El Forjista

Biografía del general San Martín

 

Capítulo 8 - El proyecto libertador

 

Luego del esfuerzo realizado para reorganizar el Ejército del Norte que se encontraba desbastado, cayó enfermo, empezó a vomitar sangre y tuvo fuertes dolores de pecho.

Los médicos diagnosticaron hematemesis (vómitos procedentes del aparato digestivo), además se sumaba al reumatismo (dolor e inflamación de las articulaciones), dispepsia (trastorno de la digestión con náuseas, dolor y ardor) y disnea (dificultad respiratoria).

Ante tal panorama pidió licencia por razones de salud, el 27 de abril de 1814 delega el mando en el coronel Francisco Fernández de la Cruz.

Permanece en Tucumán hasta el 19 de mayo donde esperó que se le autorizara la licencia, luego viaja a Córdoba permaneciendo tres días en La Calera, en la hacienda que pertenecía al doctor José Norberto Allende.

Luego se quedó en una estancia que pertenecía a Eduardo Pérez Bulnes en Saldán a 18 km de la ciudad de Córdoba en el camino que conduce a Cosquín.

En tanto en Buenos Aires la camarilla gobernante apela a una maniobra a los efectos de promocionar la figura de Alvear, el general Rondeau que comandaba el bloqueo contra Montevideo ciudad que estaba a punto de caer en manos de las tropas patriotas, fue reemplazado por Alvear y enviado a hacerse cargo del Ejército de Norte, esta maniobra fue consumada a los efectos de sumar prestigio a la figura de Alvear que recordamos era el sobrino del director supremo Posadas.

Rondeau cuenta en sus memorias lo siguiente: “En mi primera entrevista con el Director Supremo del Estado Don Gervasio de Posadas, tío del general Alvear que tuvo lugar en el momento de haber pisado el muelle de Buenos Aires, después de los cumplimientos de estilo, me dijo este magistrado que mi relevo del ejercito sitiador lo había ocasionado el general San Martín que mandaba el auxiliar del Perú, manifestando no poder continuar a la cabeza de él, porque se hallaba gravemente enfermo; pero esto mismo presenta algunas observaciones que no justifican las medidas del gobierno; y si no dígase por qué el general Alvear que estaba en Buenos Aires no fue a relevar a San Martín”.

En Saldán recuperó su salud, acompañado por su amigo Tomás Guido quién escribió sobre los problemas de salud de San Martín: “A más de la dolencia casi crónica que diariamente lo mortificaba, sufría de vez en cuando de agudísimos ataques de gota. Su médico lo cuidaba con esmero, induciéndole, por desgracia a un uso desmedido de opio, a punto de que convirtiéndose esta droga, a juicio del paciente, en una condición de su existencia, cerraba el oído a las instancias de sus amigos para que abandone el narcótico- muchas veces le sustraje los pomitos que lo contenían- y se desentendía del nocivo efecto con que lenta, pero continuamente, minaba su físico”.

Felipe Pigna trascribe la opinión del destacado médico Daniel López Rosseti que indicó: “Sabemos al menos dos cosas con certeza. La primera de ellas es que el paciente presentaba dolores reumáticos frecuentes y en varias oportunidades ‘ataques’ o ‘crisis’ de dolor bien documentadas. Asimismo, dolores gastrointestinales intensos y crisis asmáticas. En segundo término, citemos que el General Mitre comentó que San Martín ‘abusaba del opio’, lo mismo que afirmaba el general Guido y el biógrafo chileno Vicuña Mackenna, quienes dejaron constancia que el Dr. Juan isidro Zapata sobremedicaba a San Martín con opio. También el Dr. Guillermo Colsberry, médico americano, indicó a San Martín opio para aliviar sus dolores”.

López Rosetti llega a la siguiente conclusión: “La capacidad de trabajo, la disciplina, la convicción, la capacidad de decisión, el sentido del deber y el liderazgo demostrado son incompatibles con la adicción a una droga. Si bien pudo por períodos extralimitarse en el uso del opio en forma de láudano de Sydenham, sostener la adición al opio es médicamente difícil de hacer. No hay elementos clínicos como para pensar que el paciente fue adicto al opio”.

Tomás Guido había formado parte de la Expedición al Norte que marchó por primera vez al Alto Perú a las órdenes de Ortiz de Ocampo, gobernador de Charcas, después de las derrotas de Belgrano regresó a Buenos Aires donde el 14 de mayo de 1814 fue designado oficial mayor de la Secretaría de Guerra. Más adelante fue ministro de Juan Manuel de Rosas lo que significó que la historiografía liberal intentara ocultar los destacados servicios que cumplió con el país.

Carlos Guido Spano hijo de Tomás Guido escribió en 1882: “Juan María Gutiérrez, Domínguez, López, Mitre, todos miembros apasionados de un partido político al que el general Guido fue adverso, o han desconocido sus servicios, o los han indignamente rebajado al nivel de sus antipatías y de sus inveteradas previsiones”.

Y además explicaba que: “El señor Mitre nada ha visto. Con ser tan investigador, tan minucioso, tan instruido, ha pasado por alto aquel antecedente imprescindible para explicar la causa del repentino abandono de la campaña resuelta para vengar los desastres de Vilcapugio, Ayohuma y Sipe Sipe, prefiriéndole ir a buscar a Chile al enemigo común, batirlo allí reconquistando el reino y emprender luego el arrojar al mar vetusto y blasonado armazón de los donantes de Lima”.

Efectivamente la historia liberal que tuvo a Mitre como su mayor exponente ha ocultado a muchos patriotas a la vez que ensalzaba a otros personajes que han sido defensores de intereses foráneos y que sin embargo han sido ubicados en el bronce de nuestra historia.

Estando en Córdoba, San Martín y Guido comenzaron a diseñar el plan para liberar a las naciones bajo el dominio español, el libertador en los pocos meses que estuvo en Tucumán y luego de conversar con los oficiales que incursionaron en el Alto Perú, entre ellos Belgrano, se convenció que para vencer a los realistas había que atacar a su centro de poder que se encontraba en Lima, ahí se organizaban los ejércitos que derrotaron una y otra vez las expediciones patriotas que ingresaban al Alto Perú.

Enrique Paillardelle había nacido en Francia, se nacionalizó español y en 1805 se trasladó al Perú junto a sus hermanos, cuando estalló la revolución adhirió a la causa americana, y lideró una revolución en Tacna en 1813, se sumó al Ejercito del Norte comandado por Belgrano, luego de las derrotas de Ayohuma y Vilcapugio quedó convencido que a los realistas había que derrotarlos en Lima a través de Chile, cuando San Martín estuvo al frente del Ejercito del Norte, Paillardelle le hizo llegar la idea.

Tanto San Martín como Guido se entusiasmaron con ese proyecto y comenzaron a bajarlo a detalle aprovechando la tranquilidad que podían disfrutar en Córdoba, en 1816 será Guido quién presente el plan al Directorio, para lo cual era necesario organizar un ejército en Mendoza.

San Martín pidió su relevo del Ejército del Norte y su envío a Mendoza como gobernador de Cuyo, que era el paso previo para batir a los realistas en América.

Ir al capítulo siguiente

Volver al índice