El Forjista

Esto lo cambia todo

Naomí Klein

 

Este libro de Naomí Klein fue publicado en el año 2014, sin embargo, adquiere una urgente actualidad por dos circunstancias de singular importancia, por un lado, la crisis climática se agrava de manera acelerada, por el otro, la decisión de Donald Trump de retirar a su país del acuerdo climático de París, cuando Estados Unidos es el segundo generador de gases contaminantes,  provoca una situación catastrófica que se torna de muy difícil reversión.
Aún cuando la conciencia sobre el cambio climático se haya incrementado, aún son mayoría los seres humanos que no prestan la debida atención a las alarmas cada vez más sonoras que la Tierra nos envía con mayor frecuencia, otras veces se considera que hay otros asuntos más acuciantes y la defensa del Medio Ambiente pasa a un segundo plano.
Estamos como adormecidos ante este tema, preferimos ignorar las consecuencias letales que ya se empiezan a percibir ni bien miremos con atención a nuestro alrededor, cualquier persona medianamente informada sabe que el mundo entero está siendo azotado cada vez con mayor frecuencia con violentos temporales, inundaciones, sequías e incendios forestales, que son manifestaciones del clima que adopta formas más extremas y desoladoras.
Quienes gobiernan la mayoría de los países no dudan ni un segundo cuando disponen de millones para salvar bancos, pero no tienen igual predisposición cuando se trata de destinar recursos para producir energía sustentable que no genere gases destructores de la atmósfera.
Tampoco se han conocido casos de países que se nieguen a incursionar en una guerra por falta de fondos, siempre aparecen recursos para la compra de armamentos o en dilapidar dinero en tecnología para espiar a sus propios ciudadanos, pero para reducir los riesgos del cambio climático nunca hay dinero disponible.
Hay una gran cantidad de científicos de todas las nacionalidades que están alertando a la Humanidad, que de manera urgente deben reducirse las emisiones de gases de efecto invernadero para evitar catástrofes de imprevisibles consecuencias, sin embargo, siempre encontramos alguna excusa para demorar las decisiones, pero un día no muy lejano ya será demasiado tarde.
Para comenzar a asumir la responsabilidad que nos incumbe a todos de salvar al planeta no podemos estar esperando a que los políticos y muchos menos los empresarios, tomen conciencia de la gravedad de la situación, es imprescindible que cada vez más personas asuman una posición militante en la defensa del medio ambiente para que mediante esas acciones se presione a los gobernantes para que asuman la defensa de las comunidades que los votan y no el interés de las petroleras y otras empresas envenenadoras.
Una cuestión central que introduce Naomí Klein es que los sectores progresistas deben incorporar a sus reivindicaciones los reclamos por la defensa del medio ambiente, sin por eso dejar de dar la batalla cotidiana por la justicia social, una mayor democratización en todos los ámbitos y el cuestionamiento a las corporaciones que ahogan la democracia, en definitiva se trata de continuar la lucha por todo aquello que asegure una mayor equidad entre las personas y las naciones.

Inundaciones
En la Argentina las inundaciones son cada vez
más frecuentes y abarcan mayores zonas

Las consecuencias en la atmósfera

El dióxido de carbono que se produce por la quema de combustibles fósiles, se acumula en la atmósfera provocando lo que conocemos como el calentamiento global, pero también se produce la acumulación en los océanos cambiando la composición química del agua de tal manera que puede dañar la vida marina, a esto último se le llama acidificación de los océanos.
Una estimación científica indica que si la temperatura de la Tierra se incrementara en cuatro grados implicaría un aumento en el nivel de los océanos de uno o dos metros haciendo desaparecer a gran cantidad de islas e inundando a innumerables ciudades costeras.
El calor también provocaría pérdidas en los cultivos básicos para la alimentación, pero además, los cultivos también estarían en serio peligro por inundaciones y sequías, esto provocaría una falta de alimentos a nivel mundial.
A partir de 1776 el ingeniero James Watt se dedicó a perfeccionar y a fabricar la máquina de vapor alimentada a carbón permitiendo que fuera más potente y adaptable, las nuevas máquinas podían impulsar procesos industriales y tiempo después sirvieron para propulsar los barcos.
Las naves dejaron de depender del viento y fue un incentivo para las conquistas coloniales, permitiendo a las potencias europeas conquistar países lejanos, este desarrollo produjo un incremento de los combustibles fósiles.
Los efectos por siglos de carbono consumidos y liberados a la atmósfera, ha desatado la furia con que ahora se manifiesta la Naturaleza, creíamos que la podíamos dominar a voluntad y ahora nos percatamos que no es así.
En mayo de 2014 científicos de la NASA y la Universidad de California detectaron el derretimiento de sectores de la Antártida en una superficie similar a la de Francia, esto también puede provocar un incremento en el nivel de los mares.

Desmontes
Los desmontes están vinculados al monocultivo
de la soja y es una de las causas de las inundaciones

Extractivismo

Se denomina extractivismo para referirse a esas economías basadas en obtener de la tierra la mayor cantidad de materias primas, en una relación con el planeta que no es recíproca, porque está asentada en la creencia que podemos disponer de lo que se nos ocurra sin dar nada a cambio y sin importarnos las consecuencias.
Ese extractivismo también está vinculado al concepto que supone que existen regiones que pueden ser sacrificadas en nombre del progreso, esta idea está fuertemente vinculada al imperialismo y a esa tendencia a explotar la periferia para que los beneficios vayan directamente a la metrópoli.
Esta ideología tiene un componente de superioridad racial porque si una zona puede ser sacrificada también lo es la población que ahí habita, el extractivismo es una consecuencia del colonialismo.
El extractivismo usa la naturaleza sin cuidado alguno, considerando a la tierra y a las personas como recursos que pueden ser utilizados hasta que se agoten, vivir de un modo no extractivo significa depender de recursos que puedan regenerarse continuamente, obteniendo los alimentos del cultivo y la cría que proteja la fertilidad del suelo y utilizando métodos que aprovechen la energía del sol, el viento y las olas.

Mineria a cielo abierto
La minería a cielo abierto es una actividad que
destruye el medio ambiente y contamina el agua

Un punto sin retorno

Muchos científicos y activistas que han estudiado en profundidad la cuestión climática coinciden en que la Humanidad está llegando a una situación en la cual la regresión del daño provocado al planeta es imposible, si no se adoptan medidas en lo inmediato para revertirlas ahora mismo, aplicarlas en el futuro no servirá de nada para evitar la catástrofe que se avizora a corto plazo. Este es uno de los aspectos más importantes del libro, si no tomamos conciencia de la gravedad estaremos irremediablemente perdidos como raza humana.
Pero Klein avanza más allá en sus conclusiones, la solución pasa por impedir que lleguen al poder,  aquellos que lo hacen para defender el lucro ilimitado del gran capital, para colocar en esos lugares a personas dispuestas a representar a las comunidades, para esto es necesario conformar un gran movimiento democrático y progresista suficientemente masivo para equilibrar la relación de fuerza.
El cambio climático no es ya una cuestión teórica, las consecuencias catastróficas se presentan ante nuestros ojos a diario, en la forma de incendios forestales, inundaciones, sequías, un número creciente de especies en extinción, todo esto nos convoca a plantearnos seriamente un cambio radical del modelo económico.

Fracking
El fracking es un método de extracción sumamente agresivo,
concitando un amplio movimiento de rechazo en todo el mundo

Métodos cada vez más agresivos

Existen nuevas técnicas para extraer el denominado combustible no convencional en donde se aplican métodos cada vez más agresivos.
La explotación de las denominadas arenas bituminosas en Canadá destruye una zona plagada de vida quedando, según informa la autora, como si se tratara de una imagen de la Luna, de continuar al mismo ritmo, el área afectada tendrá una extensión similar a la de Inglaterra, para extraer el betún que produce tres o cuatro veces más gases  de efecto invernadero que el petróleo convencional.
Un estudio descubrió que las emisiones de metano vinculado al gas obtenido por fracturación hidráulica (fracking) son al menos, un 30% más elevadas que las emisiones ligadas al gas convencional.
El fracking produce numerosos escapes de metano  que se filtran al exterior, con este método se está perforando la roca, introduciendo toxinas en el agua que luego consumimos, se destruyen las montañas, desmontando bosques  y destruyendo el hielo del Ártico.
La extracción de combustible no convencional es mucho más oneroso, una subsidiaria de Exxon invirtió 13.000 millones de dólares en una mina a cielo abierto en las arenas bituminosas de Alberta convirtiéndose en la más grande del mundo con 200 km. cuadrados.  En Brasil la compañía británica BG Group realizará una inversión de 30.000 millones de dólares para un proyecto de aguas profundas para extraer petróleo a 3000 metros de profundidad.
Por su parte Chevron va a invertir 54.000 millones de dólares en una instalación de gas en Barrow una isla que está situada en la costa de Australia, uno de los socios de Chevron es Shell.
Si las empresas están dispuestas a  invertir tales sumas es porque están seguras que no existen gobiernos que se atrevan a frenar esos proyectos.
La bióloga y escritora Sandra Steingraber es una estudiosa de la relación entre las toxinas industriales y el cáncer, y que se implicó seriamente en la lucha contra el fracking e impedir que se permita esa modalidad en varias regiones.
Francia fue el primer país en prohibir el fracking luego fue seguido por otros como Bulgaria, Países Bajos, República Checa y algunos estados de los Estaiods Unidos y Canadá, en Argentina la Provincia de Entre Ríos. En tanto que Costa Rica prohibió los proyectos de minería a cielo abierto.
El petróleo de arenas bituminosas es mucho más nocivo que el crudo convencional, es más peligroso de transportar y mucho más difícil de limpiar en caso de producirse un derrame, lo mismo ocurre con el gas y el petróleo obtenido por fracturación hidráulica, de igual forma que las perforaciones en aguas profundas que ya tienen un grave antecedente en el Golfo de México producido por la British Petroleum (BP).    
El desastre provocado en 2010 por BP en el Golfo de México ocurrió cuando una plataforma de última generación explotó y provocó la muerte de 11 trabajadores y el mayor vertido de petróleo de la historia, el pozo se encontraba a 1500 metros de profundidad lo que quedó en evidencia fue que la empresa no estaba preparada para hacer frente a tamaño desastre y la ausencia de controles estatales.
Cuando BP logró controlar las emanaciones, un oleoducto de la empresa canadiense Endbridge reventó en Michigan provocando el mayor derrame en tierra contaminando 55 km. de vías fluviales y pantanos con unos cuatro millones de litros de petróleo, se produjo una gran matanza de animales y debieron ser evacuadas varias casas particulares y varias personas enfermaron, la empresa informó que lo derramado no era crudo sino bitumen.

 

Se agrava la situación

En 2012 se produjo el Huracán Sandy que afectó seriamente a varios países, en los Estados Unidos las ciudades afectadas eran patrulladas por la Guardia Nacional para controlar el cumplimiento del toque de queda, pero no se brindó ninguna ayuda estatal a aquellos que quedaron atrapados por el agua, sin electricidad y con frío, hubo sí voluntarios que se dedicaron a repartir frazadas, ropa y comida, se instalaron centros de evacuación en iglesias y centros cívicos.
Seis meses antes del huracán se habían cortado varios servicios públicos y en la zona de Nueva York un hospital había cerrado.
Precisamente la autora de este libro visitó la zona afectada de Nueva York, comprobando que había personas atrapadas en los edificios, los voluntarios habían encontrado a varias personas enfermas a las que se le habían terminado los remedios o el oxígeno, se les había terminado la provisión de insulina, algunas personas enfermas o de avanzada edad no podían aventurarse a bajar las escaleras en la obscuridad, la gran mayoría se quedó porque no tenían lugar donde ir, pero además no funcionaban ni los subtes ni los autobuses, otros se quedaron temerosos de los saqueadores.
La situación padecida por los sectores de menores recursos durante el Huracán Sandy fue muy parecido a los sufrimientos en Nueva Orleans cuando ocurrió el Huracán Katrina y los servicios estatales brillaron por su ausencia.
En el invierno de 2013/ 2014, el Reino Unido se vio afectado por inundaciones que castigaron a miles de hogares y lugares de trabajo, muchos hogares se quedaron sin luz, una gran área dedicada al cultivo quedó bajo el agua y el servicio ferroviario debió ser suspendido en varios sectores.
El primer ministro Cámeron había realizado recortes presupuestarios en el organismo dedicado a atender a las inundaciones, se despidieron a miles de empleados de ese organismo, el diario The Guardian denunció que a causa de los recortes no se habían construido 300 sistema de defensas contra las inundaciones.
China es un país en que la contaminación está llegando a niveles alarmantes, en algunas ciudades  debieron recurrir a máscaras que sin embargo no han impedido enfermedades pulmonares y casos de cáncer de pulmón incluso en niños, en Shanghai se ha desarrollado un protocolo por el cual cierran los jardines infantes y colegios y se suspenden las actividades al aire libre cuando la contaminación llega a determinados niveles.
El científico del lima Michael Mann declaró: “No cabe duda de que el cambio climático ha aumentado la frecuencia de ciertos tipos de sucesos meteorológicos extremos, como sequías, huracanes intensos y supertifones, además de la frecuencia, la intensidad y la duración de las olas de calor y potencialmente, de otros meteoros virulentos, aunque los detalles todavía son objeto de debate en la comunidad científica”
Estamos ante una situación explosiva, mientras los fenómenos climáticos adquieren mayor virulencia los gobiernos liberales cercenan al Estado para dejar librados a la buena de Dios a los sectores con menores recursos, los temporales destruyen los diques o contenciones sin mantenimiento, las lluvias provocan inundaciones porque no se limpian ni se mantienen los desagües, los incendios forestales no son atendidos de la manera adecuada por falta de bomberos.

Arenas Bituminosas
La explotación de las arenas bituminosas dejan un paisaje
de depredación, aniquilando todo vestigio de vida

Los intereses en juego

Klein no elude la gran pregunta que todos deberíamos formularnos, si la situación es tal grave ¿por qué no hacemos nada? La respuesta es muy sencilla y también aterradora, las medidas que se necesitan para salvar al planeta cuestionan las razones del capitalismo, las decisiones imprescindibles lesionan los intereses de la oligarquía que domina la política, la economía y los medios de comunicación.
Cuando las grandes empresas nos hablan de libertad, en verdad hacen referencia a algo muy excluyente, apuntan al libre albedrío que pretenden las multinacionales para realizar negocios en cualquier lugar del planeta sin preocuparse por el resguardo de las personas ni del medio ambiente.
El fundamentalismo de mercado ha boicoteado sistemáticamente cada una de las medidas indispensables para evitar el cambio climático, porque las acciones necesarias van en sentido contrario a la mentalidad impuesta por las clases dominantes.
Una vez que se lanzan gases a la atmósfera estos permanecen por siglos evitando que se escape el calor, los efectos negativos son acumulativos y se agravan con el tiempo, para lograr el objetivo que han planteado las cumbres climáticas, los países desarrollados deberían recortar un 10% por año, objetivo imposible de conseguir dentro de las normas del libre mercado, de hecho, las únicas reducciones que se han producido están relacionados exclusivamente con profundas crisis económicas.
El objetivo de reducción de las emisiones sólo es posible mediante la planificación y con una intervención activa del Estado, planteos que contradicen las teorías neoliberales aplicadas en varios países.  

 

Reuniones inútiles

El primer gran encuentro para tratar la reducción de las emisiones fue la Conferencia Mundial sobre la Atmósfera Cambiante realizada en 1988 en Toronto, en la oportunidad se reunieron 300 científicos de 46 países, se sentaron las bases para la siguiente conferencia que fue la Cumbre de la Tierra en Río que se efectuó en 1992, entre las conclusiones de esta última se recomendó a los gobiernos que recortaran sus emisiones en un 20% en un plazo que llegaba hasta el 2005.  
En 1997 se adoptó el protocolo de Kioto que incluía los primeros objetivos vinculantes de reducción de las emisiones, paralelamente a estas reuniones en 1995 se creó la Organización Mundial del Comercio (OMC) a la que China ingresó en el 2001 pero estos procesos eran paralelos e independientes, los objetivos eran evidentemente contradictorios, cada cumbre actuaba como si la otra no existiera.
Pero de lo que no se puede dudar es a cuál daban preminencia los gobiernos, mientras que los acuerdos climáticos eran meras expresiones de deseos sin penalización alguna, en cambio, no cumplir con las normas de la OMC implicaba penalizaciones.
Los mismos funcionarios que concurrían a las cumbres climáticas reconocían que estos acuerdos no podían interferir con el sagrado comercio internacional, mientras que los acuerdos comerciales excluyen cualquier mención a los asuntos del clima y el medio ambiente.
En una reunión por el cambio climático efectuada en Copenhague en el 2009, los dos países que más contaminan, China y los Estados Unidos, firmaron un acuerdo no vinculante por el cual se “comprometían” a impedir que las temperaturas aumentaran más de dos grados centígrados, tomando como inicio el momento que se utilizó el carbón como impulsor de la economía.
Sin embargo, varios de los participantes afirmaron que el incremento de dos grados traería aparejado serias consecuencias, hasta la aparición de este libro el aumento de la temperatura en el Planeta había sido de 0,8 grados y que ya estaban a la vista preocupantes consecuencias como el derretimiento de la capa de hielo en Groenlandia, la disminución de la capa de hielo en la Antártida, la elevación en el nivel de los océanos y la acidificación de los océanos.
Lo más decepcionante de la reunión en Copenhague fue que los gobiernos no se comprometieron a nada y esto se intensifica ahora con la nefasta decisión de Trump que prefiere garantizar las ganancias a las empresas de energía despreocupándose por la sobrevivencia del Planeta.

Huracán Sandy
En el 2012 el Huracán Sandy golpeó fuertemente la ciudad de Nueva York,
muchas personas debieron arreglarse solas o con la ayuda de voluntarios

Un progreso que destruye

Un aspecto esencial que señala Klein es el siguiente: “Cuando planteo que la del cambio climático es una batalla entre el capitalismo y el planeta, no estoy diciendo nada que no sepamos ya. La batalla ya se está librando y, ahora mismo, el capitalismo la está ganando con holgura. La gana cada vez que se usa la necesidad del crecimiento económico como excusa para aplazar una vez más la muy necesaria acción contra el cambio climático, o para romper los compromisos de reducción que ya se habían alcanzado”.
El capitalismo salvaje pretende imponer a los países, incrementar la producción de energías contaminantes, así es como le exigieron al pueblo griego que para salir de la profunda crisis debían abrir sus mares a las perforaciones petroleras y gasíferas, o se les dice a los habitantes de Pekín que como consecuencia del progreso deben enviar a sus niños a las escuelas con máscaras ante la tremenda contaminación, y a los canadienses que acepten mansamente que sus bosques sean devastados para poder extraer el betún de las arenas bituminosas.
Las arenas bituminosas son una combinación de arcilla, arena, agua y bitumen, que es una sustancia parecida a la brea, se encuentran en Canadá, Venezuela, Rusia o Magadascar, de estas arenas se extrae un betún con características similares al petróleo que puede ser refinado para obtener diversos compuestos.
En abril de 2014 un estudio efectuado por investigadores de la Escuela de Salud Pública de Colorado y la Universidad de Brown llegaron a la conclusión que sobre los nacimientos en el sector rural de Colorado donde existe la explotación mediante el fracking, las madres tenían un 30 % más de posibilidades de dar a luz bebés con defectos cardíacos congénitos que aquellas que vivían en zonas sin pozos de extracción, también detectaron un incremento en los riesgos de enfermedades  neurológicas.
Un tema que interesa particularmente a nuestro país es aquél referido al monocultivo, cuando se siembra todos los años lo mismo, comienza a producirse un problema con la productividad para compensar esa pérdida se recurre a mayores componentes químicos y además también se apela a sustancias tóxica para combatir las plagas, muchos de estos productos son nocivos para animales y seres humanos, produciendo defectos congénitos y abortos.
Otro problema grave son los incendios forestales que se están reproduciendo sin precedentes cada vez más frecuentes y poniendo en peligro a poblaciones suburbanas.

 

El negacionismo interesado

Este libro también denuncia a aquellas instituciones que bajo el disfraz de fundaciones o asumiendo otras formas tienden a negar el cambio climático, son precisamente las empresas de energía quienes financian a estas instituciones, la mayoría con sede en los Estados Unidos.
Una de ellas se llama Heartland con sede en Chicago y según anuncia su objetivo es promover “soluciones de libre mercado”, está dedicada a presionar o difamar a científicos que muestran al público las consecuencias nefastas de la contaminación ambiental producida por los combustibles fósiles, llegando al extremo de realizar presentaciones judiciales para silenciarlos.
En líneas generales la personas con una ideología progresista tienden a aceptar que la contaminación está provocando un peligroso cambio climático, mientras que aquellos con ideas que exaltan las jerarquías y el individualismo, niegan los planteos que están efectuando la mayoría de los científicos dedicados a la investigación de este tema.
Klein acierta también al señalar que cuando la realidad niega nuestro sistema de ideas se prefiere desconocer la realidad para impedir que explote nuestra visión del mundo, esto es lo que ocurre con los negacionistas, no pueden aceptar que el capitalismo está destruyendo la Tierra.
Todos aquellos trabajos que niegan el cambio climático son producidos por personas de derecha, negando las evidencias científicas para defender la codicia y las ansias de lucro de un puñado de inmensas corporaciones.
En el libro se cita a un psicólogo que establece con precisión el vínculo de los negacionistas con las ideas reaccionarias: “Cuando más priorizan las personas valores y objetivos como el éxito profesional, el dinero, el poder, el estatus y la imagen, más tienden a albergar actitudes negativas hacia la ecología, menos probable resulta que practiquen conductas positivas para el medio ambiente y mayor es la probabilidad de que consuman recursos naturales de un modo insostenible”

Derrame en el Golfo de México
Derrame en el Golfo de México provocado por la compañía British Petroleum

Los guerreros del libre mercado

Los neoliberales tienen serias prevenciones ante la posibilidad que la lucha contra el cambio climático derive en la confirmación que el libre mercado sólo ha servido para destruir el planeta y enriquecer a unos pocos, y que la continuación de dichas políticas son una amenaza para la sobrevivencia de la raza humana.
Un miembro de la negacionista Heartland ha reconocido que “el ecologismo moderno consigue promover muchas de las causas que tan queridas son entre la izquierda en general: la redistribución de la riqueza, las subidas de impuestos, una mayor intervención del Estado, la regulación”.
Quienes defienden ideas tan funestas como esta están financiadas generosamente por los gigantes de la energía, los negacionistas no hacen otra cosa que defender poderosos intereses de corporaciones que se han llenado de dinero mientras destruyen el medio ambiente.
Heartland está financiada, entre otros, por Exxon y las empresas de los hermanos Koch, esta familia tiene grandes inversiones en empresas energéticas.
Las petroleras gastan enormes sumas para patrocinar fundaciones, que ocultando sus auténticos fines, niegan el cambio climático y hasta logran comprar la opinión del algún científico que después obtiene alguna repercusión en periódicos también financiados por las corporaciones petroleras.
Para los ideólogos de neoliberalismo constituiría una derrota el reconocimiento del cambio climático, los guerreros del libre mercado denigran cualquier acción colectiva, mientras veneran el afán de lucro siendo esta doctrina la que predomina en muchos gobiernos y en los medios de comunicación.
Es el fundamentalismo de mercado el que bloquea cualquier acción tendiente a disminuir las emisiones tóxicas aunque su accionar signifique, ni más ni menos, que envenenarle la vida a la gente, de igual forma que le envenenan la mente, la derecha es la barrera que le impide a la Humanidad adoptar la medidas para salvar la Tierra.
Las medidas no son puestas en práctica porque eso significaría que el establishment debiera reconocer el fracaso del modelo económico imperante, y porque encarar la soluciones implicaría terminar con una de las industrias más ricas como son las petroleras y las gasíferas, estas empresas deben morir si la Humanidad quiere vivir.

 

Boicoteando las soluciones

En 2010, Estados Unidos denunció a China en la Organización Mundial del Comercio (OMC) por los programas de subvenciones a la energía eólica porque esos proyectos significaban una ayuda a la industria local y por lo tanto podía ser considerada una política proteccionista que la OMC condena, ese país también denunció a la India por su proyecto de energía solar porque contienen disposiciones que benefician a la industria india.
China no se quedó atrás y denunció a la Unión Europea por su apoyo a las energías renovables, denuncia que también se hizo extensiva a cinco estados de los EEUU.
En 2012 Ontario era el mayor productor de energía solar en Canadá, pero varios países comenzaron a cuestionar a ese Estado con el argumento que si daba preminencia a las energías renovables debía ser considerado como una discriminación a la energía producida fuera de Ontario.
La OMC dictó un fallo contrario a Canadá considerando que la preferencia por el compre nacional era ilegal, varios inversores se retiraron del proyecto lo que impidió abrir nuevas instalaciones y puso en peligro las ya existentes.
La OMC se ha convertido en una especie de policía global que garantiza el predominio de los negocios de las grandes corporaciones por cualquier otro interés, los contratos de libre comercio impiden el trato preferencial de la industria nacional y de esa manera se privilegia a las multinacionales por sobre las pequeñas y medianas empresas.

 

Exportando contaminación

Las grandes potencias han procedido desde hace años a trasladar la producción sucia a otros países, multiplicando las emisiones contaminantes, el enorme desarrollo chino ha sido una de las causas de la explosión de las emisiones.
El liberalismo salvaje de los años 80 y 90 ha promovido que las multinacionales vayan ahí donde encontraban mano de obra barata, cuasi esclava, así fue como se radicaron las denominadas maquiladoras en México y América Central.
Las emisiones de los Estados Unidos y Europa no han aumentado producto de relocalización de las industrias, economías en vía de desarrollo como China, India, Brasil y Sudáfrica son los responsables del fuerte ascenso de las emisiones. 
Talleres de trabajo semiesclavo hicieron su escala en Corea del Sur, Tailandia y a finales de los 90 llegaron a China, un país con salarios paupérrimos, sin sindicatos que reclamen, y con un Estado dispuesto a gastar enormes sumas en infraestructura para asegurar que las máquinas nunca se detengan, consumando una paradoja que ha posibilitado que un país comunista termine siendo el sueño de los liberales, pero convirtiéndose en un serio peligro para el Medio Ambiente.
Producto de esta política hay varios ríos en China contaminados por las centrales eléctricas, alimentadas a carbón, mientras que los niños en Pekin y Shanghai deben jugar en interior de sus casas porque en el exterior hay un aire irrespirable.
El Tratado de Libre Comercio del Norte firmado por el presidente de los Estados Bill Clinton contó el apoyo de varias organizaciones ecologistas, el presidente Al Gore, uno de los políticos que más ha difundido las consecuencias del cambio climático, fue el encargado de obtener esos apoyos.
Muchos políticos son capaces de aceptar el daño sufrido por el planeta por el cambio climático pero de ninguna manera están dispuestos a aceptar un cambio en la lógica del capitalismo de consumismo y afán de lucro ilimitado.

Incendios forestales
Los incendios forestales también son cada vez más frecuentes,
abarcando mayores extensiones y amenazando zonas pobladas

La traición de los ecologistas

Este libro también deja al descubierto la hipocresía de muchas organizaciones ecológicas que se han puesto al servicio de las grandes empresas, privilegiando la recaudación de millones de dólares por el objetivo declarado de defensa del medio ambiente.
Klein cuestiona a aquellos ecologistas que se niegan a asumir un compromiso político argumentando que el cambio climático es los más acuciante y todo lo demás pasa a un segundo plano
Algunos ecologistas se despreocupan de los desastres provocados por el neoliberalismo e intentan demostrar que la lucha por salvar el planeta puede ser una oportunidad para hacer buenos negocios.
Una organización llamada Nature Conservancy llegó al extremo de ser poseedora de un pozo petrolero en 1999, permitiendo la perforación de un pozo dentro de una reserva natural que casualmente había sido donada  por la petrolera Mobil, que le permitió ingresar millonarias ganancias, esta situación fue ocultada durante años hasta que el diario Los Angeles Times mostró el caso que significaba una flagrante contradicción con los objetivos de la organización ecológica.
Cuando este libro apareció, el pozo seguía produciendo bajo la excusa que estaban obligados por contrato a continuar con la explotación, el presidente de la institución se comprometió a no abrir un nuevo pozo pero incumplió su compromiso cuando el pozo original se agotó, la reserva había sido donada a  Nature Conservancy para que sirviera al cuidado de unas aves de la región pero después de años de explotación del pozo ni rastros quedaron de las pobres aves.
A su vez Nature Conservancy invierte su dinero en empresas de energía, la mayoría de las organizaciones ecologistas carecen de políticas que prohíban invertir en empresas que contaminan, recaudan gran cantidad de dinero prometiendo dedicarlo a conservar la flora y la fauna e impedir el calentamiento global, cuando en verdad incrementas sus ganancias y la de las empresas contaminantes.
Instituciones como Conservation Internacional, Nature Conservancy y el Conservation Fund   han recibido dinero de Shell y BP, la Shell tiene una larga vinculación con Wold Wildfile Fund  y el World Resources Institute.
Conservation Internacional tiene acuerdos de colaboración con una larga lista de empresas como Monsanto, Wallmart, la petrolera australiana BHP Billiton, Shell, Chevron , ExxonMobil,  McDonalds  y British Petroleum (BP).
 Cabe señalar también que no todas las organizaciones ecologistas se han lanzado a hacer negocios con las petroleras, algunas de ellas tienen políticas claras que les impiden asociarse con esas compañías, hay algunas que han denunciado las acciones contaminantes de empresas como Shell y Chevron por los abusos en Derechos Humanos realizados en Nigeria, otras han esclarecido sobre las consecuencias nefastas del fracking y han tomado acciones contra esas empresas.
Pero Klein nos advierte que son muy pocas las organizaciones con las manos limpias, pues la mayoría de ellas son financiadas por fundaciones como Rockefeller o Ford que tienen vínculos con empresas dedicadas a los combustibles fósiles y que tienen sus fondos ahí invertidos.
Muchas de estas organizaciones que son generosamente financiadas no niegan el cambio climático pero sus propuestas son muy tibias y tratan de no perjudicar las ganancias de las empresas, lanzan propuestas como la necesidad de usar detergentes menos tóxicos o promueven usar automóviles que gasten menos combustible, medidas que tienen  escasa incidencia.
Desde que se firmó en 1992 la Convención de las Naciones Unidas sobre el Clima aumentaron un 57 % las emisiones, poniendo en evidencia el fracaso rotundo de las medidas gradualistas
El Fondo de Defensa del Medio Ambiente (EDF en su siglas en inglés) era una institución combativa hasta que llegó a la presidencia un abogado llamado Fred Kupp dando un vuelco que la llevaron a dejar de cuestionar a las petroleras, EDF anunciaba en el Wall Street Journal que estaba desarrollando una nueva estrategia donde en vez de prohibir las actividades dañinas firmaba convenios con empresas para que adoptaran prácticas ecológicas, lo hizo con Walmart, MacDonald, Fedex, A T &T, el resultado inmediato fue que su presupuesto pasó de 3 a 120 millones de dólares.
La Fundación de la Familia Walton propietaria de Walmart financia a varias asociaciones ecologistas, firmando convenios por el cual se compromete a reducir sus emisiones a cambio que sus productos tengan un sello de alimento ecológico.
La mayoría de los grupos ecológicos se niegan a cuestionar el consumismo irracional propio de las sociedades capitalistas y muchos menos a poner en duda el sistema económico.
La ya mencionada Nature Conservancuy en vez de cuestionar el fracking ha recibido millones de dólares de la banca JP Morgan uno de los principales financistas de esa modalidad extractiva para que realizara un protocolo regulador del fracking, como si dicho protocolo pudiera hacer desaparecer las consecuencias peligrosas de la fracturación hidráulica.
También EDF ha recibido seis millones de dólares de Michael Blomberg destinada a realizar y analizar regulaciones que permitan hacer del fracking una técnica segura sin cuestionar la técnica en si. Blombeg tiene importantes inversiones en la industria del gas y el petróleo.
EDF también ha publicado informes que luego encuentran gran eco en los medios de difusión dando al público la impresión que la práctica del fracking no contamina o que es mucho menor a lo que generalmente se piensa.

 

La ecología como moda pasajera

Algunos empresarios con varios millones en su cuenta han tratado de dar la impresión que están seriamente preocupados por la cuestión ecológica, pero ni bien ven la posibilidad de obtener ganancias con las energías contaminantes, rápidamente se olvidan de su anterior entusiasmo, Warren Buffet es uno de ellos, mientras que la Fundación de Bill Gates ha invertido 1.200 millones de dólares en BP y Exxon Mobil.
El magnate británico Richard Branson del Virgin Group anunció que se comprometía a gastar 3.000 millones de dólares para el desarrollo de un combustible milagroso que no contaminara, uno de sus proyectos fue el de producir etanol a partir del maíz.
Pasado el tiempo se comprobó que Branson había gastado mucho menos de lo anunciado, en cambio comenzó a adquirir aviones para crear una aerolínea que obviamente incrementa la emisión de gases de efecto invernadero.
Pero no se quedó ahí, también adquirió una escudería de Fórmula 1 e invirtió para crear una compañía dedicada a organizar viajes al espacio de ocio en lo que significa un gasto sideral de combustible, luego de esto argumentó que no podía llegar a invertir los 3.000 millones de dólares porque sus empresas daban pérdidas.
Pero cuando Branson perdió definitivamente el interés por la ecología fue cuando asumió el primer ministro David Cameron en Gran Bretaña dejando en claro que no iba a regular a las empresas para aminorar los riesgos del cambio climático.
Por eso que para muchos empresarios la ecología fue apenas una moda pasajera, Virgin ha recibido millones en concepto de subvenciones desde que los ferrocarriles se privatizaron a fines de los 90.

Contaminación en Shanghai
La contaminación en varias ciudades chinas está
llegando a niveles alarmantes

Un peligro llamado geoingeniería

Como nadie se anima a ponerle límites a las petroleras, muchos quedan esperando que llegue una solución milagrosa que evite las tragedias producto del cambio climático y que las empresas de combustibles fósiles puedan seguir contaminando sin límites.
La denominada geoingeniería está intentando diseñar varios sistemas, uno de ellos es el de inyección de partículas en la atmósfera para que refleje la luz solar hacia el espacio de manera de disminuir el calor que llega hasta la Tierra, se la llama gestión de la Radiación Solar porque trataría se gestionar la luz que llegue hasta la superficie. 
Otro método consiste en abrillantar las nubes rociando el suelo con agua de mar, para crear una cobertura de nubes mayor o bien para que las nubes sean más reflectantes
Otro mecanismo consiste en rociar la atmósfera con aerosoles de sulfato ya sea desde aviones adaptados o desde globos de helio con mangueras.
A esta última se la conoce como la opción Pinotubo, adopta el nombre de un volcán en Tailandia, que lanzó gran cantidad de dióxido de azufre a la atmósfera a gran altura, las gotas de ácido sulfúrico no caen al suelo sino que se mantienen en la estratósfera y pueden extenderse en pocas semanas alrededor de la tierra, las gotas en suspensión actúan como espejos impidiendo que llegue  a la Tierra todo el calor del sol, por eso es que algunos científicos han llegado a la conclusión que es posible hallar un modo de provocar el mismo efecto de las erupciones bajando la temperatura del planeta.
Pero llevar a la práctica estas teorías pueden provocar reacciones de difícil evaluación, pueden producirse peligrosos efectos colaterales, si se comienza a rociar la atmósfera con material para bloquear los rayos solares ese proceso debe continuarse eternamente porque el calentamiento reprimido llegaría de repente a la tierra en una ola de calor que no le daría la posibilidad de adaptarse a la raza humana y a otros seres vivos.
Mientras se mantenga la ilusión de encontrar una salida milagrosa a la contaminación las empresas continuarán haciéndolo.
La peligrosidad de la bioingeniería consiste en que puede estar ensuciando aún más la atmósfera con consecuencias muy difíciles de prever.
James Fleming que es historiador de la ciencia ha señalado que los métodos de la geoingeniería no están probados y son extremadamente peligrosos.
Algunos científicos han advertido que rociar el hemisferio norte de azufre puede provocar una enorme caída de la productividad de los cultivos en el África y una reducción en las reservas de agua dulce, por lo cual aplicar estas “soluciones” podían tener como consecuencias un genocidio en algunas regiones del planeta. Precisamente cuando se produjo la erupción del volcán Pinotubo se registraron sequías en África 
El escritor ecologista Kenneth Brower ha dicho: “la noción de que la ciencia nos salvará es la quimera que permite que la generación presente consuma todos los recursos que quiera como si ninguna generación fuera a venir tras ellas. Es el desastre que posibilita que la civilización avance tan decidida hacia la catástrofe medioambiental. Impide la aplicación de la solución real, que reside en el reto difícil y nada tecnológico de cambiar la conducta humana”.

 

Algunos países lo intentan

A pesar de la resistencia de los negacionistas y las corporaciones, se han realizado intentos exitosos para desarrollar energías limpias, uno de esos países es Dinamarca que cuenta con un programa de energía renovable que ha tenido singular éxito ya que el 40% de la electricidad proviene de ese tipo de energía especialmente eólica.
En el 2013 en Hamburgo se votó por regresar al municipio el control de la red de gas y calefacción, para que estos servicios se rigieran por el beneficio de la población y no por el lucro de las empresas privadas, pero además los habitantes de esa ciudad podían tener voz y voto en las decisiones del sistema energético, las ganancias de reinvertirían en mejorar el servicio y no en incrementar los bolsillos de los accionistas.
En el 2013 el 30 % de la energía en Alemania procedía de energías renovables pero en el 2000 era apenas del 6%. Mientras que en los Estados Unidos apenas representan el 4% del total.
Los ayuntamientos de Francfort y Munich se comprometieron a llegar en 2025 y 2050 respectivamente a abastecerse con el 100 % de energías renovables.
En Berlín también los habitantes votaron en un 83% para estatizar la compañía de electricidad con el agregado que debía impulsar el desarrollo de energías renovables.
Alemania está tratando de seguir el ejemplo de Dinamarca, a pesar de lo cual en los años 2012 y 2013 incrementó sus emisiones.
En el 2011 a raíz de desastre producido en Fukuyima el gobierno alemán de Angela Merkel anunció que Alemania abandonaría por completo la producción de energía nuclear planteándose  como objetivo el 2022, esto se produjo porque en Alemania existió un fuerte movimiento antinuclear,  también se adoptaron medidas para abandonar el carbón como combustible para la producción de energía, sin embargo se ha permitido exportar esa energía por lo cual las centrales eléctricas que funcionan a carbón han ido creciendo al sustituir a la energía nuclear.
La energía nuclear deja huellas en la atmósfera, la extracción, el enriquecimiento y el traslado del uranio produce cantidades de combustibles fósiles y también lo hacen las centrales nucleares.
De ninguna manera se debe entender que el abandono de la energía nuclear se debe hacer de la manera salvaje que lo está haciendo el gobierno de Macri que despidió a cientos de trabajadores de Atucha con la sola finalidad de reducir el costo del Estado y no para evitar los riesgo de esa energía, el traspaso de las energías sucias a las renovable se debe hacer sin afectar las fuentes de trabajo.
Aquello países que más avanzaron en el desarrollo de energías limpias fueron los que mantuvieron en manos estatales las compañías de energía, eso ocurrió en los Países Bajos, Noruega y Austria.
Por cierto, que hay empresas estatales que deben ser presionadas para que muestren interés por la energía solar y eólica, pero las empresas privadas ni siquiera se plantean esa posibilidad apuradas como están por garantizarles ganancias a sus accionistas.
Un estudio efectuado por la Universidad Melboure en Australia y una organización sin fines de lucro han publicado un informe que indica que en 10 años sería posible obtener un sistema de producción y distribución de energía con una 60 % de energía solar y un 40% de eólica.

 

Propuestas

Algunos países que aún no han logrado un desarrollo industrial de consideración plantean con absoluta justicia que los países industrializados deberían pagar compensaciones a los países más atrasados económicamente por ser aquellos quienes llevan largos años contaminando el planeta.
Desde Ecuador se hizo un llamado a la comunidad internacional para que pagara una compensación a cambio de no extraer petróleo del subsuelo de la selva Yasuni y que ese dinero sirviera para financiar programas sociales y la transición hacia energía renovables, por cierto que nadie escuchó este reclamo
La crisis del 2008 que afectó a los Estados Unidos y Europa dió la excusa para que esos países decidieran dejar sin efecto o reducir al máximo los programas relacionados con la reducción de emisiones.
Las petroleras siguen obteniendo ganancias siderales, Exxon obtuvo un récord en 2011 y 2012 llegando a los 41.000 y 45.000 millones de dólares respectivamente, esta empresa es rica mientras descarga los costos de la limpieza de la suciedad que produce en los ciudadanos comunes y corrientes.
Las petroleras también deberían pagar por seguir contaminando a la vez que sus ganancias deberían estar destinadas al desarrollo de energías renovables.
Así como las tabacaleras debieron pagar por los daños sufridos por las personas y como la British Petreoleum (BP) debió costear las tareas de descontaminación en el golfo de México por el derrame ocasionado por ella, ya va siendo hora qué las petroleras paguen por la crisis climática.
También las empresas automovilísticas y de aviación han sido grandes responsables de la contaminación atmosférica y también deberían ser tenidas en cuenta a la hora de gravar sus actividades.
Como señala Klein existe una relación directa entre la contaminación y la riqueza porque quienes tienen fortuna viajan más, tienen más autos, consumen más electricidad, por lo que gravar la riqueza servirá para derivar dinero para subsanar los efectos de la contaminación.
La autora propone gravar la renta financiera, la clausura de los paraísos fiscales, un impuesto a las mayores fortunas, impuesto a los países que más contaminan y dejar de subsidiar a los combustibles fósiles.
Hace décadas que se le vienen proponiendo a los ciudadanos que gasten menos luz, que se pongan pullover en sus casas, usen transporte público, mientras tanto los grandes contaminadores siguen haciéndolo sin ningún control estatal, o sea que se les permite envenenar libremente.
Aquellas asociaciones que luchan seriamente contra la contaminación han convocado a la desinversión que consiste en reclamar a las universidades, fundaciones, organizaciones religiosas y gobiernos municipales que vendan sus acciones en empresas de combustibles fósiles, es una forma de demostrarle a esas empresas que su modelo de negocio tiene que ser boicoteado porque sus ganancias son incompatibles con un planeta que pueda ser habitado.
A raíz de este movimiento varias universidades han anunciado su decisión de desinvertir, de igual forma que alcaldes de ciudades de los Estados Unidos y organizaciones religiosas.
Se intenta ubicar a estas empresas a un nivel similar al de las tabacaleras lo que haría posible realizar demandas contra ellas para que se prohíban sus donaciones políticas que en verdad son sobornos, y también se les impida realizar publicidad por las mismas razones de salud pública.

Ola de calor en Italia
Ola de calor en Italia en estos días, las temperaturas
extremas es otra de las consecuencias del calentamiento global

El soborno herramienta de las petroleras

Que las empresas de energías sucias tengan inmensas ganancias significa que pueden dedicar parte de esa fortuna a sobornar a gobiernos y funcionarios para que no los molesten cuando contaminan el planeta, en el 2013 la industria del petróleo y el gas de los Estados Unidos gastó miles de millones para presionar  a las autoridades y el Congreso, buena parte de esas sumas enormes son aportadas en las campañas electorales donde financian a ambos partidos para asegurarse que, gane quien gane, ellas puedan asegurarse una victoria.
Estas empresas controlan el aparato político por los sobornos, pero también por la llamada puerta giratoria, los directores de las empresas privadas son designados como funcionarios para que defiendan los intereses de las empresas, a las que regresan una vez terminado su empleo en el Estado. La Argentina de Macri es un ejemplo de esto, el actual Ministro de Energía era el CEO de la filial de Shell en la Argentina.
Un informe interno del gobierno de los Estados Unidos dictaminó que el servicio de gestión de minerales encargado de recaudar los cánones de las empresas de gas y petróleo estaba salpicado por actos de corrupción, porque muchos de los empleados aceptaban dádivas de las empresas.

 

Gobiernos pusilánimes y cómplices

Si no se halla la solución a este gravísimo problema es porque los gobiernos no se animan a encarrilar a los poderosos para que dejen de contaminar, lo que el mundo necesita son gobiernos que estén dispuestos a enfrentar a los contaminadores y para eso deben romper las reglas del libre mercado que antepone la ganancia privada al interés general.
Obama y los gobiernos estadounidenses dejaron hacer a los bancos lo que quisieran a pesar del comportamiento irresponsable de la banca que puso en riesgo al conjunto de la economía, a las automotrices se les permitió despedir a miles de trabajadores. No son gobiernos de estas características quienes pueden asumir la defensa del Medio Ambiente por más que declaren su voluntad en hacerlo.
El Estado de Pensylvania contrató a una empresa privada para hacer inteligencia sobre aquellos que manifestaban contra el fracking, información que luego compartió con las empresas, en Francia una Compañía Eléctrica fue condenada por espiar a Greenpeace.

 

Resistir la destrucción del planeta

Se utiliza el término Blockadia para identificar al movimiento internacional que se manifiesta ahí donde se intenta imponer proyectos contaminantes como minas a cielo abierto, extracción de combustible mediante el fracking o la construcción de oleoductos que transporten petróleo obtenido de las arenas bituminosas.
Este término comenzó a utilizarse en 2012 durante la protestas en Texas por la construcción de un enorme oleoducto llamado Keystone Pipeline System que recorre parte de Canadá y cruza los Estados Unidos de Norte a Sur y de oeste a este.
Este es un movimiento de resistencia de las comunidades para evitar que su hábitat sea destruido por las empresas mineras y de combustibles fósiles por proyectos, que cada vez son más agresivos y destructivos, esos pueblos reclaman tener el control sobre los recursos esenciales para la supervivencia como el aire, el agua y el suelo.
Los activistas sostienen que el carbono debe quedar en la tierra, que se debe proteger a los bosques que son los grandes captores del carbono y evitar la tala masiva producto de la actividad minera para impedir el calentamiento que nos lleva a mayores catástrofes.
Este movimiento se diferencia de las tradicionales organizaciones ecologistas, así lo señala Scott Parkin, de Rainforest Action Network: “Ahora ha surgido un nuevo movimiento contrario al orden establecido que ha roto con esa elite verde que se ha vuelto indistinguible del resto de la elite de Washington; un movimiento que ha infundido vigor a toda una nueva generación para que plante cara in situ a las excavaciones y a los volquetes que transportan carbón”.
 Los pueblos cercanos a las minas a cielo abierto se oponen a la instalación temiendo por la salud de sus familias y de su ganado porque contaminan el agua y arruinan proyectos de pesca, agricultura y turismo.
Los pueblos resistentes han debido hacer frente a la violencia que acompaña la imposición de estos proyectos contaminantes, por ejemplo en Grecia se reprimió con balas de goma a quienes protestaban contra la destrucción de los bosques, que el primer ministro Antonio Samarás justificaba por la imagen que el país debía brindar ante los inversores extranjeros.
El barco de Greenpeace fue abordado por policías armados de la Guardia Costera rusa cuando protestaba contra las perforaciones en el Ártico ruso.
El régimen chino persigue a quienes protestan en Mongolia que resistían la instalación de una mina a cielo abierto porque cuando hay viento sus casas aparecen cubiertas de carbón y disminuyen los niveles de agua, la represión terminó con muertos.
El 4 de enero de 1993 se realizó en Nigeria una impresionante manifestación con la presencia de 300.000 personas del pueblo Ogoni para protestar contra la empresa Shell, empresa que fue obligada a retirarse de la tierra de los ogonis, sin embargo cuando intentaron recuperar las tierras que antes ocupaba Shell, el gobierno lanzó una persecución que terminó en asesinatos  y la ejecución de los líderes, el surgimiento de grupos guerrilleros fue la consecuencia de la criminal accionar de dictaduras militares.
Son los pueblos originarios quienes más han resistido el extractivismo y que por sus profundas creencias muestran un enorme respeto por la naturaleza.
Klein considera que el derecho de los pueblos originarios juega un papel fundamental en la resistencia a los combustibles fósiles, la autora es canadiense y en la Constitución de ese país se reconocen los derechos a esos pueblos.
Por eso consideran que sus derechos tienen un poder legal para detener a las empresas cuando se ven afectados los terrenos donde habitan, cazan y pescan.
Una declaración del 2007 de las Naciones Unidas reconoce los derechos de los pueblos originarios y sus derechos al resguardo del medio ambiente y sus tierras, en Bolivia en el 2009 se decidió que estos pueblos deben ser consultados antes de disponer la explotación de los recursos humanos en el territorio que habitan. La Constitución Argentina también reconoce esos derechos en el artículo 75 inciso 17.
Sin embargo, las empresas pasan por alto estos derechos sin importarles la legalidad de sus acciones a sabiendas que los gobiernos les temen y que aceptan sus sobornos.

Sequías
Sequías otra de las consecuencias del cambio climático

Gobiernos populares y progresistas

En América Latina han surgido varios gobiernos progresistas que se plantearon como objetivo central la reducción de la desigualdad, abordando seriamente el acuciante problema de la pobreza y la recuperación de las industrias extractivas privatizadas por gobiernos neoliberales, la lista de la autora con la cual coincidimos con su caracterización es la de Lula Y Dilma en Brasil, Chávez en Venezuela, Rafael Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia y el kirchnerismo en Argentina.
Estos gobiernos se esforzaron por revertir la situación por la cual la riqueza se encontraba en manos de una elite que terminaba fugando el dinero hacia el exterior, por lo general en cuentas y empresas offshore.
Sin embargo, la autora se permite un cuestionamiento a esos gobiernos por no ser capaces de plantearse modelos económicos que no precisen de elevados niveles de extractivismo con su consecuente costo ecológico.
Ecuador y Venezuela son países dependientes del petróleo, Bolivia del gas, Argentina de la minería a cielo abierto y el monocultivo de la soja, Brasil de los enormes embalses y las plataformas petroleras en el océano.
Lo que la autora no dice que estos gobiernos debieron gastar tiempo y esfuerzo en mantenerse en el poder luego que las oligarquías nativas en asociación con las potencias imperialistas intentaran reiteradamente su derrocamiento, Chávez fue derrocado por un golpe de estado y restituido por la movilización popular, hoy el gobierno de Maduro padece una de las agresiones más salvajes padecidas por una democracia en las últimas décadas de la que participa la gran prensa imperialista, Dilma fue derrocada, Correa debió padecer de un intento de insubordinación de la policía, Evo enfrentó un intento de golpe de la oligarquía boliviana y perdió un plesbicito  después que se le inventara un hijo, Cristina Fernández debió padecer dos intentos desestabilizadores uno por la oligarquía sojera o el otro por la muerte del Fiscal Nisman, ambos intentos contaron con la impulso de la prensa canalla.
Luego de dejar sentado este punto fundamental también es necesario señalar que todo gobierno progresista en la Argentina debería combatir el desmonte y buscar alternativas a la minería a cielo abierto.

 

Un cambio de sistema

Naomí Klein reitera que no es posible asumir la defensa del Medio Ambiente sin cuestionar el sistema social y político que impera en el Mundo, cita a Miya Yoshitami directora de la red Medioambiental de Asia y el Pacífico con sede en Oakland: “La lucha por la justicia climática aquí, en Estados Unidos, y en todo el mundo no es solamente una lucha contra la mayor crisis ecológica de todos los tiempos, sino que es la lucha por una nueva economía, un nuevo sistema energético, una nueva democracia, una nueva relación con el planeta y entre nosotros, una lucha por la tierra, el agua y la soberanía alimentaria, por los derechos indígenas , por los derechos humanos y por la dignidad de todas la personas”
Es imprescindible asumir un profundo cambio cultural en las sociedades para plantear una visión del mundo que se percate de una vez, que el ser humano es parte de la naturaleza y que por eso es necesario vivir en armonía con ella, y no promover su utilización corrosiva o directamente su destrucción.
Los sectores progresistas deben mostrar a la sociedad que las soluciones para la crisis climática son las mismas que se necesitan para cambiar el modelo económico por uno más justo, que genere empleo y ponga límite a la codicia de los empresarios.
El mejor modelo para las empresas energéticas es aquel que se gestione democráticamente por las comunidades de usuarios ya sea mediante cooperativas o como bien de la comunidad, estas formas permitirían a los usuarios reclamar cuando algo funciona mal y que las ganancias no se malgasten en el pago a los accionistas y a los gerentes, y se puedan utilizar los beneficios en la inversión para el desarrollo de las energías renovables.
Es imprescindible luchar para que las comunidades tengan voz y voto en las decisiones sobre el aire, el agua y el suelo, aun cuando, haya gobiernos que adoptan decisiones sin consultarlos, permitiendo que en su zona se instalen proyectos peligrosos vinculados al fracking, a la minería a cielo abierto o que sean atravesados por oleoductos.
La única esperanza se basa en la resistencia para reclamar por una serie de medidas que no van en el mismo sentido que la sociedad capitalista, desarrollando una acción ecológica que impida la instalación de proyectos tóxicos.
Así lo explica la autora: “Dicho de otro modo, a estas alturas, sólo los movimientos sociales de masas pueden salvarnos. Porque sabemos hacia donde se encamina el sistema actual si no se le pone coto ni control”.
Para encarar las transformaciones es necesario un nivel extraordinario de movilización social. El activismo pasa a ser algo más que la acción de un pequeño grupo, para convertirse en una actividad cotidiana en el ámbito de toda la sociedad.
Así concluye la autora: “La tarea consiste fundamentalmente en articular, no sólo un conjunto alternativo de propuestas políticas, sino una visión alternativa del mundo que rivalice con la que late en el corazón mismo de la crisis ecológica: una cosmovisión fundada en la interdependencia antes que en el hiper individualismo, en la reciprocidad antes qué en la dominación, y en la cooperación antes que en la jerarquización. Todo esto es necesario, no ya para crear un contexto político propicio a la reducción extraordinaria de los niveles de emisiones, sino también porque nos ayudará a afrontar aquellos desastres que ya no podremos evitar”.

Represión a los Mapuches
El gobierno de Macri reprime a los Mapuches que luchan para
que sus tierras no sean contaminadas por mineras y petroleras

La situación en la Argentina

En este momento dejamos el libro de Naomi Klein para abordar algunos artículos que se refieren a la situación en la Argentina que tiene como principales preocupaciones ecológicas: el monocultivo de soja, la depredación de los bosques y la minería a cielo abierto, y más recientemente al fracking.
En abril de 2017 el escritor Mempo Giardinelli, radicado en Chaco, una de las provincias más afectadas por el desmonte, publicó un artículo titulado: “Lluvias, inundaciones y soja en tiempos de cólera”.
Luego de mencionar las enormes extensiones en todo el país que se encontraban inundadas en ese momento, reflexionaba de la siguiente manera: “Pero lo más asombroso, lo verdaderamente fenomenal e increíble, no es que esta calamidad suceda en casi todo el territorio argentino. Lo verdaderamente condenable es que no hay explicaciones sinceras. No se lee ni se confiesa la causa profunda del desastre que ensombrece el futuro de nuestro país. Y que no se llama ’cambio climático’ como mienten el presidente Macri y sus secuaces. Se llama SOJA, que es el poroto productor del desastre agrícola argentino, y cuyos promotores y beneficiarios son los responsables de este crimen de lesa ecología, para el que cuentan con la infaltable contribución de un Estado bobo en manos de funcionarios corruptos. Así nomás”.
Giardinelli avanza sobre los responsables de este desastre que casi nunca son mencionados: “Han sido unas cuantas corporaciones nacionales y extranjeras, y puñados de ex banqueros, políticos y corruptos varios, quienes junto con empresarios del llamado ‘campo’ en los últimos 20 años, y de manera bestial, se forraron de dólares generando un crecimiento irresponsable del cultivo de la soja, devastando para ello los fabulosos bosques de riquísimas maderas que tenía nuestro país. Defecaron sobre leyes y controles, corrompieron en todos los gobiernos y talaron y deforestaron provincias enteras. Y además, mintiendo y atropellando comunidades enteras, expulsaron y desarraigaron a decenas de miles de familias que hoy se arraciman en las villas miseria de todos los conurbanos”. 
El 11 de junio de 2017 en el diario Página 12 se informaba que había en esos momentos 40 millones de hectáreas inundadas en 11 provincias y agregaba que los científicos atribuían este desastre al monocultivo de soja y al desmonte, según Greenpeace una hectárea de bosques absorbe diez veces más que una hectárea de soja.
Investigadores del Conicet alertaban que existía un millón de personas en riesgo de verse afectadas por estas inundaciones que abarcaban 32 ciudades.
El Director de Suelos de Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Miguel Taboada, indicó que esta circunstancia se debe principalmente a que en los últimos 25 años se perdieron más de 12 millones de hectáreas de pasturas y pastizales que fueron transformadas en áreas sembradas.
Argentina tiene el alarmante privilegio de hallarse entre los primeros diez países que han producido el mayor desmonte en los últimos 25 años, la superficie afectada es similar a la que ocupa la provincia de Entre Ríos.
Para concluir con este repaso argentino, mencionaremos otro artículo de 26 de junio de 2017, también aparecido en Pagina 12, en el que se mencionaba que 100 gendarmes irrumpieron en tierras de la comunidad Mapuche, por la zona de Vaca Muerta en Neuquén para escoltar a los trabajadores de YPF que iban a realizar trabajos de fracking.
La Comunidad Mapuche ha denunciado la militarización de la zona acusando a la ministra de la Represión, Patricia Bullrich, por la escalada de violencia contra los habitantes que reclaman que sus tierras no sean contaminadas.
Como ya mencionamos más arriba nuestro país cuenta con una legislación que protege los derechos de los pueblos originarios que está consagrado en el artículo 75 inciso 17 de la Constitución Nacional estableciendo que el Estado debe contar con la aprobación de las comunidades para realizar una actividad que afecte su territorio, nunca se realizó consulta alguna con los afectados.
La Comunidad Mapuche cuestiona la actividad de fracking de igual forma que es objetada en todo el mundo, sin embargo, el 21 de junio los efectivos de la gendarmería llegaron e ingresaron sin mostrar orden judicial alguna.
Los habitantes de la zona denunciaron al gobierno nacional y provincial por este atropello, las Comunidades Mapuches realizaron una manifestación al centro de la ciudad de Neuquén cuando se denunció: “Por orden de la ministra Bullrich, Gendarmería ha militarizado la comunidad Campo Maripe. Nos sentimos prisioneros en nuestra propia casa y nos llenan de basura de la contaminación petrolera”.

 

Conclusión

Creíamos que el Hombre había avanzado significativamente al dejar de lado los sacrificios humanos, práctica muy extendida entre algunos pueblos de la antigüedad, sin embargo, ahora nos encontramos ante una situación espeluznante, la Humanidad toda está siendo sacrificada para que un puñado de poderosos empresarios puedan seguir alimentando su ilimitada codicia.
En nuestro país millones de personas se ven afectadas por inundaciones y otras catástrofes producto del monocultivo sojero que llena el bolsillo de unos pocos miles de terratenientes y empresarios, dispuestos a incendiar el país, si algún gobierno intenta limitar mínimamente su ganancia, como vimos en el denominado el “conflicto del campo”.
Bien dice Naomí Klein cuando señala que es inútil esperar que los sectores de derecha, defensores del lucro de las multinacionales y las grandes corporaciones, asuman la defensa del Medio Ambiente y estén dispuestos a hacer concesiones para que la raza humana pueda subsistir.
Tampoco podemos dejar en manos de la hipocresía de muchas de las asociaciones ecologistas la lucha contra el cambio climático, porque algunas de ellas son simples mercaderes en busca de asociación con las empresas contaminantes, y otras, aún cuando tengan las mejores intenciones, se niegan a inmiscuirse en la lucha política, único medio por el cual se puede lograr verdaderos avances que frenen la criminal contaminación.
Por eso deben ser los sectores progresistas quienes deben asumir con firmeza la lucha en la defensa del medio ambiente, sin renunciar a las banderas históricas de justicia social, soberanía nacional, independencia económica y la unidad de los pueblos de América Latina.
El primer compromiso consiste en resistir a las empresas que ensucian la atmósfera y que por lo general son las mismas que explotan a sus trabajadores y saquean las riquezas de los países dependientes.
Pero lo más importante es luchar en cada país por imponer proyectos progresistas de liberación, de los cuales América Latina fue un ejemplo que se difundió hacia otras latitudes, muy a pesar de las calumnias que contra esos movimientos lanzó la prensa canalla al servicio del imperialismo.
Incluso en los países desarrollados han surgido dirigentes y/o partidos emparentados con las luchas de los pueblos latinoamericanos y las ideas progresistas.
La restauración neoliberal que se estableció en Argentina y Brasil son una nueva confirmación de la destrucción de que es capaz la codicia empresaria cuando tiene el poder. Si algo queda bien claro de la lectura de este libro es que aquellos que hambrean a los pueblos son los mismos que destruyen el Medio Ambiente, animarse a combatirlos es la misión fundamental de los pueblos.

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