El Forjista

El G20 fue un show del cipayaje

La reunión del G20 permitió la comprobación fehaciente del comportamiento de la oligarquía argentina: prepotente con los débiles y sumisa ante los poderosos.

Las calles de la capital argentina donde diariamente duermen miles de personas fueron desalojadas para evitar que los visitantes pudieran comprobar el estado desesperante por la que atraviesan millones de hogares producto de las políticas del neoliberalismo macrista, en la continuidad de lo que fue la UCEP institución creada cuando Macri era Jefe de Gobierno de la ciudad para desalojar por la fuerza las calles de indigentes a quienes se les prendía fuego sus escasas pertenencias.

Mientras eso ocurría los funcionarios gubernamentales dieron muestras de una escandalosa sumisión en la recepción de los jefes de estado de las principales potencias, ya sabemos de la admiración de Cambiemos por todo aquello que proceda de los Estados Unidos o Inglaterra, pero ahora producto de la necesidad también está dispuesto a realizar genuflexiones ante el poder chino.

La recepción del presidente chino presentó una extraña particularidad porque el principal funcionario encargado de recibirlo fue el Calígula jujeño, Gerardo Morales, relegando a una tercera fila al canciller, tal vez en una concesión que el PRO debió realizar para atemperar los reclamos del radicalismo, mostrando que el partido centenario se conforma con algunas migajas.

La reunión entre Trump y Macri permitió verificar que el presidente de nuestro país está dispuesto a convertirse en un instrumento del imperialismo estadounidense en su agresión a la hermana República de Venezuela, la vocera del presidente norteamericano declaró que ambos líderes "reiteraron su compromiso compartido de enfrentar los desafíos regionales como Venezuela y la actividad económica depredadora china". 

La prensa canalla dio importancia a las afirmaciones sobre China pero dejó pasar sin comentario alguno, como si fuera algo absolutamente normal, la decisión de desestabilizar al gobierno del presidente Maduro.

En cuanto al comentario sobre “la actividad económica depredadora de china” prueba que para Trump, Macri sólo es una pieza en el ajedrez a la que puede sacrificar cuando le convenga en su guerra comercial con el país asiático.

Que el presidente argentino se haya reunido con la primera ministra británica sin hacer mención a la soberanía argentina en las Islas Malvinas confirma la sumisión del gobierno a los deseos de las grandes potencias y que la soberanía territorial de nuestro país no entra en la agenda de este gobierno.

Otras muestras de descaradas de subordinación se dieron con la presidenta del FMI, presente en el G20, ya que esa organización de crédito internacional constituye, junto al gobierno de los Estados Unidos el pulmotor que aun mantiene con vida a este gobierno derruido por su propia impericia y la carencia de cualquier sentimiento patriótico.

Para los talentosos artistas argentinos dejamos que algún día escriban algún libreto que plasme en una divertida comedia los múltiples papelones por los que atravesaron nuestros funcionarios y las fallas de organización de este evento internacional. No será aquí donde señalaremos el desquicio de Michetti, Macri y demás miembros del gobierno, porque entendemos que hay cuestiones mucho más importantes y nefastas para Argentina que señalar en lo ocurrido en la Buenos Aires ocupada por las fuerzas de represión de Bullrich.

Lo que sí debe marcarse es que el G20 sirvió para mostrar la decadencia sin final de la prensa canalla sobornada por la pauta oficial y por sobres que se pasan por debajo de la mesa, el cipayismo también caló hondo en los medios que se encargaron de llenar de elogios a los presidentes de las grandes potencias mientras se hacía gala de una tilinguería vomitiva dedicándose a editorializar sobre la vestimentas de las primeras damas, la comida servida en cada ocasión o regocijándose de las nuevas máquinas de destrucción adquiridas por Patricia Bullrich para acentuar una represión que ya tuvo varias víctimas mortales.

No podemos dejar pasar por alto, un fenómeno que crece en el periodismo, principalmente en medios como los  grupos Clarín y Vila-Manzano-Bolocopitt, los puesto de periodistas parecen ocupados por policías fracasados que piden mayor represión, se regocijan cada vez que detienen a militantes que protestan y se enfurecen cuando algún juez o fiscal reclama la libertad de alguno de los injustamente encarcelados.

Ya que hablamos de Bullrich digamos que la importante manifestación de repudio a la reunión del G20 transcurrió sin incidentes graves, no por el accionar del Ministerio de Seguridad, sino porque los organizadores no permitieron que los agentes de los servicios de inteligencia enviados por el gobierno se infiltraran en la protesta.

Como ocurre con todo lo que realiza el macrismo esta reunión estuvo marcada por la ausencia del pueblo, es más la ministra invitó a los porteños a abandonar la ciudad para cumplir su sueño de tener una ciudad militarizada, sólo un Teatro Colón repleto de obsecuentes y partidarios del oficialismo fue lo único que permitió mostrar algo que se pueda parecer a una multitud, aun cuando se tratara de la multitud de chupamedias.

El gobierno nos quiere mostrar que esta reunión del G20 significó el regreso de la Argentina al  mundo y seguramente tratará de utilizarlo como elemento para mejorar su desmoronada imagen, intento del cual participaron activamente los trolls de Marcos Peña que todos pagamos.

Así como el gobierno ha convertido el ajuste, los tarifazos y la perdida de los salarios y las jubilaciones en una religión, no parece haber ningún tipo de límite para continuar malgastando el dinero de los argentinos en trolls y en los nuevos juguetes represivos que Bullrich compra en Israel y los Estados Unidos, en operaciones que nunca quedan del todo claras y que alguna vez habrá que investigar cuando exista una Justicia merecedora de ese nombre.

Los que los medios y el gobierno ocultan es que la cumbre no sirvió para nada, porque nada se resolvió sobre el cambio climático en tanto y en cuando los Estados Unidos a través de su bravucón presidente, siguen negando la existencia de dicho problema a pesar de los múltiples informes científicos que indican que el planeta está llegando a un límite en el calentamiento global que está provocando consecuencias que muy pronto resultarán irreparables.

Tampoco hubo resolución alguna a la guerra comercial entre los Estados Unidos y China, de la cual Argentina corre el riesgo de quedar atrapada por las insidiosas declaraciones de la vocera de Trump.

Nada bueno parece haber traído para el país esta reunión, sólo un gasto innecesario que en nada ayuda a mejorar el nivel de vida, eso sí sirvió para poner en evidencia la gran hipocresía del gobierno argentino que firmó un documento que menciona que “Seguimos comprometidos a construir un futuro del trabajo inclusivo, justo y sustentable, promoviendo trabajo decente, entrenamiento vocacional y desarrollo de habilidades; incluyendo reentrenamiento de trabajadores y mejorando las condiciones laborales en todo tipo de empleo; reconociendo la importancia del diálogo social en esta área, incluyendo el trabajo a través de plataformas digitales, con foco en la promoción del trabajo formal y fortaleciendo los sistemas de protección social”.

Sabemos perfectamente que el gobierno hizo exactamente lo contrario, muchos trabajadores perdieron sus empleos, gran cantidad de conquistas obtenidas en gobiernos anteriores y está impulsando la instalación de empresas que mantienen a sus trabajadores en la más extrema informalidad.

Que el macrismo hable de “fortalecer los sistemas de protección social” no es más que una burla cruel, en un gobierno que sólo está interesado en saquear el bolsillo de los argentinos para permitir ganancias abusivas en un minúsculo grupo de corporaciones entre las cuales se encuentran las empresas del presidente y sus amigos.

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