El Forjista

Vida y obra de Erich Fromm

Las convicciones de Erich Fromm

Capítulo 5 - Influencias: Carlos Marx

Marx fue sin duda su mayor influencia, pero focalizó su interés en la obra de su juventud es decir en los “Manuscritos económicos-filosóficos” y “La ideología alemana” precisamente esos trabajos fueron publicados, el segundo parcialmente, en su libro “Marx y su concepto del hombre”.

Los cuatro Manuscritos fueron escritos entre abril y agosto de 1844 cuando el autor tenía 26 años, y no se publicaron hasta 1932, en tanto que “La ideología alemana” fue publicada por primera vez de manera parcial en 1926 hasta que en 1932 se la conoció totalmente. La primera traducción al inglés de los manuscritos fue realizada por Fromm en 1961. (1)

En esta parte obviaremos un aspecto fundamental de la obra de Marx cual es el referido al materialismo histórico que ya fue mencionado en un capítulo anterior.

El “joven” Marx puso el acento en el tema de la alienación del trabajo en el sistema capitalista, aún no había desarrollado su teoría de la plusvalía que plasmará en “El Capital”. Lo que cabría preguntarse es si al privilegiar la obra de juventud no se está efectuando una mirada parcial de la obra de Marx, sin duda así fue, pero a favor de Fromm podría decirse que también otros marxistas y en particular los stalinistas al minimizar estas obras de Marx también efectuaron un estudio sesgado de su obra.

Si bien algunos sostienen que el “viejo” Marx  abandonó aquellas ideas de su juventud, para Fromm no fue así, consideraba que no era necesario optar por uno u otro porque el Marx de “El capital” era el continuador del que había escrito aquellos Manuscritos sin renunciar a esas ideas juveniles, en cambio había un interés manifiesto en los comunistas rusos por mostrar una contradicción entre ambos.

Aquellos que se atrevieron a proclamar el humanismo de Marx como el caso de Gyorgy Luckacs, filósofo húngaro que fue el primero en hacerlo se vio obligado a retractarse cuando en 1934 visitó la URSS, Ernst Bloch fue otro filósofo en este caso alemán que fue atacado por los comunistas al  atreverse a realizar un análisis de Marx que contrariaba a la ortodoxia. (2)

Sin duda Fromm intentó contrabalancear la distorsión del pensamiento marxista en que había caído la versión stalinista que mostraba su cara brutal, utilizando a Marx para justificar un régimen de terror y autoritarismo.

Pero no fue sólo el stalinismo quién realizó una sistemática distorsión del pensamiento marxista, también lo hizo la socialdemocracia y su colaboracionismo con las respectivas burguesías, y por supuesto aquellos críticos capitalistas del marxismo que desataron una furiosa campaña contra esa ideología impregnada de deliberadas deformaciones. 

Luego de la Segunda Guerra Mundial el comunismo ocupó el lugar del diablo para los norteamericanos, nos dice Fromm, de esa manera se evitó cualquier posibilidad que analizaran con un poco de objetividad las ideas de Marx, se concentraron en asociar a éste con Stalin, del que denunciaron su política de terror, pero hipócritamente no actuaron de igual manera cuando Francia lo aplicó en Argelia o con sus aliados Trujillo en Santo Domingo o Franco en España, estos casos no provocaban la misma indignación moral que les producía Stalin, esto mostraba que el cuestionamiento a la URSS  no se fundaba en auténticos sentimientos humanistas sino que se la criticaba porque en su economía no había lugar para los capitalistas. (3)

El malentendido más común sobre este pensamiento era atribuir a Marx que su materialismo consideraba que la principal motivación del hombre era la ganancia y su bienestar económico, esta distorsión continuaba con la afirmación que dentro de esta teoría no había interés alguno por el individuo al cual se lo sacrificaba en beneficio de la sociedad, por lo tanto se desatendía de sus necesidades espirituales, es decir mientras la personas estuvieran bien alimentadas y vestidas toda andaba bien, además con su cuestionamiento a la religión se concluía que nada de lo espiritual le interesaba.  

Obviamente esta explicación se amoldaba ya sea a los que se habían adueñado del marxismo en Rusia que necesitaban justificar que una burocracia política se hubiera apoderado de los resortes fundamentales del Estado y que habían confiscado la libertad individual a cambio de algunas concesiones materiales o aquellos enemigos capitalistas a los que sólo interesaba desprestigiarlo porque lo consideraban peligroso para sus intereses económicos. Nuestro autor difería con ellos y consideraba que el objetivo del marxismo era la emancipación espiritual del ser humano, su liberación de las cadenas de la economía y el regreso a la armonía con sus semejantes y la naturaleza.

Marx señalaba en sus primeros años de producción intelectual, una distinción con respecto al comunismo vulgar, en esto hace principal hincapié Erich Fromm, cuando  habla de la propiedad privada se refiere a los medios de producción en manos de los capitalistas que contratan a aquellos que no tienen esa propiedad para que trabajen para ellos, pero de ninguna manera pregonaba la socialización de los objetos de uso cotidiano. (4)

Ese comunismo vulgar que el mismo Marx había criticado, Fromm lo asociaba principalmente al stalinismo y los regímenes que se sucedieron en la URSS y en otros sitios incluyendo China, en ellos no se respetaba en lo más mínimo la personalidad de los individuos, imponiendo reglas que limitaban, antes que desarrollar, las potencialidades de los trabajadores, en ese tipo de comunismo vulgar la envidia se convertía en una fuerza de importancia mostrando muchas veces el espíritu destructivo del pequeño burgués que dirige todo su resentimiento hacia los propietarios más ricos. Ni Marx, ni Fromm querían tener algo que ver con este tipo de socialismo que liquidaba la personalidad. (5)

Una de las cuestiones que más enojaba a Fromm era que se presentara a Marx como contrario a la libertad personal: “El hecho de que Marx pudiera ser considerado como un enemigo de la libertad sólo fue hecho posible por el fantástico fraude de Stalin, al pretender hablar en nombre de Marx, junto con la fantástica ignorancia acerca de Marx que existe en el mundo occidental. Para Marx, el fin del socialismo era la libertad, pero la libertad en un sentido mucho más radical que como lo concibe la democracia existente: la libertad en el sentido de independencia, basada en la posibilidad del hombre para pararse sobre sus propios pies, utilizar sus propias fuerzas y relacionarse productivamente con el mundo”. (6)

Marx sostenía que el modo de producción determina la ideología y sus deseos, pero no decía que el mayor deseo de los seres humanos fuera obtener la máxima ganancia material, son las condiciones económicas del capitalismo las que generan ese incentivo para aquellos que son los dueños de los medios de producción, pero condiciones económicas diferentes producirían seres humanos diferentes con deseos opuestos incluso, sin un mayor interés por las cuestiones materiales. (7)

El tema central para el Marx de los Manuscritos es el de la alienación o enajenación que produce el sistema capitalista, Fromm en tanto consideraba este tema casi tan importante como el de la obtención de los medios necesarios para una vida material digna.

Así expresaba su opinión al respecto: “…el fin mismo de Marx es liberar al hombre de la presión de las necesidades económicas, para que pueda ser plenamente humano; que Marx se preocupa, principalmente, por la emancipación del hombre como individuo, la superación de la enajenación, el restablecimiento de su capacidad para relacionarse plenamente con el hombre y la naturaleza…”. (8)

Recurriremos a los textos del propio Marx para mostrar su pensamiento, en particular en aquellos aspectos resaltados y defendidos por Fromm: “…la economía política oculta la enajenación en la naturaleza del trabajo en tanto que no examina la relación directa entre el trabajador (trabajo) y la producción. El trabajo produce, ciertamente maravillas para los ricos, pero produce privaciones para el trabajador. Produce palacios pero también cabañas para el trabajador. Produce belleza, pero deformidad para el trabajador. Sustituye al trabajo por la maquinaria, pero desplaza a algunos trabajadores hacia un tipo bárbaro de trabajo y convierte a los demás en máquinas. Produce inteligencia pero también produce estupidez y cretinismo para los trabajadores”.       

Y continuaba explicando: “¿Qué constituye la enajenación del trabajo? Primero, que el trabajo es externo al trabajador, que no es parte de su naturaleza; y que, en consecuencia, no se realiza en su trabajo sino que se niega, experimenta una sensación de malestar más que de bienestar, no desarrolla libremente sus energías mentales y físicas  sino que se encuentra físicamente exhausto y mentalmente abatido. El trabajador sólo se siente a sus anchas, pues, en sus horas de ocio, mientras que el trabajo se siente incómodo. Su trabajo no es voluntario sino impuesto, es un trabajo forzado. No es la satisfacción de una necesidad, sino sólo un medio para satisfacer otras necesidades”. (9)

Marx mantuvo algunas contradicciones en cuanto al trabajo no alienado, es decir en aquél que se pudiera desarrollar en una sociedad socialista, a veces lo consideraba como una actividad superior de la vida en tanto permitiría la expresión creativa del trabajador, pero en otros escritos explicó que el objetivo de la vida era lograr el mayor tiempo libre posible  único momento en que el ser humano pudiera desarrollarse sin límites ni presiones, en plena libertad. Obviamente esta es una discusión muy difícil de resolver  cuando no sabemos aún de que sociedad estamos hablando cuando nos referimos a una sociedad no capitalista ya que las conocidas hasta el momento no lograron ese objetivo planteado por el autor de los Manuscritos. (10)

Liberar al hombre del trabajo enajenado que generaba el capitalismo era uno de los temas primordiales en la ideología del autor de los Manuscritos, transformar ese trabajo en una acción libre y productiva no podía lograrse en un sistema capitalista que limitaba su personalidad o en un tipo de “socialismo” con similares limitaciones. Marx consideraba que ese trabajo destruía la personalidad de los individuos que lo convertía en una cosa y en un esclavo de las cosas por lo cual liberarse era esencial. Su cuestionamiento no estaba centralizado en el método de distribución del ingreso sino en el modo de producción  que esclaviza al hombre, no sólo por el capitalista sino por las cosas que produce que se convierten en más importantes que él mismo que es el que las produce. (11)

Siguiendo la línea del pensamiento de Marx, la sociedad debía emanciparse de la propiedad privada, de la servidumbre que ésta implicaba para los trabajadores y al liberarse de ella estarían conquistando la emancipación de toda la humanidad. Toda la servidumbre humana está implícita en esa relación del trabajador con el modo de producción capitalista. Entonces lo que Marx buscaba no era la liberación exclusivamente para los trabajadores sino que buscaba la de la humanidad en su conjunto, conformando una sociedad donde el hombre fuera un fin en sí mismo y no el instrumento de alguien. (12) Obviamente esta concepción de Fromm sobre el marxismo chocaba contra cualquiera de las instrumentaciones del socialismo que se habían desarrollado en el mundo. Sólo la Yugoslavia de Tito lograba alguna simpatía de su parte. 

La prueba que el hombre era esclavo y estaba sujeto a las cosas que producía, decía Fromm, se podía constatar en el temor a que la Humanidad pudiera ser destruida por el poderío nuclear de la superpotencias una de las creaciones de la inteligencia humana, (13) temor que parece haber disminuido en los últimos años luego de la desaparición de la URSS pero debe recordarse que los arsenales nucleares siguen activos. A esto debería agregarse que la Humanidad está tomando conciencia muy lentamente del daño que le está produciendo al planeta y que las consecuencias pueden ser también fatales para cualquier ser vivo.

En este rescate que Fromm realizaba de Marx había una frase que repetirá en varios de sus libros, repasémosla: “Supongamos que el hombre es hombre y que su relación con el mundo es una relación humana. Entonces el amor sólo puede intercambiarse por amor, la confianza por la confianza, etc. Si quieres gozar del arte tienes que ser una persona artísticamente cultivada; si quieres influir en otras personas debes ser una persona que estimule e impulse realmente a otros hombres. Cada una de tus relaciones con el hombre y la naturaleza debe ser una expresión específica, correspondiente  al objeto de tu voluntad, de tu verdadera vida individual. Si amas sin evocar el amor como respuesta, es decir si no eres capaz, mediante la manifestación de ti mismo como hombre amante de convertirte en persona amada, tu amor es impotente y una desgracia”(14) ¿Un Marx que hablaba de amor? Donde quedaba ese furioso revolucionario que intentaban mostrar los adalides del capitalismo, sin duda necesitaban silenciar o ignorar a este tipo de marxismo que Fromm defendía para poder continuar vendiendo sus distorsiones intencionadas.

El  primer paso del autor de “El Capital” fue mostrar el sufrimiento de la clase trabajadora, a continuación presentó las razones por las cuales se producía ese padecimiento que estaba en las bases mismas de la sociedad capitalista y por lo tanto debía dejarse de lado cualquier ilusión de mejoramiento dentro del sistema, su tercer paso fue mostrar que había una forma de concluir con los padecimientos de la clase obrera y por último delineó las bases de una nueva sociedad. (15)

La solución que Marx proponía para terminar con la enajenación de los trabajadores era la socialización de los medios de producción a la que consideraba condición necesaria para que el hombre cumpliera un papel activo en su desarrollo y en el de la sociedad,  Marx planteaba al igual que Fourier que el trabajo debía convertirse en una actividad atractiva e interesante para satisfacer las necesidades y deseos de los seres humanos incluso proponía no especializarse sino realizar distintas actividades de tal manera de no ser atrapado por la rutina y el aburrimiento. (16)

Quería abolir la pobreza extrema porque sólo de esa manera podía obtener una dimensión humana, pero también era enemigo de la riqueza extrema que convertía al hombre en prisionero de su avidez y codicia. Bajo ningún concepto podía sostener la idea de una sociedad donde el trabajador se convierta en un ávido consumidor como puede ocurrir en ciertas capas privilegiadas de los trabajadores en Europa y los Estados Unidos, su objetivo era el consumo óptimo y no el máximo consumo. (17)

Los primeros escritos de Marx se centraban en la enajenación, sus preocupaciones posteriores hicieron que estas ideas se olvidaran o pasaran a un segundo plano y que de su profunda crítica al capitalismo sólo quedara el cuestionamiento a la economía política, afirmaba Fromm que esa crítica al capitalismo adolecía de algunas fallas pues se ha demostrado que en Europa y los Estados Unidos el proletariado no ha seguido empobreciéndose y por el contrario logró participar de ciertos beneficios del capitalismo. El panorama del obrero explotado y empobrecido choca con la realidad estadounidense del desarrollo capitalista, el capitalismo ha podido desarrollar fuerzas productivas que el marxismo no preveía. (18)

No obstante su admiración, Fromm cuestionó severamente algunos aspectos de la teoría de Marx particularmente en su libro “Psicoanálisis de la sociedad contemporánea” que muestra el punto en que más distante se ubicó de Marx, éste trabajo fue anterior a “Marx y su concepto del hombre”.

Entre los errores marcados es el de no haber previsto que los trabajadores se verían beneficiados por el capitalismo y que les permitió lograr un nivel de vida con comodidades y participación en el progreso económico, de esa manera los trabajadores tenían mucho más que perder que sus cadenas. (19)

Creemos que en este punto Fromm comete algunos errores, en primer término debe señalarse que no es la clase obrera de los países centrales en su conjunto la que recibe los beneficios del capitalismo sino algunos de ellos, en segundo término debe marcarse que todas las conquistas fueron obtenidas por la lucha de esos trabajadores, difícilmente las burguesía de cualquier país esté dispuesta a conceder beneficios a sus trabajadores por su propia voluntad. Y por último, y no por eso menos importante, Fromm no tiene en cuenta, cosa que sí consideró el “viejo” Marx que fue el carácter imperialista que tuvieron esos países centrales, fue el saqueo en Africa, Asia y América Latina lo que permitió a las burguesías imperialistas dar ciertos beneficios a sus trabajadores y de esa manera mantener en cierto estado de sopor a su clase obrera, no por casualidad muchas veces la burguesía de esos países imperiales recibieron el apoyo de su clase obrera en sus aventuras invasoras.

Como veremos más adelante Fromm no ignoraba el papel expoliador del imperialismo, pero en esta crítica la obvió cometiendo un error, de igual manera que no señala un error de Marx, que luego enmendó, al considerar que el imperialismo inglés podía jugar un papel civilizador en su conquista de la India, o en su crítica descalificadora de Bolivar en un libro olvidable. Errores de Marx que sí debieron ser señalados si se utiliza un punto de vista no eurocéntrico.

Otro de los errores que le atribuía a Marx era el siguiente: “También se equivocó en su idealización romántica de la clase obrera, resultando de una actitud puramente teórica y no de la observación de la realidad humana de dicha clase”.

A continuación realizó contra Marx la misma acusación que Saavedra le realizó a Fromm, el de considerar que en su concepto de la naturaleza del hombre está implícita la bondad del ser humano. La cual se liberaría totalmente ni bien pudiera romper las cadenas del capitalismo y señalaba que tanto Marx y Engels nunca perdieron el ingenuo optimismo del siglo XVIII, agregando que subestimaron las pasiones humanas en la nueva sociedad que mantendrían muchas de las cosas heredadas de la antigua.  

Continuando con su crítica llama “grotesca equivocación de Marx en lo que se refiere a las probabilidades de realización del socialismo”, creyendo que el advenimiento del socialismo estaba próximo a diferencia de Proudhon y Bakunin que previeron la oscuridad que se aproximaba, acusándolos a nuestro entender injustamente que ni él ni Engels pudieron detectar el stalinismo ni el fascismo, cosa que ni un mago podía haber predicho con tanta anticipación.

Otro error que Fromm le atribuye es haber creído que la socialización de los medios de producción era una condición suficiente para crear una sociedad socialista donde los hombres se liberaran automáticamente de la explotación creando a partir de ese momento seres libres. (20)

A pesar de estas críticas, muchas de las cuales no repitió en libros posteriores,  fue un efusivo admirador de Marx, en cambio no tenía ninguna simpatía hacia Lenin al que criticó en varias oportunidades entre otras cosas porque consideraba un retroceso su concepto del Estado con respecto a las ideas de Marx (21) y al que le atribuía gran parte de la culpa del autoritarismo en que derivó la Revolución Rusa. En cambio siempre que pudo expuso su admiración por Rosa Luxemburgo a la que consideró una de las figuras del marxismo que con mayor lucidez denunció el rumbo que adoptaría la revolución soviética y a la que considera imbuida de ese espíritu del socialismo humanista que él mismo defendía.

Retornando a los elogios afirmaba que Marx fue el primer humanista en plantear que la teoría debe estar indisolublemente unida a la práctica, este concepto lo llevó a afirmar: “Los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo de diversas maneras, cuando lo que importa es transformarlo”. (22)

El hombre no puede contentarse con interpretar el mundo también debe esforzarse para cambiarlo, la interpretación sin voluntad de cambio es estéril, en tanto que el cambio sin la interpretación es ciego. Interpretación y cambio, teoría y práctica debían marchar unidos potenciándose de tal manera que el conocimiento se fertiliza con la práctica y la práctica se guía con el conocimiento.(23)

Una de las ideas de Marx que más atraía a Fromm era que los seres humanos podían construir su propia historia, en un principio el hombre estaba encadenado a la naturaleza pero en su evolución fue transformando esa relación con la naturaleza y también se fue modificando a sí mismo.(24) De esta manera los hombres dejaban de ser meros objetos en manos de la naturaleza o los dioses para poder forjarse un futuro, por supuesto que esto no es ilimitado y está condicionado por fuerzas sociales que a los individuos alejados del poder les resulta muy difícil transformar.

De esta manera Fromm combatía aquella idea que presentaba a Marx como un determinista que consideraba a los seres humanos como objetos pasivos de la historia, por el contrario afirmaba que el hombre incidía sustancialmente en la historia, y ésta no es otra cosa que la actividad del hombre, que su continua lucha en pos de sus fines.(25)

Recurriremos a algunos intelectuales que fueron consultados por Fromm para su libro “Humanismo socialista” de manera de poder dar un panorama un poco más completo sobre el pensamiento de Marx en aquellas cuestiones que eran rescatadas por nuestro autor en tanto coincidían con su manera de visualizar la teoría marxista.    

Según Raia Dunayevskaia, Marx fusionó los mayores logros del pensamiento humano: la economía política inglesa, la doctrina revolucionaria de Francia y  la filosofía de Hegel, unificándola en una doctrina de liberación. (26)

En tanto Eugene Kamenka sostenía que el comunismo de Marx consistía en establecer una sociedad  donde imperara la libertad, en tanto el hombre se convertiría en sujeto y dejaría de ser un objeto dominado por los factores de poder, los actos de los individuos dejarían de estar determinados por una fuerza exterior, ya sea el Estado, la sociedad o las propias necesidades, sus semejantes dejarían de ser sus competidores y unificarían sus esfuerzos en bien de la comunidad. (27)

El polaco Bronislaw Baczko citaba a Marx en una de sus frases más conocidas: “La humanidad siempre encara sólo aquellos problemas que puede resolver, porque, al estudiar el asunto con más detenimiento, siempre comprobaremos que el problema mismo sólo aparece cuando las condiciones materiales necesarias para su solución ya existen o por lo menos están en proceso de formación”. Agregando a continuación que esto no implica de ninguna manera que esté excluido el libre albedrío de los seres humanos. (28)

Este punto lo explicaba Adam Schaff, también polaco, que indicaba que Marx rechazaba que el destino de los seres humanos estuviera determinado por fuerzas sobrehumanas de las cuales los hombres sólo eran un instrumento, pero también afirmó que la autonomía del hombre es sólo relativa en tanto no es una voluntad aislada sino que interactúa con otras voluntades, al ser integrante de una sociedad era un producto de ella. (29)

Maximilien Rubel introduce un tema fundamental al señalar que Marx sostenía que la conciencia comunista surgía de las masas desposeídas y no de las elites intelectuales, la cohesión del proletariado se lograba en su lucha por sus condiciones materiales pero también por transformar la sociedad, y ese objetivo revolucionario debía ser obra de esa clase trabajadora, ninguna elite debía suplantar este accionar de los obreros. (30)

Acá entraremos en un terreno que le valió no pocas críticas en su interpretación del marxismo al comparar a Marx con otros pensadores que a simple vista podrían ubicarse en las antípodas de su ideario, la osadía habitual en Fromm le permitieron comparar a Marx nada menos que con el monje dominico Meister Eckhart, también alemán  que vivió entre 1260 y 1328, para cualquiera podrían aparecer como antagónicos pero a los ojos de Fromm saltaban las semejanzas, a ambos le atribuía la capacidad de penetrar la superficie de las cosas para llegar hasta la raíz y desentrañar el significado profundo de las cosas más allá de las apariencias. (31)

Fromm consideraba que Marx seguía la senda que habían establecido Eckhart y Spinoza, a este último lo calificaba de humanista radical ateo cuya finalidad era la salvación del hombre, el logro de esa meta consistía en superar las ansias exageradas por tener y consumir, logrando la libertad e independencia. Fromm también decía que esta concepción de la salvación del hombre no estaba tan distante de lo que buscaban las religiones como el cristianismo, el judaísmo o el budismo, aunque la salvación que planteaba Marx estaba vinculada a la liberación de la enajenación.(32)

Fromm  avanzó mucho más en este sentido, al indicar que la descripción realizada por el rabino y filósofo Maimónides(1135-1204)  sobre la era mesiánica era muy parecida a la de los socialistas en cuanto a superación de la envidia, las guerras, la agresión y la abundancia de cosas para satisfacer las necesidades elementales, la diferencia se establecía en que para Maimónides esto implicaba el conocimiento de Dios mientras que para Marx  significaba la plena comprensión del mundo mediante el amor y la razón. (33)

Evidentemente esta interpretación de Fromm rompía varios moldes, presentando un Marx desconocido y contrario a la imagen que el mundo tenía de él, ambos eran audaces y con una cuota importante de utopía en sus planteos, el llamado de ellos era una convocatoria a pensar y a obrar de otra manera, de no atarse a esquemas. La revolución que planteaba Marx debía provocar un hombre nuevo en una sociedad nueva, pero donde el cambio no fuera excluyentemente económico o político sino esencialmente que hiciera más humanos a los hombres abarcando todas las esferas de su vida. Su meta no era una reforma liberal como planteaban los progresistas de clase media, incluyendo a Freud, sino un mundo nuevo como nunca había existido sobre la Tierra.

La idea mesiánica en Marx implicaba que el hombre se hacía plenamente humano porque superaba el egoísmo al relacionarse desinteresadamente con los demás, donde el obtener bienes materiales para su subsistencia no ocupa la mayor parte del tiempo, donde ha logrado independizarse de cualquier poder exterior y “cuando es rico por ser mucho y no por tener mucho”.    

Ahora ingresaremos a considerar dos puntos particularmente importantes, uno se refiere a la naturaleza humana y el otro a la religión. En cuanto al primero Fromm concedió especial consideración a este concepto que en un principio extrajo del propio Marx y continuó desarrollando con particular empeño.

El dinamismo de los seres humanos se debe a la necesidad de manifestar sus facultades en el mundo y no en el deseo de utilizar el mundo como un medio para satisfacer sus necesidades, esto sencillamente quiere decir que porque tengo ojos tengo la necesidad de mirar, porque tengo oídos tengo la necesidad de oír y porque tengo cerebro tengo la necesidad de  pensar. (34)

Marx no pretendía que el hombre se convirtiera en un Dios eso no sería otra cosa que continuar con la enajenación pero cambiando el ídolo, con el desarrollo industrial moderno ha ocurrido algo parecido a esto porque se confía que el hombre todo lo puede y se incentiva esa tendencia sin importar que ese poder implique la propia aniquilación de la Humanidad. El hombre va en camino de creerse Dios y para lograrlo se deshumaniza sacrificándose en el altar de la ciencia y el supuesto progreso que a veces no es tal, Marx no quería convertir al hombre en un nuevo ídolo sino hacerlo más humano.

Ingresemos en el tema de la religión con una amplia cita de Marx: “La religión es el suspiro de la criatura afligida, el sentimiento de un mundo insensible, así como la gracia de lo insípido. Es el opio de los pueblos, la supresión de la religión en cuanto felicidad ilusoria del pueblo es exigencia de su felicidad real. La exigencia de renunciar a los engaños sobre el propio estado es la exigencia de renunciar a un estado que necesita del engaño. La crítica de la religión es, pues, originariamente la crítica del valle de lágrimas cuya aureola es la religión. La crítica ha deshojado las flores imaginarias de la cadena, no para que el hombre lleve la cadena sin fantasía ni consuelo, sino para que arroje la cadena y coja la flor viva. La crítica de la religión desengaña al hombre para que piense, obre y ordene su realidad como hombre desengañado, entrando en razón, para que gire en torno de sí mismo, o sea, de su sol verdadero. La religión no es más que un sol ilusorio, que gira en torno del hombre mientras no es él quién gira en torno de sí mismo”.

Fromm trató de explicar la definición de la religión como opio de los pueblos, intentando mostrar una visión un tanto más mediatizada y no tan tajante como aparece en un primer momento. Señala nuestro autor que como el hombre sufre en el mundo la religión lo consuela de igual manera que el opio puede consolar a quién sufre de grandes dolores. La religión es el necesario y mejor alivio para el sufrimiento hasta tanto el hombre vuelva en sí, es decir mientras viva en un mundo de espejismos que no le permita despertar a la  realidad. En la sociedad socialista ya no necesitará de la religión porque estará plenamente despierto. (35)

Marx fue influenciado por Feuerbach para quién Dios representa los poderes específicos del hombre transferido por él mismo a un ser que se encuentra fuera de él, de tal manera que el hombre no está en contacto con sus poderes más que a través de la adoración de Dios, mientras más fuerte sea Dios, más débil será el hombre.(36)

Contrariamente a lo que muchos pudieran suponer, nos decía Fromm que la metodología de Marx no consistía en el uso de la  fuerza para llegar al poder sino en convencer a la mayor cantidad de gente, la fuerza era un último recurso que podía aplicarse a aquellas minorías privilegiadas que se resistieran al cambio que proponían las mayorías, toda su vida consistió en el intento de ganarse las mentes de los individuos por medio del conocimiento de la realidad y descartando cualquier forma de fantasía, el presupuesto de Marx en este punto era muy similar al de Freud el hombre vive de ilusiones porque son éstas las que lo alivian de la dura realidad, pero si el hombre enfrenta esas ilusiones reconociéndolas puede alcanzar ese sentido de la realidad de tal forma que ya las ilusiones dejarán de ser necesarias, la falsa conciencia debilita al hombre en tanto que la conciencia lo fortalece y le permite encarar un cambio radical de su vida.

No obstante Fromm consideraba que había un cierto punto en el cual divergían las doctrinas de Marx y Freud, mientras que para el primero la verdad, es decir la conciencia constituía una herramienta para la transformación social, para el segundo lo era pero para la transformación individual, el acto por el cual se llegaba a la toma de conciencia era el fundamento principal de la terapia psicoanalítica. (37)

Ambos, Freud y Marx, consideraban que aquello que los hombres piensan conscientemente está determinado por fuerzas que operan a sus espaldas es decir sin su pleno conocimiento, el hombre se explica a sí mismo que sus actos son racionales o morales encontrando racionalizaciones que le resultan satisfactorias, pero como actúa de acuerdo a fuerzas que no domina, lejos está de ser libre, sólo podrá obtener su libertad si toma conciencia sobre esas fuerzas y se convierte en amo de su vida en lugar de estar esclavizado por fuerzas desconocidas, la diferencia entre ellos reside en sus nociones sobre la naturaleza de esas fuerzas determinantes, mientras que para Freud eran fisiológicas como la libido o biológicas como el instinto de muerte y de vida, para Marx lo eran históricas y evolucionaban en el proceso del desarrollo socioeconómico del hombre. (38)

El humanismo era otro elemento común a ambos sistemas, ese humanismo se resolvía en la máxima que le gustaba repetir a Marx en el sentido que nada de lo humano le podía resultar ajeno, precisamente porque en un sólo hombre o mujer está representada toda la humanidad.(39)

Freud consideraba que el hombre podía vencer la represión, es decir el mecanismo por el cual el individuo evita manifestar sentimientos u opiniones contrarias a las pautas de su sociedad, sin necesidad de efectuar transformaciones en la sociedad en la cual vivía, en cambio Marx fue el primer pensador que reparó en que la realización del hombre universal y plenamente despierto únicamente puede suceder junto a cambios estructurales  que conduzcan a una organización social y económica más humana.(40)

Muchos psicólogos y sociólogos consideran que el hombre es una página en blanco en donde cada cultura puede escribir a su gusto el texto que dictaminará el resto de su vida, por el contrario tanto Marx como Freud consideran que la conducta de los hombres puede definirse como el comportamiento propio de una especie siendo por lo tanto comprensible y puede definirse en base a su carácter. Esto quiere decir que ambos reconocieron la existencia de una naturaleza del hombre que es común a todos y además que existe una característica particular que responde a un momento histórico y cultural. No resulta fácil ver esa naturaleza humana que se esconde detrás de la especificidad de cada época y cultura. 

La historia es un proceso en el cual el hombre se crea a sí mismo desarrollando las capacidades que les fueron dadas al nacer, Marx cuestionaba tanto la posición antihistórica que consideraba la naturaleza humana existe inmodificable desde el comienzo   de la historia, y la relativista que consideraba que la naturaleza humana no posee ninguna cualidad propia y no es más que el reflejo de las condiciones sociales.(41)

Escribió Marx: “La historia, ¡no hace nada, no posee riquezas colosales, no libra batallas!  Más bien es el hombre , el hombre vivo y palpitante quién realiza todo esto; ‘la historia’ no utiliza al hombre como medio para sus propósitos, como si éste fuera una persona aparte; la historia no es más que la actividad del hombre en la prosecución de sus fines”. (42)

Este rescate de Marx que Fromm realizó, fue en muchos aspectos única, presentando algunas aristas que hasta ese momento muy pocos habían reparado, se necesitaba una gran valentía intelectual para defender a Marx en los Estados Unidos, y se necesitaba una osadía a toda prueba para llegar a comparar la idea mesiánica de los profetas bíblicos con la sociedad del futuro que preveía Marx.

Esta visión le valió no pocas críticas particularmente la de abandonar una visión realista para abrazar una utopía, pero nos preguntamos si la posición de Marx no tuvo mucho de utópico también, no obstante creemos firmemente que han sido las utopías de los grandes hombres quienes hicieron avanzar a la Humanidad. Por otra parte, si vemos algunos de los resultados del “realismo socialista” creemos que no hay mucho por rescatar de esas experiencias, como tampoco del cómplice “realismo” de la socialdemocracia a la que últimamente la vimos aplicar rigurosos planes de ajustes en los países europeos.

En nuestra opinión, su visión de Marx es parcial, pero sin duda también lo era la de otros marxistas principalmente de aquellos que llegaron al poder ya sea en la órbita soviética o con la social democracia en una versión apenas un poco más benigna del capitalismo liberal. Nosotros nos quedamos con la visión de Fromm aún con sus errores.
(1) Marx y su concepto del hombre, pags. 81 y 97  
(2) Ob. Cit, pag. 80 y 81
(3) Ob. Cit, pags 18 y 19
(4) Ob. Cit., pags 44 y 45
(5) Ob. Cit., pags 49 y 50
(6) Ob. Cit., pag 72
(7) Ob. Cit., pag 24
(8) Ob. Cit., pags  13 a 16
(9) Ob. Cit, pags. 107 y 108
(10) Del Tener al ser, pag 155
(11) Marx y su concepto del hombre, pags 54, 59 y 60 
(12) Ob. Cit., pag. 61
(13) Ob. Cit. pag 68
(14) Ob. Cit., pag. 175
(15) Ob. Cit, , pags 160 y 161  
(16) Psicoanálisis de la Sociedad Contemporánea, Erich Fromm, Fondo de Cultura Económica, 2004, pags. 213 y 214
(17) Humanismo socialista, pag. 258  
(18) La patología de la normalidad, Erich Fromm , Paidós, 1994, pag 200
(19) La revolución de la esperanza. Hacia una tecnología humanizada, Erich Fromm, Fondo de Cultura Económica,1992,pag 40
(20) Psicoanálisis de la Sociedad Contemporánea, Erich Fromm, Fondo de Cultura Económica, 2004, pag 219 y 220
(21) Ob. Cit., pag 216
(22) El humanismo como utopía real, pags 187 y 188
(23) Las cadenas de la ilusión. Erich Fromm, Paidós, 2008, pags. 223 y 224
(24) Marx y su concepto del hombre,  pag 27
(25) ¿Tener  o ser?, Erich Fromm, Fondo de Cultura Económica, 1980, pags. 98 y 99   
(26) Humanismo socialista, pags 88 y 89
(27) Ob. Cit, pag. 136
(28) Ob. Cit., pags 212 y 213
(29) Ob. Cit., pag. 164 
(30) Ob. Cit., pags 236 y 237
(31) El amor a la vida, pag. 174  
(32) El humanismo como utopía real, Erich Fromm, Paidós, 2007, pags. 178 y 179   
(33) Ob. Cit, pags 182 y 183
(34) El humanismo como utopía real, pags 202 y 203
(35) Ob. Cit, pags 216 y 220
(36) Las cadenas de la ilusión. Erich Fromm, pags,  70 y 71
(37) Ob. Cit. pag 27, 28 y 29
(38) Ob. Cit., pags. 165 y 166
(39) Ob. Cit. pag 30
(40) Ob. Cit., pag 167
(41) Ob. Cit., pag 48 y 50
(42) Ob. Cit, pag 87

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