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El Forjista

Biografía de Eva Perón

 

Capítulo 24 - Los macarras de la moral

 

 

Y te acosan de por vida
azuzando el miedo,
pescando en el río turbio
del pecado y la virtud,
vendiendo gato por liebre
a costa de un credo
que fabrica platos rotos
que acabas pagando tú.
….
Anunciando apocalipsis
van de salvadores
y si les dejas te pierdes
infaliblemente.
Manipulan nuestros sueños
y nuestros temores,
sabedores de que el miedo
nunca es inocente.
….
Hay que seguirles a ciegas
y serles devoto.
Creerles a pies juntillas
y darles la razón
que: «El que no se quede quieto
no sale en la foto...»
«Quien se sale del rebaño,
destierro y excomunión».
….
Sin prisa pero sin pausa,
esos carcamales                    
organizan sus cruzadas
contra el hombre libre
más o menos responsable
de todos los males
porque piensan por su cuenta.
Sueñan y lo dicen.
….
Si no fueran tan temibles
nos darían risa.
Si no fueran tan dañinos
nos darían lástima.
Porque como los fantasmas,
sin pausa y sin prisa,
no son nada si les quitas
la sábana.
                                                      Joan Manuel Serrat

El catalán Juan Manuel Serrat ha compuesto una excelente canción que tituló “Los macarras de la moral”, la palabra macarra que no es muy utilizada por estas tierras es un sinónimo del lunfardo cafisho. Mediante la paradoja que significaría que un proxeneta nos diera lecciones de moral, el compositor revela de manera brillante el comportamiento de esos personajes que se auto designan en vigilantes de la moral de sus semejantes y pretenden imponernos normas de conducta según su criterio generalmente reaccionario. 

Precisamente este moralismo hipócrita fue una de las armas utilizadas por el antiperonismo furioso para atacar a Eva por un supuesto comportamiento que por cierto tuvo mucho de inventado y también una gran cuota de chismes de las revistas del espectáculo, donde Eva apareció con cierta de frecuencia cuando obtuvo cierto éxito en su carrera.

Pero aún si todo lo que se inventó sobre la vida privada de Eva fuera verdad, nada de eso invalida la inmensa obra que Eva desplegó a favor de los desamparados, no es nada exagerado calificar de canallada el de atacar a una mujer por una falsa moral propia de un machismo que bajo ningún concepto cuestionaría a un hombre por un comportamiento similar.

Jorge Luis Borges fue uno de los que se refirió a Eva Perón de manera injuriosa: ”Nunca mencionamos su nombre en Argentina. Evita era una de las damas del burdel, usted sabe… era una prostituta común. Ella tenía un prostíbulo cerca de Junín. Y eso debió amargarlo a él ¿no? Quiero decir, si una muchacha es una prostituta en una gran ciudad, eso no significa demasiado, pero en un pueblo de las pampas, todos conocen a todos. Y ser una de las prostitutas es como ser el peluquero o el cirujano. Y eso debió amargarla mucho. Ser conocida y despreciada por todos y ser usada”.

Sólo el odio puede provocar la decadencia de un gran escritor devenido en chismoso de barrio. La frase “nunca mencionamos su nombre en Argentina” y que era “despreciada por todos” indica a las claras cual era el ámbito donde se movía el escritor, el de las clases acomodadas, pero además mostraba su desinterés por la situación de los sectores populares, por eso no se tomó el trabajo de recabar la opinión de quienes la idolatraron. Por cierto que el escritor se basaba en una completa mentira que fue inventada para descalificar a Eva pero que por su obnubilación antiperonista convertía en real.

Sin embargo la moral de Borges no le impidió durante la sangrienta dictadura militar reunirse con el genocida Videla, tal vez para el escritor era más grave la conducta sexual de una mujer que el asesinato masivo de militantes políticos y gremiales.

Por otra parte el padre Benítez recordó un incidente que mantuvo con un obispo: “Y recuerdo que un obispo me dijo una vez: -¿No me explico como usted puede defender a una puta? Perdí los estribos. Le contesté que no dijera barbaridades, que ella era castísima y que yo los sabía en mi carácter de confesor. Y ya desbordado, le agregué: -Además, ¡ella no se preocupa en decir si usted es puto o no!”.

Que una mujer deba presentar una libreta de buen comportamiento según los parámetros morales de la oligarquía y ciertos sectores de clase media influenciados por aquella,  muestra el retroceso moral y político de la sociedad argentina producto de la ideología que impuso esa clase social dispuesta a cualquier recurso para imponer su dominio.

Pero no debemos perder de vista lo principal que por cierto no es un tema moral, que sin embargo ha sido muchas veces la herramienta utilizada para derrocar gobiernos populares. Si Perón y Eva hubiesen  sido dóciles a las pretensiones oligárquicas, un comportamiento como el que supuestamente le atribuyen a Eva estos moralistas de las clases pudientes, en vez de injuriarla hubiesen sonreído bonachonamente y habrían afirmado que se debía a una conducta  propia de una mentalidad moderna y posiblemente hubiesen  dicho que “se adelantó a su tiempo”.   

Lo que ellos no pudieron aceptar fue que esta dama le haya otorgado derechos a los desamparados a partir de lo cual no les iba a resultar tan fácil explotarlos y dominarlos sin que reaccionen, la rebeldía de Eva fue contagiosa y se instaló en la mente de millones de argentinos que a partir de su accionar justiciero ya nunca más aceptaron sin reclamar que los oligarcas quisieran pisotear sus conquistas.     

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