía a los deseos británicos: “Cuando nuestros guerreros vuelvan de su larga y victoriosa campaña a recibir la larga y merecida ovación que el pueblo les consagre, podrá el comercio ver inscriptos en sus banderas los grandes principios que los apóstoles del libre cambio han postulado para mayor felicidad de los hombres”.

Sarmiento en tanto proclamaba: “La grandeza del Estado está en la pampa pastora, en las producciones del Norte y en el gran sistema de los ríos navegables cuya aorta es el Plata. Por otra parte, los españoles no somos ni industriales ni navegantes, y la Europa nos proveerá por largos años de sus artefactos a cambio de nuestras materias primas”.

Son estas definiciones de nuestros “próceres” liberales las que provocaron esta declaración de Jauretche: “Desde Pavón se aplicó la política de país chico. Ahora los recursos aduaneros, que se limitaban y habían servido para pelear contra lo extranjero, serían útiles para aniquilar al interior; y la protección, que había sido la defensa económica de éste, desaparecía para abrir el camino al importador”.

Esta situación que estamos exponiendo muy brevemente fue denunciada por FORJA y expuesta magníficamente por el autor de “Los profetas del odio” en pocas palabras: “Hay un solo problema: el coloniaje. Hay una sola solución: la emancipación nacional”.

La misión de Jauretche a lo largo de toda la vida podría definirse en el siguiente párrafo:  “Desentrañando la trama de nuestro coloniaje económico, que fue nuestra primera tarea, descubrimos que él se asentaba sobre el coloniaje cultural. Descubrimos que ambos coloniajes se apuntala y conforman recíprocamente, pero que si el coloniaje económico daba los puntos de apoyo al cultural, éste era a su vez, la forma de penetración y de estabilización de aquél”.

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