El Forjista

El control de los medios de comunicación

Noam Chomsky

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Este artículo es producto de una conferencia realizada por Noam Chomsky bajo el título “El Control de los medios de comunicación”, donde se señala con total claridad cómo actúan los medios en los Estados Unidos, muchos de los cuales se vanaglorian de la supuesta libertad de expresión existente en aquel país.

Así como Arturo Jauretche desnudó la función de los diarios en nuestro país como transmisores del pensamiento y valores de la oligarquía y sus socios extranjeros, Noam Chomsky ha puesto al descubierto el papel de los medios de comunicación en los Estados Unidos, alguna de cuyas conclusiones son aplicables a nuestro país.

Los grandes grupos empresariales asociados a los sucesivos gobiernos controlan estos medios para evitar que el común de la gente pueda decidir por sí misma el rumbo de sus vidas, en una supuesta democracia como la de los Estados Unidos ese control es indispensable porque no se puede, en teoría, recurrir a la represión directa como ocurriría en una dictadura.

Según Chomsky la primera operación moderna de propaganda desarrollada por un gobierno la realizó el presidente Woodrow Wilson, quién asumió en 1916 con un programa pacifista, Wilson cambió de idea a poco de asumir y por lo tanto debió convencer al pueblo norteamericano de las ventajas de la guerra.

Ese presidente decidió la conformación de la Comisión Creel que tenía por finalidad realizar la propaganda del gobierno, en seis meses logró revertir la opinión mayoritariamente pacifista por otra belicista.

Aprovechando ese gran logro se continuó luego de la guerra con el fantasma del comunismo, que de paso fue aprovechado por los capitalistas para limitar el sindicalismo obrero, por lo cuál el poder financiero e industrial prestó un gran apoyo a esa campaña de propaganda.

Pero paradójicamente quienes confeccionaron estas campañas del gobierno norteamericano eran intelectuales supuestamente “progresistas” que al sentirse superiores al común de la gente se creían con el derecho de pensar por ellos. Esta “intelligentzia” inventaba las supuestas barbaridades realizadas por los enemigos, los alemanes primero y los rusos luego.

Chomsky nos hace conocer el pensamiento de un teórico liberal y periodista, Walter Lippmann, quién participó activamente en comisiones de propaganda y que sostenía la necesidad de “fabricar consenso”, esto era imponer en la población ciertas ideas que en principio no resultaban aceptables.

Estos teóricos de la manipulación de la democracia defendían la idea que sólo unos pocos podían captar cuales eran los intereses de una sociedad, esa elite estaba constituida por cierta intelectualidad. Chomsky señala con acierto que esta teoría desarrollada por lo liberales coincidía sorprendentemente con la idea leninista de la vanguardia revolucionaria.

En esta concepción existen dos clases de personas, aquellas cuya misión es gobernar y pensar, y el resto que constituye el rebaño, cuya función es ser meros espectadores, a los que de vez en cuando debe permitírseles la ilusión de que participan en elecciones, que como en los Estados Unidos, pueden elegir entre dos opciones idénticas.

Por supuesto que estos intelectuales no hacen otra cosa que servir a los reales dueños del poder, para lograr acceder a ese destacado lugar hay que ser obediente, endulzarle el oído a los poderosos y de esa forma podrán ocupar los puestos ejecutivos.

En nuestro país tenemos muchos ejemplos de periodistas que han hecho sus carreras diciendo aquello que los dueños de país quieren escuchar: Neustad, Grondona, Hadad, Longobardi, son ejemplos claros de cómo defendiendo a los grupos económicos nacionales y a las multinacionales se puede hacer carrera, incluso llegar a ser dueño de un medio de comunicación.

Estados Unidos tuvo épocas en que los trabajadores pudieron avanzar y hacer valer sus derechos, esto provocó la preocupación de los empresarios y sus políticos a sueldo, pues si los trabajadores y las clases bajas tomaban conciencia de su poder mediante su organización, podían provocar un cuestionamiento del orden impuesto por los grandes capitalistas, con la consecuencia que los ciudadanos reclamaran mayor cantidad de derechos y un reparto más justo de las ganancias.

Los empresarios se aseguraron que los obreros no volvieran a tener nuevos triunfos en el parlamento, para eso gastaron enormes sumas de dinero en lo que se conoció como la industria de las relaciones públicas. Así nos cuenta Chomsky que en 1937 ante una importante huelga en el sector del acero, los empresarios mediante instrumentos muy sutiles de propaganda presentaron a los huelguistas como contrarios al interés común, se presentó a los huelguistas como enemigos de las amas de casa, los otros trabajadores, y no sólo de los empresarios. Este mecanismo propagandístico le dio mucho resultado a los grandes capitalistas

Volviendo a nuestro país, digamos que este es un recurso muy utilizado por la prensa, los gobiernos y obviamente los empresarios, no sólo contra los trabajadores en huelga, sino también contra los piqueteros. Es notorio el interés de algunas radios y periódicos de la Capital Federal para que los gobiernos repriman a los piqueteros.

Es importante destacar el papel que juegan ciertos profesionales e intelectuales que realizan este tipo de trabajo al servicio de los dueños de la democracia, mientras que al resto de la población, su inmensa mayoría, se la trata de mantener al margen de las decisiones, mirando televisión y digiriendo el mensaje que lo importante en la vida es consumir más y vivir de acuerdo al modelo de familia que nos muestran las propagandas.

Los medios de comunicación que se encuadran dentro de la política definida por Chomsky, tienen dos claros objetivos, por un lado mantener a los ciudadanos alejados de los temas importantes y por el otro influenciar al pueblo en las políticas que interesan a los que controlan los resortes principales de la economía.

En la Argentina existen mecanismos de adormecimiento y estupidización que logran cierto efecto, tal el caso del proceso de tinellización y la prédica de las revistas Gente o Caras. Sin embargo está claro, que desde diciembre de 2001 muy poca gente confía de los mensajes que provienen de los medios de comunicación, aunque ciertas campañas desplegadas por Radio 10 y otros medios de la misma calaña, tienen cierto efecto en sectores de la clase media porteña, en cuanto a los pedidos de mano dura y represión de huelguistas y piqueteros, además del desprecio que se evidencia contra inmigrantes y pobres en general.

Pero en los Estados Unidos estas campañas tienen particular importancia a partir de la necesidad del Imperio de mantenerse en permanente estado bélico con su política de agresión de países débiles. Para mantener esta industria guerrera es imprescindible de convencer a la población de que su país está en peligro. En ambas Guerras del Golfo vimos, casi a la totalidad de los medios de comunicación norteamericanos apoyando y alentado a su gobierno en las aventuras belicistas.

Por supuesto como bien dice Chomsky, el primer estímulo para que el pueblo acepte mansamente la política imperial norteamericana es la apelación constante al miedo, pero ni el mismo Chomsky seguramente pudo prever que después de los atentados a las Torres Gemelas, este artículo fue escrito anteriormente, el gobierno apelara tan sistemáticamente al terror para imponer sus políticas de intervención armada, incluso desconociendo derechos constitucionales, espiando a los ciudadanos comunes con métodos propios de Goebells.

Es imprescindible mantener alejados a los ciudadanos comunes de los asuntos públicos porque de lo contrario, podrían hacerse incómodas preguntas sobre el elevado gasto militar, que en la mayoría de los casos beneficia a los empresarios amigos del poder que además son los que realizan generosas donaciones para las campañas electorales de ambos partidos.

Pero lamentablemente para los que detentan el poder nunca se llega a domesticar por completo al rebaño y puedo ocurrir como en la década del 60 en los Estados Unidos donde gran cantidad de jóvenes se rebelaron contra la Guerra de Vietnam. Esto provocó una gran inquietud entre los gobernantes, empresarios y los intelectuales a su servicio que idearon un contragolpe para volver a colocar todo en su lugar.

Un intelectual partidario de Ronald Reagan, llamado Norman Podhoretz habló de “las inhibiciones enfermizas respecto al uso de la fuerza militar”, o sea los que estaban enfermos eran aquellos que se negaban a la utilización del conflicto militar como único mecanismo para la solución de diferencias entre los países.

Otro aspecto muy importante señalado por Chomsky es el relacionado a la necesidad que tienen los que detentan el poder en los Estados Unidos de falsificar la historia, de esa manera cuando atacan a un indefenso país, lo que están haciendo es nada más que defenderse de enemigos a los que la prensa norteamericana se encargará de retratar como capaces de realizar las mayores barbaridades.

Desde Vietnam en adelante debieron realizar un gran esfuerzo para reconstruir la historia, debido a que en aquél tiempo mucha gente llegó a comprender con claridad lo que estaba ocurriendo, por eso se hizo necesario replantear la historia y mostrar que los Estados Unidos al bombardear Vietnam en realidad lo hacían para defender a los mismos vietnamitas. Por eso Chomsky afirma con total razón: “El cuadro del mundo que se presenta a la gente no tiene la más mínima relación con la realidad, ya que la verdad sobre cada asunto queda enterrada bajo montañas de mentiras”.

Cuando se señalaba esto aún no había gobernado Bush (hijo), que le dio mayor validez a la afirmación de Chomsky, no obstante de a poco se están desenterrando las mentiras del imperio de Bush en la destrucción de Afganistán e Irak.

Como la política de conservadores del tipo Ronald Reagan , y George Bush padre e hijo, implica el crecimiento de la pobreza en los Estados Unidos, la reducción de la inversión en cultura y educación, todo a favor de la grandes corporaciones, es indispensable desviar la atención del rebaño para que no se percate de lo que está sucediendo y se le ocurra reclamar, por eso se necesitan las telenovelas, el deporte a toda hora y que los medios de comunicación se ocupen de incentivar el miedo a supuesto o reales enemigos, de igual manera que Hitler difundió entre los alemanes el miedo a los judíos y gitanos.

Por suerte existen intelectuales como Noam Chomsky que se ha sabido ganar el respeto de mucha gente que cree en lo él dice, antes que en lo que afirman los gobernantes. Por suerte en nuestro país la gente se ha vuelto mucho más desconfiada de lo que señalan los medios de comunicación. Por suerte existen medios alternativos en la radio, revistas o internet que pueden mostrar la realidad que los grandes medios ocultan o distorsionan, y que siguen pensando junto a Chomsky que : “arruinar la fiesta de los poderosos y de los privilegiados eso es maravilloso”.             

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