El Forjista

Empresas recuperadas por sus trabajadores

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Debería enseñarse en las escuelas de todo el país los casos de empresas recuperadas por sus trabajadores porque existen pocos ejemplos más claros de tenacidad, lucha contra la adversidad y una clara actitud solidaria; tal vez estos valores y comportamientos sociales sean más importantes para la vida de nuestros chicos que una lección de geografía o lenguaje.
Este fenómeno fue anterior a diciembre de 2001 pero tuvo su auge luego de la gran crisis que estalló en el gobierno de De La Rua.
Se consideran que actualmente existen más de 100 empresas recuperadas por sus trabajadores, en la Capital Federal se estima que hay unas 20 empresas, la mayoría son pequeñas empresas que no llegaban a los 50 trabajadores.
La localización de estas empresas alcanza a todo el país si bien el grueso de ellas están ubicadas en el Gran Buenos Aires.
Hay varias empresas recuperadas que pertenecen a la industria gráfica, pero también las hay textiles, metalúrgicas, alimenticias, y hasta existe un hotel en esa situación.
Existe el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER) que las agrupa y que ha tratado de que exista la legislación adecuada para estos emprendimientos, además de dar apoyo a los nuevos proyectos que puedan surgir. También se puede mencionar a la Asociación Nacional de Trabajadores Autogestionados (ANTA) la cual adhiere a la CTA, ambas organizaciones participaron en junio de 2009 del II Encuentro Latinoamericano de Empresas Recuperadas por los Trabajadores que se realizó en Caracas.
Tal vez el caso que más repercusión tuvo fue el de la Empresa Cerámicas Zanón de Neuquén en donde ante el lockout patronal los trabajadores apoyados por el sindicato de ceramistas ocuparon la planta y asumieron las responsabilidades propias de la actividad productiva medida que luego fue avalada por la justicia de esa provincia.
Para festejar su triunfo los obreros de Zanón estamparon poemas en las cerámicas, algunos correspondieron al poeta Juan Gelman que dijo al ver ese trabajo “La poesía de la vida puede ser más grande que la poesía del papel” .
El Hotel Bauen es otro caso donde el vaciamiento producido por la empresa ha provocado la reacción de los trabajadores que desde 2001 mantienen al hotel en funcionamiento, pero los antiguos dueños intentaron reiteradamente volver a controlar la empresa, con la ayuda de algunos políticos liberales, hubo amenazas de desalojo pero los trabajadores resistieron. En el Bauen trabajan 150 personas en forma de cooperativa.
Actualmente la cooperativa de Trabajadores de Arrufat Vivise ocupa la planta de la fábrica de chocolates desde enero de 2009, debieron enfrentar varios inconvenientes como la falta de corriente eléctrica, pero para las últimas Pascuas contrataron un generador y pusieron a la venta 1500 kilos de chocolate que les permitió cancelar parte de las deudas.
El triunfo en la conformación de estas empresas ha hecho saltar por los aires varios de los mitos sobre los cuales los fanáticos partidarios de este capitalismo inhumano han tratado de confundirnos de hace mucho tiempo.
Una de esas mentiras habituales es que sin patrones no puede haber empresa, al menos empresas que funcionen adecuadamente, estos ejemplos en las empresas recuperadas han mostrado que han sido los propios patrones y las condiciones políticas impuestas por el neoliberalismo los responsables del descalabro económico que llevó a la quiebra o vaciamiento de las empresas, pero los trabajadores con su esfuerzo pudieron revertir esa situación y desarrollar emprendimientos eficientes.
Han sido los trabajadores quienes debieron luchar casi en soledad para poder mantener la fuente de trabajo, ante la ausencia del Estado y la muy escasa participación de los sindicatos, cabe mencionar las honrosas excepciones de la UOM de Quilmes y los ceramistas de Neuquén.
Además debieron enfrentar artilugios legales que no querían reconocer el derecho de los trabajadores, hasta tuvieron que enfrentar intentos de los anteriores dueños que al ver que el esfuerzo de los trabajadores daba sus resultados quisieron volver a tomar dominio de su empresa a la que llevaron a la ruina.
Otra enseñanza extraordinaria consistió en que ante una crisis este grupo de trabajadores rechazó la salida individual, el “sálvese quién pueda”, para buscar un camino solidario que diera una respuesta al conjunto. Durante la década del 90 se nos quiso imponer un modelo que inculcaba la salida individual y que aquellos que por fortuna no fueran afectados debían seguir su camino sin detenerse a recoger a los heridos, pues estos trabajadores tuvieron la conciencia de no escuchar esta campana que tanto influenció y afectó a la clase media que por lo general opta por las soluciones individualistas.
Pero aún hay algo mucho más importante que es la autogestión de los trabajadores en la administración de las empresas, que no es otra cosa que la democracia llevada a un lugar casi virgen como lo son las empresas donde impera el patrón y sus gerentes.
Una falencia de nuestra democracia y a la que los sindicatos no prestan suficiente atención es que las prácticas democráticas nunca pueden transponer las puertas de las empresas.
Los empresarios por lo general prefieren contratar gerentes dispuestos a ejercer presión sobre sus empleados para que su esfuerzo sea mucho mayor al que por ley le corresponde y de esa forma intentan imponer la sumisión de los trabajadores para que no reclamen por el cumplimiento de la ley o la sindicalización.
Pues esta situación no se repite en las empresas recuperadas donde sus trabajadores se han dado una organización donde todos pueden opinar y de esa manera permiten que surjan las mejores prácticas para el desarrollo de la empresa.
Los trabajadores de estas empresas nos han dado un ejemplo de lucha, resistencia y esperanza para afrontar las crisis del presente y conducirnos a un futuro más venturoso forjado con espíritu solidario y democrático.

Volver a la Página Principal