El Forjista

Biografía de Hugo Chávez

Y un día América Latina se puso de pie

Capítulo 22 - La ideología de Hugo Chávez

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Cuando se realizó la inauguración de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribe (CELAC) en el 2012 en Caracas, Cristina Fernández de Kirchner le regaló a Hugo Chávez el libro “Historia de la Nación Americana” de Jorge Abelardo Ramos.

De esa manera la presidenta argentina puso, aunque sea de manera virtual, en contacto a dos hombres que tenían muchos puntos en común, al menos en el plano ideológico.

Apodado  “el colorado” y fallecido en 1994, Ramos  fue un historiador y político argentino que se convirtió en la figura más importante de una corriente a la que se conoció como  “izquierda nacional”, esta tendencia surgió como respuesta a una izquierda que sólo miraba hacia el exterior para explicitar sus posturas por lo que nunca llegaba a comprender la realidad nacional y latinoamericana, pero el esfuerzo mayor de Ramos y su gente estuvo centrada  en entender a ese fenómeno particular que se llamó peronismo al cual el resto de la izquierda despreciaba y enfrentaba aliándose con los partidos de la oligarquía.

El aporte de Ramos a la comprensión de la historia y la realidad argentina fue muy importante, varias generaciones arribaron al entendimiento de la cuestión nacional con la lectura de sus libros, sin embargo cuando se lanzó a la arena política llegó a cometer serios errores que lo llevaron a terminar sus días apoyando al gobierno neoliberal de Carlos Menem y de esa manera contrariaba todo lo que había sostenido a lo largo de su vida.

No obstante, sus errores políticos no invalidan una producción intelectual que ayudó a echar luz sobre el pasado que estaba infectado por la versión oligárquica de la historia, aquí intentaremos señalar algunos puntos de contactos entre el pensamiento de Ramos y el de Hugo Chávez que nos parecen de interés para comprender más acabadamente las motivaciones ideológicas de la obra inmensa realizada por el presidente bolivariano.

La imperiosa necesidad de la unión de los  pueblos latinoamericanos fue una de las banderas levantadas por el historiador argentino, uno de sus primeros libros se llamó: “América Latina: Un país”, también reivindicó fuertemente a Simón Bolívar ya que la versión oficial y liberal de la historia lo presentaba con ambiciones personales de conquista y enfrentado a San Martín para ocultar su coincidencia fundamental: luchar por una América Unida en contraposición de la idea de Patria Chica que promovía la oligarquía afincada en Buenos Aires.

En otro libro, su magnífica versión de la  historia argentina, Ramos anunciaba un tiempo que tal vez haya llegado con estos presidentes latinoamericanos, que como Hugo Chávez, gobiernan pensando en el bienestar de sus pueblos, decía Ramos: “Somos un país porque no pudimos integrar una nación y fuimos argentinos porque fracasamos en ser americanos. Aquí se encierra todo nuestro drama y la clave de la revolución que vendrá”.

También leyendo a Ramos comprenderemos ese empecinamiento chavista en buscar en la historia de su país  las razones y soluciones a los problemas actuales que se evidenciaba en ese apasionado estudio de la vida y la obra de Bolívar y que de ninguna manera se limitaba a una simple sed de conocimiento.

Explicaba Ramos: “…para liberarse un país semi-colonial debe realizar un examen implacable de todas su vicisitudes, revalorar su pasado y distinguir la porción de influencia extranjera que distorsionó su vida. La historia argentina no se ha cerrado; está por realizarse su destino nacional, estrechamente asociado al destino común de América Latina. Las corrientes políticas de hoy no son sino prolongaciones renovadas de grandes fuerzas que arrancan de nuestros orígenes”.

Y para concluir con esta brevísima comparación quisiéramos introducirnos en lo que en algún momento se denominó “la teoría de los dos ejércitos” sostenida por Ramos y que podía explicar que las Fuerzas Armadas en América Latina produjeran a personajes siniestros como Pinochet y Videla, pero también a patriotas latinoamericanos con sensibilidad social como Chávez y Perón.

Decía Ramos: “La presencia dominante del imperialismo extranjero, de una oligarquía antinacional y de una mediocre burguesía nativa, permite al Ejército, bajos ciertas circunstancias críticas, asumir la representatividad de las fuerzas nacionales impotentes, o, por el contrario, transformarse en el brazo armado de la oligarquía. Esta dualidad se funda en la dualidad que existe en la sociedad semi-colonial, donde no hay una sola clase dominante, a ejemplo de los países imperialistas, sino dos, una tradicional y una moderna, aunque mucho más débil. La pugna entre ambos grupos, aquél vinculado al sistema agrario-exportador y éste situado junto a las clases interesadas en el crecimiento económico, se introduce en el seno del ejército y genera en él esa misma contradicción en otro nivel”.

Nos extendimos un poco con las lecturas de Ramos  porque entendemos que tal vez el término que mejor defina el pensamiento político de Hugo Chávez sea el de describirlo como un hombre de “izquierda nacional”. Sin embargo creemos que más importante que los rótulos son las acciones que realizan las personas a lo largo de su vida, por eso no importa tanto como clasificar ideológicamente a Chávez sino entender quiénes fueron los beneficiados en su gestión de gobierno.

Otra cuestión que a los argentinos nos interesa se refiere al descubrimiento tardío de Perón por parte de Chávez. Entre los venezolanos existía cierto resentimiento hacia Perón porque el dictador Marcos Pérez Giménez le había dado asilo después del golpe de estado que lo derrocó en 1955, en realidad el general argentino tenía muy pocos lugares donde se lo aceptaba por la presión norteamericana sobre los gobiernos de la región.

Pero tal vez los más significativo que no debe olvidarse fue que durante los años 90 el partido Justicialista estuvo en manos de un sector neoliberal que se alió con los enemigos tradicionales del peronismo como lo fue Alvaro Alsogaray para imponer un proyecto nefasto que destruyó la industria nacional, liquidó la legislación laboral y estableció vergonzosas “relacionales carnales” con los Estados Unidos, entre otros desastres.

Con la llegada de Néstor Kirchner a la presidencia en el 2003, Chávez tuvo un sólido aliado para enfrentar los embates del Imperio, de hecho los dos presidentes lograron la hazaña de derrotar el proyecto del ALCA en Mar del Plata, Kirchner le expresó al presidente de Venezuela en esa ocasión: “Estimado presidente Chávez, hoy entendí que usted es tan peronista como yo”.

Cuando en el 2010 se produjo el fallecimiento de Néstor Kirchner, Hugo Chávez fue el mandatario que más permaneció en el país para acompañar el féretro del ex presidente hasta Rio Gallegos. El 7 de octubre de 2012 luego de su triunfo electoral Chávez le dedicó el triunfo a la presidenta argentina.

Chávez buceó en la historia de su país y ahí descubrió la figura inmensa de Simón Bolívar, pero para que este pensamiento se transformara en una herramienta efectiva era necesario bajar al prócer del bronce para llegar a lo esencial de sus ideas,  que consistía en la meta de bregar por la Unidad de América Latina luchando contra los poderosos intereses que se le oponían y que terminaron por derrotarlo, en un  reportaje que dio al diario la Nación de Buenos Aires, Chávez expresó: “Lo que nosotros planteamos es retornar a la idea originaria, bajo cuya égida naciera nuestra República. La idea de Simón Bolívar. No necesitamos estar copiando modelos de otras latitudes”.

También se nutrió de las experiencias de la revolución federal del siglo XIX que encabezó Ezequiel Zamora (1817-1860) quién era un pequeño comerciante de provincia que comenzó a actuar en el Partido Liberal, cuando el principal enfrentamiento se producía entre liberales y conservadores, alcanzó gran popularidad entre el campesinado más humilde y se ganó el respeto por sus hazañas militares cuando encabezó una insurrección campesina en 1846 que enfrentó sin éxito, al poder central, su lema era “Tierra y hombres libres” de esta lucha participó Maisanta, el bisabuelo de Chávez.

El militar bolivariano ha acuñado la expresión “Árbol de las tres raíces” para referirse a las influencia que nutrieron  al movimiento bolivariano que consistía según sus propias palabras en “un modelo ideológico autóctono y enraizado en los más profundo de nuestro origen y en el subconsciente del ser nacional”.

Esas tres raíces eran, en primer término Simón  Bolívar a quién rescataba esencialmente por su condición de libertador de pueblos sometidos a la esclavitud de un Imperio, de Simón Rodríguez, el maestro de Bolívar, del cual estimaba su búsqueda de  un proyecto original sin tutelajes de ninguna clase, y de Ezequiel Zamora en quién admiraba su capacidad conductora para  enfrentar a la oligarquía terrateniente.

Sus adversarios han pretendido ver un cambio en las ideas de Chávez donde hubo una clara evolución desde el bolivarismo patriótico  y latinoamericanista de sus inicios, hasta el socialismo del siglo XXI del que comenzó hablar con insistencia a partir de 2005 y que no significaba, bajo ningún aspecto, renunciar a las ideas primigenias.

Incluso hubo una etapa en el inicio de su gobierno en 1999  donde miró con simpatía la denominada Tercera Vía que defendía Tony Blair, luego éste se convirtió en perrito faldero de Bush y esta tendencia que pregonaba la equidistancia de la vía capitalista y la vía socialista, mostró que sólo era un tremendo fiasco.

Pero esto no hace sino mostrar que son las ideas las que se deben adaptar a la realidad y no al revés, lo más importante en Chávez fue que siempre tuvo muy claro y no permitió que nada ni nadie lo torciera en ese objetivo, en su compromiso con los más necesitados y la claridad en su visión que no era posible la liberación nacional sin la participación en la misma lucha de sus hermanos de América Latina.

Prácticamente todos sus amigos de la juventud e incluso su hermano Adán integraban partidos de izquierda, pero Hugo nunca quiso militar en esas agrupaciones, más allá de una esporádica colaboración, incluso cuando conformó el Movimiento Bolivariano llegó a reunirse con gran parte de la dirigencia de los partidos de izquierda, sin embargo prefirió no incorporarse a ninguno de ellos y se propuso buscar un camino propio, sostenido en esas raíces enterradas en la historia venezolana que muchas veces la izquierda era reacia a reconocer.

El 1 ° de mayo de 2005 Chávez explicó la necesidad de seguir una vía socialista así lo dijo: “…es imposible en el capitalismo lograr nuestras metas. Tampoco es posible buscar una vía intermedia. No; no haya duda, invito a Venezuela toda a que marchemos por la vía del socialismo del nuevo siglo, un nuevo socialismo para el siglo XXI.”

El socialismo del siglo XXI que promueve el movimiento bolivariano no tiene nada que ver con la claudicante socialdemocracia ni con el asfixiante y fracasado sistema impuesto en la Unión Soviética y sus satélites, es socialista en tanto promueve proyectos para elevar económica y culturalmente al pueblo y porque propicia la intervención estatal en sectores claves de la economía, pero también promueve otras formas de propiedad como la cooperativa y la cogestión con participación de los trabajadores, dejando un amplio espectro de actividades para que sigan bajo administración y la propiedad privada.

Aunque es obvio no está de más recordarlo, para esta forma moderna de socialismo hay una sola instancia para llegar al gobierno y para alejarse del mismo, que es mediante el instrumento del voto que exprese libremente la voluntad popular.

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