El Forjista

Curso urgente de política para gente decente

Juan Carlos Monedero

El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de vida, el precio de las alubias, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos, que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales” Bertold Brecht

 

Juan Carlos Monedero el autor de este libro es un madrileño, profesor universitario, ensayista y miembro del partido Podemos, según nuestra opinión es uno de los intelectuales rebeldes más importantes del siglo XXI, llamamos rebeldes a aquellos que se han dedicado a estudiar y reflejar las consecuencias nefastas del neoliberalismo en los pueblos y además forman parte de una generación de analistas europeos que han dejado de lado el eurocentrismo que caracterizaba a ciertos intelectuales para comprender perfectamente el avance que significaron los gobiernos progresistas en América Latina, y por esa osadía han sido acusados por sus adversarios políticos de “chavistas” o “populistas”.

Este libro, “Curso urgente de política para gente decente”, fue editado en 2013 y para su mejor comprensión haremos mención a ciertos sucesos ocurridos en España para entender mejor el contexto en el cual fue escrito.

El 15 de mayo de 2011, mencionado como el 15M, se produjo en España una rebelión popular que fue conocido como el movimiento de los indignados en protesta contra el bipartidismo que constituían el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) que se turnaban en el poder para implementar la misma política económica sustentada en los principios del neoliberalismo y que por lo tanto condenaban a la mayoría de los españoles a la desocupación y a una acelerada pérdida del nivel de vida.

Podemos fue la consecuencia de esa rebelión popular, constituyéndose como partido político en enero de 2014, su aparición también significaba un cuestionamiento a la vieja izquierda agrupada en Izquierda Unida y conformada por los partidos Comunista e Izquierda Republicana.

Ahora sí abordemos este libro del cual resaltaremos dos o tres cuestiones que nos parecen auténticos aciertos y que deberían ser tomados en cuenta para la lucha que nuestros pueblos latinoamericanos deben emprender para reencontrar el camino hacia la liberación.

Quienes conformaron esa protesta de los indignados obviamente era gente que estaba harta y que muy fácilmente podrían haberse dejado ganar por la consigna que se escuchó en Argentina en el 2001 y 2002 con el “que se vayan todos”, sin embargo, luego de casi tres años de protestas constantes sus más lúcidos integrantes llegaron a la conclusión que la solución pasaba por la política y terminaron constituyendo una herramienta como fue Podemos.

Cuando muchas veces la rebeldía conlleva al callejón sin salida de la antipolítica, que además siempre termina siendo funcional a quienes detentan el poder, a los que resulta muy beneficioso seguir ganando elecciones para imbuirse de un baño de supuesta democracia que termine legitimando el saqueo.

En este libro se explicita de manera inequívoca que para los pueblos no existe otro camino que abrazar la política, pero obviamente, con un programa muy diferente al que pretenden imponer las minorías privilegiadas.

Atendamos lo que Monedero tiene para decirnos: “Sin política somos un ave migrando solitaria sin la referencia de las demás. La política es nuestra autoayuda colectiva. El nosotros de nuestro yo”.

Pero esta política debe indisolublemente estar unida a una ideología que debe considerar a la solidaridad como principal ingrediente: “La honestidad compartida, intuitiva, de quien alguna vez se ha sentido humillado, de quien conoce que hay una corriente de solidaridad entre los humildes, ese diálogo con las cosas que son más grande que uno, por encima de las decisiones sin argumentar de los poderosos. Por eso, sobre todo por eso necesitamos la política. Ese lugar donde vamos a decidir cuanta desigualdad estamos dispuestos a soportar. Cuanto dolor estamos dispuestos a ver y cuanto dolor estamos dispuestos a padecer. Porque, tarde o temprano, terminamos poniendo límites a las desigualdades. Los poderosos lo saben. Y les aterra”.

Pero de la política que necesitan los pueblos con hambre de justicia es de aquella que no se toma vacaciones después de haber votado y deja en manos de nuestros representantes, los que muchas veces mienten descaradamente en las campañas electorales, las principales decisiones.

Escudados en un artículo de nuestra Constitución que señala que el pueblo no gobierna si no es mediante sus representantes, éstos muchas veces hacen exactamente lo contrario por lo cual se lo votó, se los elige para que sean opositores y terminan haciendo todo lo que el oficialismo les ordena. O al revés, se los vota para ser el vicepresidente del oficialismo y se transforman en los líderes de la oposición.

Por eso es importante dejar en claro a que nos referimos cuando reivindicamos la política, así se expresa en el libro: “Política también para garantizar lo importante, para que nadie nos trastoque la jerarquía de nuestros deseos y nuestras necesidades, para no ser marionetas despintadas y con los hilos rotos”.

Por eso: “Recuperar la política es decirle al Estado y al mercado que nos devuelvan el control sobre nuestros vínculos y sobre nuestras decisiones. Lo más decente de la vida siempre es con otros”.

La política que necesitan los pueblos es aquella que permite ganar derechos y no perderlos, como ocurre con el neoliberalismo que provoca un empobrecimiento generalizado a través de la pérdida del empleo y la precarización laboral, con un constante reclamo empresario a los gobiernos predispuestos a escucharlos y obedecerlos reclamando la necesidad de arrasar los derechos de los trabajadores mediante la denominada “flexibilización laboral” lo que conduce inexorablemente a una precarización que en la Argentina está adoptando la forma de miles de jóvenes en bicicleta o motos repartiendo comidas a la clase media y alta que todavía está en condiciones de consumir.

Juan Carlos Monedero refleja a la perfección el carácter deshumanizante de este flagelo: “El precario carece de seguridad para emplearse, para mantener el empleo, para hacer carrera, no posee garantías, ni seguridad en el puesto de trabajo y tampoco para reproducir sus habilidades e ir mejorándolas. Sus ingresos son tan menguados que pierde la seguridad para acceder a una vivienda, a sanidad, a educación”.

Este es el “empleo de calidad” que pretendía Macri en la Argentina o el Partido Popular en España, pero tal vez la principal búsqueda de estos representantes del liberalismo antiobrero sea lograr romper la solidaridad entre los trabajadores para poder incrementar el grado de explotación y sus niveles de ganancia.

Así lo explica el autor: “La solidaridad entre los precarios es débil, pues no existe el lugar permanente de encuentro que constituía la fábrica o la oficina. La sensación del precario es de estar siendo constantemente maltratado”.

La derecha que promueve el neoliberalismo conforma un tipo particular de persona, Monedero ha tratado de captar las características y el comportamiento de quienes adhieren a esa ideología.

Una persona de derecha tiene un comportamiento egoísta en su vida cotidiana, cuando es beneficiaria de algún privilegio, ya sea por herencia o por haberlo ganado, lo considera justo y natural, repite que nadie les ha regalado nada, aunque sea una una burda mentira, intenta imponer a los demás sus patrones de conducta, no siente ningún tipo de empatía hacia los demás, lo diga o no, se siente superior a otras personas, le disgusta que haya otros adquieran los beneficios de los que él goza. Esta actitud es más visible cuando la sociedad es más desigual.

Precisamente por creerse superiores, por lo general dictaminan que todos los que intervienen en política son corruptos, aun cuando ellos tengan sus cuentas en el extranjero y no las declaren, siempre cuestionan el comportamiento de las masas, principalmente cuando adhieren a un líder, aún cuando ellas mismas, cada tanto se dejen deslumbrar por algún liderazgo.

Estas personas dan especial importancia al orden por eso aplauden cada vez que un gobierno recurre a la represión, para el deleite de ellos ahora en Argentina tienen a comunicadores fascistas y machistas encargados de reclamar represión, alentar el gatillo fácil y difamar a todos aquellos que salen a la calle a reclamar por sus derechos.

Otro aporte de este libro es el cuestionamiento al centrismo, a los argentinos nos surge enseguida la idea de aquellos que proponían transitar por la “ancha avenida del medio” que resultó ser un pasaje antes que una avenida pero que aún sigue captando voluntades.

Monedero nos dice que ser de centro significa negarse a radicalizar cualquier conflicto, rebajando intensidad a la confrontación, cuando la política es precisamente la administración del conflicto: “Para ser de centro tienes que entender – y comprender e, incluso apoyar- las razones de la parte poderosa del conflicto”.

Ser compresivo con los poderosos es la razón primera del centrismo: “El centrismo es un paso más en la despolitización de la política, otra palada en la tumba cavada con la pretensión de enterrar los asuntos políticos bajo soluciones presuntamente técnicas”.

Y clarifica aún más cuando señala: “El centro es el lugar de los que no quieren problemas y, otra vez con la tentación de la inocencia, quieren aparecer mejores de lo que son. El centro es una manera cómoda de no tomar partido o, en el caso de que se tome, de hacerlo sin mucha fuerza y convicción, el centro parece un sitio de justicia y, sin embargo, se convierte en un vergonzante espacio de apoyo a los verdugos. Cuando hay víctimas no puede haber negociación ni comprensión hacia el poderoso”.

En este libro Juan Carlos Monedero aborda la pregunta más importante de la ciencia política ¿Por qué obedecemos?. Por qué a lo largo de casi toda la historia de la Humanidad y también en nuestro país los menos han podido gobernar sobre los más, incluso con la novedad en nuestro país es que ahora lo hemos permitido de manera voluntaria, antes recurrían a las dictaduras cívico-militares pero ahora caímos solitos sin ninguna violencia, salvo la que imponen los medios de comunicación.

La obediencia es fundamental para que la minoría imponga su voluntad a la mayoría, no alcanza sólo con la fuerza es importante también el consentimiento, para que haya un Estado debe haber algún pacto, el lema sería “te protejo y por lo tanto estas obligado a obedecerme”.

El Estado es la herramienta más perfecta de conseguir obediencia, el autor nos dice que hay cuatro elementos que son la razón por la cual obedecemos: obviamente la primera es la coacción, es decir la amenaza constante de castigarnos, pero también está la creencia en la legitimidad del poder, puede ser por un orden que viene del pasado como la monarquía, porque existe un liderazgo de tipo carismático o simplemente porque fue elegido por el voto de los ciudadanos.

El otro componente para que obedezcamos es hacernos creer que existe un criterio amplio con el cual se reparten los bienes entre los integrantes de una sociedad y que existe una amplia inclusión ciudadana, esto implica generar esperanzas entre la población, así como algún día podríamos ganar la lotería, también podríamos hacernos ricos trabajando o llegar a ser famosos. Existen programas y revistas destinados a mostrarnos casas espectaculares y crear alguna expectativa a que un golpe de suerte nos permita acceder a algo similar.

El último elemento para lograr la docilidad ciudadana consiste en eliminar cualquier alternativa, es así como vemos que tanto en los Estados Unidos y en Europa existe el bipartidismo turnándose en el gobierno sin que eso le modifique en nada la vida de la gente. Le dicen a la población que pueden elegir entre dos opciones iguales y después no tienen ningún derecho a quejarse porque quién gobierna es el que la población eligió.

En América Latina son los Movimientos Nacionales y Populares los que rompen la hegemonía de los poderosos, haciendo que estos entren en pánico y acusen a esos movimientos de romper la armonía en la sociedad. Por eso es que algunos mercenarios nos quisieron hacernos creer que la grieta sólo existe cuando gobierna el peronismo.

Es cuando gobiernan esos movimientos que se produce una mejora sustancial del nivel de vida de los trabajadores y jubilados, precisamente por lo que explica brillantemente Monedero: “Sólo cuando el poder ha tenido miedo ha tratado con respeto a los trabajadores, a los subalternos, a los de abajo. Así ha sido en la historia. Cuando el miedo cambia de bando, la democracia tiene una oportunidad. Pero el miedo de los poderosos puede también transformarse en una contrarrevolución”.

Exactamente es la contrarrevolución que estamos padeciendo los argentinos y otros hermanos en Latinoamérica con gobiernos que buscan desalentar la participación ciudadana y liberar al Estado de su responsabilidad redistributiva para convertirlo en un instrumento del saqueo a la población más humilde

En este proceso contrarrevolucionario han jugado un papel fundamental los medios de comunicación que son “los responsables de llevar a las sociedades a la automutilación”.

Monedero nos deja varias ideas para desarrollar y convertir en acción, algo fundamental es que “La lucha contra la desigualdad es el principal sentido de la historia”

Y concluye con algunas ideas fuerza que debería incluirse en cualquier proyecto liberador comenzando por establecer una metodología interna que no sea autoritaria y promueva la participación ciudadana, el partido Podemos ha desarrollado alguna metodología que muy bien podrían considerarse en nuestra militancia cotidiana.

Obviamente es imprescindible asumir un claro cuestionamiento al capitalismo y en particular a su forma más dañina que es el neoliberalismo, además de promover el internacionalismo, el antirracismo, el feminismo y la ecología.

Y queremos concluir nuestro comentario con el siguiente párrafo de este magnífico libro: “Apagad la televisión, leed algo, o leed más, desconfiad de quienes os quieren entretenidos y no haciendo preguntas. Cuestionaos, si no habrá gente aprovechándose de vuestra renuncia a la política. Mirad como enemigos a los que os quieren alineados con latigazos de falsa felicidad y con proyectos sin médula”.

Volver a la Página Principal